Tras alcanzar este año su tercera mayoría absoluta consecutiva, Esperanza Aguirre ha venido manifestándose como la heroína de una derecha poco reconocida en el conservadurismo y definitivamente entregada al liberalismo. Ha sido ella quien hace apenas unos días ponía en solfa a la enseñanza pública en nombre de la libertad y es ella de nuevo quien recurre a la libertad para ensayar en Madrid lo que sin duda será norma a nivel nacional cuando Rajoy sea entronizado: la liberalización de los horarios comerciales. Liberar para esclavizar ¿Contradicción? No para la lógica liberal. Lo explicamos.
Liberalizar los horarios comerciales empobrece la vida de los trabajadores del sector servicios. Las empresas no contratan a más gente, como nos argumentaron los impulsores de los nuevos contratos basura, sino que estiran hasta los límites los contratos en vigor de sus empleados. Y estos empleados no tienen” libertad de horarios” para llevar a los niños a la guardería, hacer la compra o limpiar la casa.
Liberalizar los horarios comerciales impone a mentalidades adocenadas como la española de hogaño el consumo como ocio perezoso a fin de acrecentar su endeudamiento y sellar los grilletes de su dependencia en relación de los bancos. Una fórmula repetida hasta la saciedad en España desde el tardofranquismo que a pesar de las lecciones de estos años, volverá a reeditarse. El español precisa de construcciones espirituales más ambiciosas para poder salir de esta crisis, que además de económica es sobre todo moral, no lo olvidemos.
Liberalizar horarios comerciales desvela coordenadas del programa del PP que tanto porfían los de Génova por ocultarnos. Ahora, la enésima inmersión en una sociedad de consumo a un crédito encarecido por los bancos y tutelada por las grandes superficies. Mañana, más empleo basura, inyección de dinero para bancos y grandes empresas, paulatina privatización de la educación y la sanidad, puesta en almoneda de las empresas públicas rentables, política internacional timorata y desde luego, no derogar ni una sola de las leyes del zapaterismo encaminadas a desfigurar la naturaleza de nuestra patria.
La libertad de horarios comerciales impulsada por Esperanza Aguirre supone, en definitiva, socavar la suficiencia del comercio tradicional y los negocios minoristas en beneficio de las grandes superficies.
Nuestra propuesta es sencilla: recuperemos el provecho del tiempo y el valor de las cosas auténticas. Los falangistas, siempre por la vida.
Fuente: Web de FE-JONS (www.falange.es)
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