El Club de la Lucha es sin duda alguna una de mis películas favoritas. Considerada obra de culto, y no es para menos, está basada en la novela homónima de Chuck Palahniuk y fue dirigida por el sobresaliente David Fincher, que puede presumir de tener en su haber otras obras maestras como Seven o The Game, y protagonizada por Edward Norton, Brad Pitt y Helena Bonham Carter.
La película para mí es algo más que una alegoría a Jekyll y Mr. Hyde, personajes creados por Robert Luis Stevenson. Es algo más, representa una de las enfermedades más comunes entre los rebeldes de comienzos del siglo XXI… y de finales del XX. Por un lado la pasividad, el cumplir con un trabajo, unos horarios, lamer culos a los jefes… pero por el otro, esa parte reprimida que quiere explotar, que quiere mandar todo a la mierda, que sabe que nos estamos haciendo daño tal como mantenemos el mundo, aquella parte que ha descubierto que el bien y el mal son parámetros demasiado humanos y decide autodestruirse y destruir, crear e innovar, para situarse por encima de todo y decir de una vez: Yo soy el AMO, yo soy el que manda. El reprimir la bestia, aquello que nos hace hombres, aquello que nos dice sin moralinas lo que es bueno y justo, es la que fermenta la enfermedad, el virus del conformismo.
El Club de la Lucha representa la Revolución Pendiente, esa revolución que mi generación debería empezar ¡ya!, esa revolución que acabaría con los magnates, los rascacielos, las falsas morales, las grandes fortunas, los abusos… Y para ello usemos la violencia y la lucha sin miedo como expresiones nihilistas de un mundo sin sentido cubierto de sudor, sangre, saliva y algún diente suelto, la violencia como forma de superación, como acto de amar y de amarse.
Pero esa Revolución Pendiente deberá esperar, hoy los jóvenes cebados a buen comer, sin ganas de sufrir por amor a sí mismos, sin ganas de pelear por nada... ¡cómo vamos a luchar si no sabemos siquiera encajar nuestro propio dolor físico! Y es más, cómo vamos a luchar si todo se ve correcto, si se piensa que todo es por nuestro bien.
¡Ya basta!, ¡qué empiece de una vez la Revolución Pendiente, una revolución de verdad que deje en ridículo a los "hipposos" y progres del 68, esa falsa revolución! Si alguien se me acerca y me dice que le pegue un buen puñetazo, le responderé: TE QUIERO.
martes, 4 de enero de 2011
Tags
# Daniel Aragón
About Anónimo
Templatesyard is a blogger resources site is a provider of high quality blogger template with premium looking layout and robust design. The main mission of templatesyard is to provide the best quality blogger templates which are professionally designed and perfectlly seo optimized to deliver best result for your blog.
Daniel Aragón
Sección:
Daniel Aragón
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
© 2011 La Nación Digital /La Nación Digital y la administración se reservan los derechos de opinión y no tienen por que coincidir ni se responsabilizan de las opiniones vertidas por los colaboradores y/o visitantes en el interior de la web. A su vez se reservan los derechos para colaborar con las autoridades en caso de infracción de cualquier artículo del código penal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario