El PSOE buscará nuevos caladeros de votos en las elecciones de mayo. - La Nación Digital

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domingo, 2 de enero de 2011

El PSOE buscará nuevos caladeros de votos en las elecciones de mayo.

El presidente del Gobierno lo ha anunciado por activa y por pasiva a sus más estrechos colaboradores y también a los dirigentes de su partido. No se presentará a las próximas elecciones si las encuestas vaticinan un descalabro y sus últimas declaraciones asegurando que ya ha tomado la decisión y que un solo cargo del PSOE la conoce, han provocado un gran revuelo en las filas socialistas.

Esta confesión, según fuentes del partido, supone de facto el reconocimiento de que ha tirado la toalla, pero aunque en público todos aseguran que es el candidato deseado, tras los focos los dirigentes y parlamentarios del Partido Socialista afirman que el desapego de la parroquia socialista con el presidente del Gobierno es insalvable. Aunque tras la remodelación de su Gabinete en octubre, el jefe del Ejecutivo creía haber cerrado las grietas abiertas en el partido y había retomado su optimismo, según reconocen fuentes socialistas, lo cierto es que el último golpe recibido en Cataluña, la crisis de confianza en la economía española desatada en las últimas semanas y el enquistamiento del conflicto aéreo han devuelto a la realidad al jefe del Ejecutivo, que ve cómo sus votantes más fieles se sienten defraudados con su política económica, de exteriores e incluso social.

Votos potenciales
Por este motivo, en Ferraz los miembros del Comité Electoral del PSOE están dispuestos a echar el resto para intentar descubrir nuevos caladeros de votos ante la inminente convocatoria de elecciones municipales y autonómicas mientras esperan con impaciencia la decisión final de Zapatero.

Uno de los objetivos prioritarios son los inmigrantes. Los más de 380.000 nuevos extranjeros nacionalizados españoles son “votantes potenciales” que en el PSOE esperan convertir en votos reales. Con ese fin, los socialistas han puesto ya en marcha una campaña de información para animar a los inmigrantes a que ejerzan su derecho a participar en las elecciones autonómicas.

La meta –dados casi por perdidos los feudos castellano-manchego y andaluz, probablemente también el aragonés–, es arrebatar al PP Madrid, Valencia y Murcia, y ahí jugará un papel importantísimo el voto inmigrante.
El otro gran objetivo del Comité Electoral será realizar una campaña explicativa de las medidas económicas tomadas por el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero y de la Ley de Economía Sostenible, que después de ser anunciada a bombo y platillo parece que llegará finalmente al Congreso en el primer trimestre de 2011.

El perdón
Este especial interés por aclarar la posición del partido y el Gobierno en materia económica se debe a que el sector Izquierda Socialista, al que pertenecen numerosos destacados dirigentes del PSOE, y las bases del partido se han sentido defraudadas por los giros del Gobierno en política económica, eliminando la ayuda de los 426 euros a los parados de larga duración, subiendo el IVA, congelando las pensiones o planteando la ampliación de la edad de jubilación.

Tal es el malestar, que la mayoría de los representantes parlamentarios del PSOE afiliados a UGT afirman cuando están alejados de las cámaras y los micrófonos que por muy complicada que sea la situación económica no comprenden cómo el presidente del Gobierno “se ha plegado a los mercados”.

El voto de estos socialistas está asegurado, pero no el de otros ciudadanos que hace seis años abandonaron a Izquierda Unida para apostar por el voto útil al PSOE y que en las próximas elecciones podrían plantearse volver a IU.

En este grupo de los que abandonarían el voto útil se encuentran los decepcionados con la política diplomática llevada a cabo por el Gobierno. Los últimos conflictos con Marruecos han dejado en evidencia el “pliegue” de Zapatero al reino alauí. Los votantes socialistas, muy sensibles con los atropellos que sufre el pueblo saharaui, no admiten que un Gobierno socialista sea capaz de poner por encima de los derechos humanos los intereses “geoestratégicos” y económicos de España en Marruecos.

A esta amenaza, a la que los socialistas no quieren dar todavía importancia, se suma las de los sindicatos, que han vuelto a pedir a Zapatero que les escuche si no quiere que le hagan una huelga “en serio”.

Política social
La bandera de las políticas de bienestar social que José Luis Rodríguez Zapatero enarbola con orgullo se le está volviendo también en contra y desde su propio partido exigen al jefe del Ejecutivo que retome la senda marcada en el programa electoral de 2008 para liderar un cambio de rumbo que no debe estar vinculado únicamente a las demandas de Europa.

Zapatero apela en cada una de sus intervenciones parlamentarias a que su Gobierno es el que más ha incrementado la partida dedicada a becas de formación, pero no es suficiente para quien se ha quedado en paro.

Libertad religiosa
Entre las demandas urgentes solicitadas desde sus propias filas a Zapatero para intentar devolver el ánimo a su electorado se encuentra retomar el compromiso de desarrollar la nueva Ley de Libertad Religiosa. En la reunión de la Ejecutiva del PSOE del 22 de noviembre miembros del sector Izquierda Socialista reiteraron al secretario general de los socialistas un “nuevo impulso” a esta norma.Según fuentes de la Ejecutiva, sin embargo, el jefe del Ejecutivo intentó zanjar el asunto pidiendo “tranquilidad” a los suyos para no abrir una nueva fractura en el partido, pero el daño a los católicos ya está hecho.

Miembros de la corriente Cristianos Socialistas temen que Zapatero pueda agarrarse al “laicismo” como a un clavo ardiendo si considera que movilizar a los anticatólicos podría servir para sacar rédito político en horas bajas, pero le recuerdan que en el último año el Gobierno ya ha tomado varias decisiones polémicas encaminadas a la erradicación de los símbolos religiosos en el Ejército que no han gustado a los socialistas católicos.

De hecho, antes del verano la ministra de Defensa, Carmen Chacón, modificó la normativa existente para eliminar los honores que los militares rinden en las celebraciones religiosas. La decisión supone que los miembros de las Fuerzas Armadas no puedan cuadrarse ante las imágenes del denominado Cristo de la Legión que sale en procesión en Málaga o en la festividad del Corpus de Toledo. La medida molestó incluso al alcalde de la capital de Castilla-La Mancha, Emilio García-Page, destacado socialista y, por supuesto, a los militares.

Malos augurios
Pero no sólo los católicos, militares y sindicalistas se han sentido molestos con la política del presidente del Gobierno. Las bases del partido en Madrid siguen sin perdonarle su injerencia en las primarias al intentar imponer a Trinidad Jiménez y desplazar a Tomás Gómez.

Los socialistas de Euskadi, además, están con la mosca detrás de la oreja y siguen sin confiar en su jefe de filas pues a nadie se le escapa el hecho de que Zapatero haya puesto en manos del PNV su estabilidad parlamentaria y les haya concedido algunas de las reivindicaciones políticas más peregrinas como la del cambio de la denominación de las provincias vascas al euskera.

Ésos son algunos de los motivos por los que las bases amenazan con abandonar al PSOE en los próximos comicios como ya han hecho con su líder.

De hecho, según una encuesta realizada por la revista Temas, que dirige el socialista José Félix Tezanos y que preside Alfonso Guerra, dos tercios de los votantes socialistas ya no ven a Zapatero como el líder adecuado para el PSOE. Aunque sigue siendo el candidato preferido por el 37% de los votantes socialistas, la mayoría de los ciudadanos consultados por Temas que manifiestan su cercanía a las siglas del partido de Zapatero consideran que éste ya no debería repetir. “Lo cual es importante”, subraya Tezanos, “y preocupante”, añaden otros socialistas consultados. Según ese barómetro, la valoración del secretario general del PSOE baja 3,5 puntos y se convierte en una de las principales causas que argumentan los electores para cambiar el color de su voto.

Conforme al análisis realizado por la revista del guerrismo, la opción del PSOE para salir del atolladero electoral pasa por dos cuestiones fundamentales: llevar a cabo una renovación transparente y rápida en la secretaría general del PSOE, es decir, poner punto y final a la era Zapatero; y, dos, volver al “discurso natural” del PSOE, centrado en las políticas sociales, con un “programa potente y bien articulado” que rompa con la imagen de “improvisación” que impera entre el electorado socialista más descontento.



Fuente: La Gaceta (www.intereconomia.com)

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