El PSOE asume ya que el 'caso Faisán' puede acabar con la carrera política de Rubalcaba.

Nunca fue tan cierto que en política todo es posible, para bien o para mal. El “hiperliderazgo de Rubalcaba” –como llama un altísimo dirigente del PSOE a la meteórica subida del vicepresidente del Gobierno– se ha desinflado en tan sólo cuatro meses. Han cambiado tanto las cosas desde el pasado 20 de octubre, día de su nombramiento como vicepresidente del Gobierno, ministro del Interior y portavoz del Gobierno, que ya pocos apuestan por él como posible relevo de José Luis Rodríguez Zapatero cuando el presidente desvele sus planes para la candidatura de 2012.

La causa está muy clara y la confiesan en privado muchos dirigentes del partido de un modo claro. “El caso Faisán ha desplumado a Alfredo como sucesor”, según ha asegurado un dirigente del PSOE a LA GACETA. Como él, cada vez son más los diputados socialistas que se pronuncian de la misma forma. Todos tienen claro que no dimitirá por el caso del chivatazo a ETA –“los tiempos judiciales se dilatan mucho”, decía un dirigente socialista–, pero todos también, según la misma fuentes, saben que “con una sombra de ese tipo no se aguanta como candidato”. Consideran a Rubalcaba lo suficientemente hábil como para parapetarse en Antonio Camacho, su secretario de Estado y cuyo teléfono apareció en los informes policiales del caso, pero son conscientes de que políticamente Rubalcaba ha quedado “tocado” de mes y medio a esta parte, y no sólo por el Faisán.
Alguien con mando en plaza en Ferraz apunta también a “los patinazos de su entorno” como otra de las causas por las que se ha desinflado “el globo de la sucesión”.

Según este dirigente socialista, que durante un tiempo trabajó cerca de Rubalcaba y que conoce bien el partido por dentro, valora muy negativamente la sobreexposición mediática a la que se sometió el propio vicepresidente y las filtraciones posteriores que lanzó su entorno, a las puertas de la convención socialista de Zaragoza, situándole como claro sucesor de Zapatero. De hecho, y tal como avanzó LA GACETA fue el propio aparato del partido, encabezado por José Blanco, el que en esos días sugirió a Rubalcaba que se dejase ver poco por el cónclave socialista ante los rumores de sucesión inmediata de Zapatero que había lanzado el entorno del vicepresidente. Dicho y hecho, Rubalcaba ha ido desapareciendo de la escena pública hasta el punto de acabar saliendo por la puerta del garaje, como ocurrió durante su visita al Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) el martes pasado.

Por el garaje

Fue sólo una anécdota, pero hasta un compañero suyo de partido admitía esta semana “el error mayúsculo” que supone salir por la puerta de atrás del CGPJ para esquivar a la prensa. “Alfredo tiene recursos suficientes como para dar la cara sin aparentar que tiene algo que esconder”, comentaba este dirigente del PSOE.

Lo cierto es que de un tiempo a esta parte Ru-balcaba se ha esfumado como el humo. Sus primeras semanas en Moncloa le convirtieron casi en un ser omnipresente. En cualquier sitio y a cualquier hora estaba el vicepresidente. Tras colocarse él mismo como posible sucesor –gracias al empujón de su sector más afín, entre los que cuenta a Ramón Jáuregui, Rodolfo Ares o Guillermo Fernández Vara– y ante las relevaciones del sumario del caso Faisán, al que todavía le quedan nuevos folios bajo secreto que el juez Pablo Ruz considera claves para la resolución del caso, al vicepresidente se lo ha tragado la tierra. Ha pasado de un ritmo de tres comparecencias públicas ante la prensa –“es lo que tiene ser triministro”, dicen algunos socialistas– a casi esquivar las cámaras y micrófonos y escudarse, incluso, en otros compañeros de Gabinete a la hora de dar cuenta de la resoluciones del Consejo de Ministros. Así ha ocurrido durante las últimas semanas y así volverá a ocurrir también hoy. Tiene previsto escudarse en la vicepresidenta económica, Elena Salgado, para que dé cuenta de la nueva normativa sobre las cajas de ahorros que tiene previsto abordar hoy el Consejo.

“Primero asomó demasiado el plumero como sucesor y ahora le despluman con el Faisán”. Es la frase de un dirigente socialista, no muy afín a Rubalcaba, que comienza a percibir cómo hasta los que se alineaban hasta hace poco con el vicepresidente comienzan a soltar lastre. Entre tanto vuelve a sonar la posibilidad de que Zapatero se anime a repetir o de que Carme Chacón, la ministra de Defensa, asuma el cartel electoral. Todo, con permiso del castellanomanchego José Bono, el nuevo confesor del presidente del Gobierno.


Fuente: La Gaceta (www.intereconomia.com)