El Athletic frena al Barcelona y decidirá San Mamés. - La Nación Digital

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martes, 21 de diciembre de 2010

El Athletic frena al Barcelona y decidirá San Mamés.

Empate a cero entre Barcelona y Athletic Club de Bilbao en el partido de ida de los octavos de final de la Copa del Rey disputado en el Camp Nou. Los jugadores de Guardiola fueron los dominadores absolutos del balón durante todo el choque, pero esta vez carecieron de profundidad debido al orden defensivo que mantuvo su rival de principio a fin. Los bilbaínos obtuvieron un más que merecido botín por su serio y partido que aliñó con un despliegue físico descomunal. Dos disparos lejanos, uno de Bojan y otro de Iniesta, fueron las ocasiones más claras de los culés junto a un fallo imperdonable de Piqué en el remate cuando el envite tocaba a su fin. Gurpegui gozó de la única ocasión peligrosa del equipo vasco. Las espadas quedan en todo lo alto y ambos equipos se jugarán el pase a los cuartos de final del torneo en un San Mamés que será una caldera en su noche, la noche de Reyes, la noche de los Reyes de Copa.

Barcelona y Athletic Club volvieron a verse las caras en la Copa del Rey tras la final de Valencia en 2009. El conjunto culé, claro favorito en la eliminatoria, se permitió el lujo de dar descanso a titulares como Valdés, Puyol, Busquets, Messi o Villa. Los bilbaínos, que llegaron muy mermados tras las bajas de Llorente y Amorebieta, dos hombres de verdadero peso en el equipo, tenían como objetivo salir con vida del Camp Nou para intentar la machada en el partido de vuelta en San Mamés en la noche de Reyes. Para ello los de Caparrós estaban obligados a crear superioridad en el centro del campo para reventar la imaginación de la zona ancha azulgrana que, como siempre, intentaría tener la pelota para practicar su fastuoso juego.

El abrumador dominio que se esperaba por parte del Barcelona no fue tal en un comienzo de partido en el que tanto azulgranas como rojiblancos protagonizaron llegadas de escaso peligro a las áreas rivales. El equilibrio duró poco. Justo el tiempo que tardó el Barça en activar su maquina de hacer fútbol obligando a los vascos a retrasar sus líneas con la intención de repeler lo que ya se había convertido en una avalancha blaugrana. Bojan fue el primero que obligó a Iraizoz a emplearse a fondo con un disparo lejano cuando aún no se había cumplido el minuto diez de partido. A medida que se agigantaba la figura del equipo local, los visitantes se centraban más en tareas defensivas. Eso sí, sin renunciar a intentarlo a la contra a la menor ocasión.

El Athletic sufría debido a lo breve de sus posesiones de balón que, a su vez, empujaban a los de Guardiola a crear su juego preciosista y fluido, aunque mostrándose menos incisivo que de costumbre. La segunda ocasión de peligro local la tuvo Iniesta poco antes de la media hora de juego con un disparo lejano que un atento Iraizoz acertó a despejar a córner. Gurpegui tuvo la única ocasión de gol visitante con un remate de cabeza tras un saque de esquina que se fue por encima del larguero de un inédito Pinto. Era previsible y así ocurrió, el equipo bilbaíno acabó la primera mitad completamente asediado por su rival y defendiéndose como gato panza arriba ante un rival que hacía gala de un juego decoroso que no le sirvió para abrir la lata en un primer acto de autoridad total. Así, al descanso, el resultado de empate a cero era lo peor para el Barcelona y lo mejor para el Athletic.

El comienzo de la segunda parte fue calcado al de la primera. Ambos equipos convirtieron el partido en un carrusel de llegadas al área. De ellas, sólo una con peligro, la tuvo en sus pies Xavi y la envió alto. Guardiola y Caparrós decidieron a la par dar más velocidad y mordiente a sus equipos a los diez minutos de la reanudación. Así, Keita dejó lu sitio a Messi e Igor Martínez hizo lo propio con Muniain. Con el paso de los minutos el Barcelona acabó apoderándose de nuevo del dominio del balón y del tempo del partido, mientras que, a excepción de Muniain, todos los jugadores visitantes se situaban por detrás del esférico en todo momento. Lo culés comenzaron a notar el peso del reloj a poco menos de media hora para el final. Fue entonces cuando Villa entró en sustitución de Bojan en una apuesta clara del técnico local para dar mayor profundidad al ataque de los suyos.

Si los locales jugaban contra el reloj, los visitantes lo hacían a favor. Los leones eran conscientes de que el plan diseñado se estaba cumpliendo a la perfección diseñando el guión soñado por cualquier aficionado rojiblanco para la complicada visita al Camp Nou. A poco más de un cuarto de hora para la conclusión, Caparrós refrescó el centro del campo del conjunto vasco dando entrada a Orbaiz en lugar de un incansable Iturraspe. El cerco del Barcelona sobre el Athletic era incuestionable e incluso más evidente que en los primeros cuarenta y cinco minutos. Guardiola utilizó su tercer cambio para meter más pólvora al ataque de su equipo retirando a Mascherano para que entrara Adriano en el terreno de juego. La tónica del choque no cambió hasta el pitido final. Al Barcelona, dominador absoluto del envite, le faltó el gol, mientras que el Athletic obtuvo un más que merecido botín por su serio y ordenado partido que aliñó con un despliegue físico descomunal.

El empate a cero, sorprendente por lo inesperado y por la media goleadora de los locales en sus últimos partidos, deja las espadas en todo lo alto para que Barcelona y Athletic se jueguen el pase a los cuartos de final del torneo en un San Mamés que será una caldera en su noche, la noche de Reyes, la noche de los Reyes de Copa.



Fuente: AS (www.as.com)

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