A raíz del comentario de Aspirante (en el blog Una, Grande y Libre), en el que me aconsejaba separar religión y política, me ha venido la “inspiración” para escribir esta entrada.
Como bien respondió mi camarada Tizona, un falangista debe de sentir y defender su fe católica para poder serlo como es debido. También se puede dar el caso de que exista alguna persona que admire y quiera el sistema político y económico que propone el nacionalsindicalismo pero sin sentirse creyente, aunque esto es menos frecuente.
Sin embargo, en alguna ocasión yo he defendido la necesidad de separar ambos campos para que no haya intromisiones de políticos en cuestiones religiosas (tal y como hace el gobierno de Zapatero atacando el cristianismo) y de curas en política (como han hecho durante muchos años y seguirán haciendo cuando el Partido Popular coja el turno del PSOE y este les de dinero a cambio de callarles para que no critiquen que los populares son igual de abortistas que los socialistas).
Jamás he apoyado el uso de la religión para conseguir fines políticos. La fe es algo propia y personal de cada individuo, además de que como españoles debería considerarse un deber el ser católico por que es un pilar de nuestra cultura y no es necesario utilizar ese argumento para obtener ningún tipo de poder. Sin embargo, no tengo nada en contra de los ateos, agnósticos o como quieran ser llamados los que son reacios a la religión, por que puede que en el futuro su experiencia personal les convierta en fieles devotos.
A lo largo de nuestra Historia han sido numerosas las ocasiones en que se ha utilizado el cristianismo como arma política, lo que ha supuesto el envenenamiento de las instituciones eclesiásticas hasta el día de hoy. No me estoy refiriendo a la Edad Media precisamente ni a la unión religión-trono defendida por los carlistas.
A comienzos del siglo XX, en España existía un régimen político parecido al actual, solo que la corrupción se disimulaba muchísimo menos. Había una Constitución (1875) y un Borbón que estaba en el trono para ocupar el hueco existente. Dicha Constitución firmada por ese Borbón garantizaba una gran cantidad de derechos y libertades que luego eran recortadas mediante leyes ordinarias. Y, por ultimo, el encargado de montar todo ese tinglado fue Antonio Canovas del Castillo, que podría ser comparado perfectamente con Adolfo Suárez, ya que ambos fueron los encargados de organizar todo el sistema constitucional con el Borbón de turno como jefe de Estado.
En ese sistema se alternaban en el poder dos partidos, uno conservador (el llamado Partido Conservador) y otro progresista (el llamado Partido Liberal).
Cualquiera puede darse cuenta de ese sistema era idéntico al actual, solo que en lugar de banqueros y grupos económicos de presión (lobbies) tenía a los caciques para mantener el sistema y que todos vivieran felices (excepto el pueblo).
Me voy a centrar en el Partido Conservador. A comienzos del siglo XX, su líder era Antonio Maura. La intención principal de Maura era convertir el partido en un movimiento católico y conservador de masas, defendiendo la imagen de la Iglesia ante las críticas de los miembros del Partido Liberal. Además, era partidario de pactar acuerdos con los catalanistas de la Lliga (así que a saber si no hubiera hecho lo mismo con el PNV). No se sabe hasta donde hubiera podido llegar Maura y su idea del catolicismo de masas por que los sucesos de la Semana Trágica acabaron con su carrera política.
La intromisión de cargos católicos en política no se volvería a ver hasta la creación del Opus Dei en 1928. Su fundador, José María Escrivá, fue un sacerdote que buscaba que el hombre alcanzara el camino hacia la santidad a través de un estilo de vida conservador y tradicional y fue beatificado por Juan Pablo II en Mayo de 1992. Dicha organización sigue existiendo hoy en día con influencia en la política española y el Vaticano, pero vayamos paso a paso.
Con la proclamación de la II República y la apertura de una lucha abierta entre la izquierda y la derecha con grupos minoritarios por en medio, la Iglesia Católica expuso abiertamente su postura contraria ante una Constitución (1931) y un gobierno (coalición republicano-socialista) abiertos a actuar (o acabar) contra ella. Como salvación de la Iglesia apareció la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas) y su líder, José María Gil Robles, defensor de la Iglesia antes que de cualquier sistema político.
Por supuesto, Gil Robles y sus amigos los obispos eran incapaces de comprender que el marxismo atacaba a la Iglesia debido a la mala imagen que el pueblo tenía de esta y a la defensa de unos principios que luego no cumplían, dando así argumentos a lo que luego sería el Frente Popular para justificar asesinatos contra religiosos que eran inocentes y querían ayudar al resto de los españoles pese a la inmovilidad de sus jefes.
No contento con utilizar el catolicismo como arma política para ganar apoyos, Gil Robles intentó copiar muchos aspectos de la política italiana y alemana de la época, surgiendo así las JAP (Juventudes de Acción Popular), que con el Alzamiento Nacional ingresarían descontroladamente en Falange Española manchando su uniforme con sus actos. Alguno defenderá que la posible victoria electoral de Gil Robles en el 36 hubiera librado a España del conflicto bélico, pero hubiera seguido igual, por que la CEDA y sus dirigentes no tenían ni idea de lo que era la justicia social y eso habría seguido aumentando la crisis existente en la época, además de que los frentepopulistas no se habrían quedado de brazos cruzados en un tiempo en el que la tensión política podía desembocar a la mínima en tiroteos a la mínima.
Pero mi preguntas son: ¿pudo Gil Robles ser del Opus Dei?. ¿Pudo ser la CEDA el brazo político del Opus Dei durante la II República?.
Durante la Guerra Civil, José María Escrivá estuvo a punto de ser descubierto y fusilado más de una vez, por lo que cuando llegó a zona nacional mostró un apoyo incondicional a Franco y al resto de militares, y al igual que él toda la Iglesia Católica en España y el Vaticano.
Tras la Guerra Civil Española, el Opus Dei tenía entre sus miembros a políticos con cargos importantes en la economía del régimen, los conocidos como “tecnócratas”. Se dice que gracias a Carrero Blanco ocuparon esos cargos, y en su defensa hay que decir que a ellos les debemos la recuperación económica de España a partir de los años 60.
Estos tecnócratas tuvieron varios roces con los nacionalsindicalistas de Falange Española, y al igual que estos, se convirtieron en una de las llamadas “familias del régimen” (las otras eran los militares y los monárquicos).
Tras la caída del franquismo, la vinculación en política del Opus Dei se dirige hacia el Partido Popular (en el gobierno de Aznar estuvo Federico Trillo) y el PNV. Sinceramente, me sorprende mucho que católicos defensores del más férreo tradicionalismo apoyen a formaciones liberales que se ven beneficiadas con el aborto (recordemos el dinero que se embolsó el PNV gracias al apoyo que dio al Gobierno en la reforma de la genocida ley del aborto).
En cuanto a su influencia en el Vaticano, eran muy cercanos al entorno de Juan Pablo II, y seguramente lo seguirán siendo con Benedicto XVI. Pero lo más grave es que se les acusa de haber organizado el posible asesinato del Papa Juan XXIII por que este era contrario a su política.
¿Mi opinión sobre ellos?. Respeto que quieran un determinado estilo de vida y de ver la religión y que se flagelen si lo creen necesario, pero no se que pensar sobre si al propio Jesús le habría gustado ver una institución que afirma actuar en su nombre y que pelea por poder político, manejando enormes cantidades de dinero, que no solo vienen de sus miembros, sino que también aceptan “donaciones” de gente de otras religiones (según leí una vez en el foro de Infonacional).
El pasado 29 de Octubre, Carlos Rodríguez, jefe nacional del sindicato Trabajadores Nacional Sindicalistas, escribía un artículo afirmando que el Opus Dei se encuentra detrás de grandes multinacionales. Parece que los roces entre falangistas y Opus Dei no han desaparecido ni tienen visas de desaparecer.
Volviendo al tema inicial de los partidos políticos que utilizan como arma la religión católica, actualmente el papel de partido conservador en España ha sido tomado por Alternativa Española, liderado por Rafael López-Dieguez, yerno de Blas Piñar, quien es miembro de honor del partido. Hasta el día de hoy, lo más destacable de esta formación que se declara social-cristiana y defensora de los católicos españoles son sus 19583 votos en las elecciones al Parlamento Europeo de 2009.
sábado, 29 de mayo de 2010
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