Crónica del Valle 2010 de Toledo. - La Nación Digital

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sábado, 1 de mayo de 2010

Crónica del Valle 2010 de Toledo.

Todo lo explicado y denunciado en esta entrada es real al 100%.
Hace unas horas que acabo de llegar a mi casa de pasar parte del día de hoy y gran parte de la tarde con su noche entera del anterior acampado en las afueras de la ciudad de Toledo. Con motivo del festivo por el 1 de Mayo, el día del trabajador, es algo ya tradicional para los jóvenes de los alrededores acudir a los cerros montañosos de la ciudad y dejarlos llenos de basura (aunque en mi defensa, he de decir que he recogido toda la basura que mi persona ha generado antes de irse). Popularmente, esto se conoce como “el Valle”.
El lugar de reunión para estos gigantescos botellones está ubicado en un pedregoso monte a cuyos pies se halla la ermita de Nuestra Señora del Valle, en donde en estos días la gente espera turno para tirar de la campana y pedir un deseo. Pero a esto llegaré mas adelante.
Debido a que el tramo de carretera tradicional que llevaba al Valle se encuentra actualmente con riesgos de derrumbe de las enormes piedras que forman los muros naturales de un lado del carril, la gente se ha visto obligada a tomar otro camino, colapsando autobuses y teniendo que andar un buen trecho de la otra carretera hasta llegar al monte.
Estas fotos fueron tomadas de camino al monte y la ermita, y son unos maravillosos ejemplos del paisaje de la ciudad de Toledo, donde se distinguen el Alcazar y el río Tajo, uno de los más importantes de España pero hoy conocido tristemente por su alto nivel de contaminación:


A medida que la gente se acercaba al monte se escuchaban provenientes de la ermita campaneos largos y ruidosos. Fue cuando en ese momento me enteré de que la gente hacía eso para pedir deseos.
Una vez establecido con mis amigos en el monte, cené algo tan típicamente español como es un bocadillo de jamón, tomé unas copas sin pasarme y manteniendo siempre la serenidad y, en un momento de la noche, me acerqué a la entrada del monte para observar desde ese punto la vista nocturna de la ciudad. Era algo espléndidamente hermoso. Se diferenciaban sobradamente en el paisaje el Alcazar y la Catedral, gracias a que las luces de la irregularidad arquitectura toledana lo permitían. Estas dos fotos fueron hechas desde un monte a oscuras y es probable que no se distinga nada, aunque con imaginación y con las imágenes posteriores quizá alguien consiga imaginar como era la vista en primera persona:


La siguiente tirada de fotos fue realizada cuando, con la compañía de unos amigos, bajé a la carretera donde está la entrada al monte y a la ermita y pensé en sacar algunas fotos mostrando el amanecer toledano. Curiosamente, estas fotos fueron realizadas al lado de un puesto de bebidas dirigido por las Juventudes Socialistas de Toledo (al lado estaba un puesto de bebidas del Partido Popular), quienes “curiosamente” vestían camisetas moradas. En estas fotos muestran la ciudad con luz y el alumbrado a la vez, por lo que pueden ser una ayuda para hacer una idea de la segunda tirada de imágenes, además de mostrar un plano más cercano al río Tajo y el peligro de sus aguas, donde hace unos días desapareció un piragüista de Ciudad Real:





Una vez terminé de sacar las fotos y desayunar unos churros, volví al monte, donde mi espíritu de pueblerino castellano me animó a recorrer esas agrestes rocas difíciles de escalar y por las que una persona descuidada podía resbalarse a la mínima.
El objetivo era ascender a la Peña del Rey Moro, una roca donde según una antigua leyenda, un rey musulmán pasaba largas horas fumando y observando a la ciudad por que estaba enamorado de ella. Incluso se dice que un agujero podía ser el cenicero (del que por desgracia no se me ocurrió sacarle ninguna foto). Aunque yo en su día leí otra versión de esa leyenda, en la que un príncipe bereber acudía en auxilio del rey taifa de Toledo ante la inminente conquista del rey castellano Alfonso VI y se enamoraba de la hija del rey, a la que prometía regresar con un gran ejército que salvaría la ciudad. Según cuenta la leyenda, ella pensaba que él no regresaría por que tardaba mucho y murió de desamor. El príncipe bereber llegó tiempo después tras sufrir múltiples contratiempos en su viaje, y al enterarse a su llegada de la muerte de su amada, se pasaba los días con su ejército contemplando Toledo, hasta que un día murió en una emboscada que le tendieron los castellanos en el lugar.
Pero lo más importante que he visto en esa cima rocosa no es nada relacionado con la leyenda, sino con la actualidad española y, concretamente, una muestra de por que España se va a pique como nación y cultura.
En la zona del final de las acampadas se situaba la gente más mayor, los que ya tienen más de 18 años y, por lo tanto, son mayores de edad, o aquellos que están a 1 o 2 años de alcanzar la mayoría de edad. Pero en la entrada, donde está ubicada esa cima, estaban colocados multitud de menores de 13 y 14 años, algunos de los cuales incluso habían pasado la noche allí.
A medida que ascendía la cima, se veían más niños de 13 y 14 años bajo los efectos del alcohol. Y la prueba más evidente ha sido la de una joven, que seguramente tendría esa edad, que tenía que ser sujetada por unas amigas para que no cayera de cabeza al suelo.
Una vez estuve en la cima, mientras pensaba en como el futuro de España está condenado en caso de ir destinado al de esos individuos, saqué la mejor foto que seguramente haya mostrado en este espacio:

Es una imagen preciosa y esplendida donde salen la ermita de Nuestra Señora del Valle (en la parte de debajo de la roca), el recorrido del río Tajo bordeando la ciudad, el Alcazar, la Catedral y un plano en general de la ciudad muy amplio.
Después de sacar esta foto, la última de la jornada para este espacio, bajé a la ermita y tiré de la campana pidiendo un deseo. Cuando terminé, me fijé en un señor trajeado y canoso. “Oye, ¿ese no es Barreda?”, le pregunté a un amigo mío. “Si, es él”. Y ahí estaba a dos metros de mí el líder socialista de Castilla-La Mancha, descendiente de una familia de terratenientes agrarios y antiguo militantes del Partido Comunista de España. Juntó a él se situaba Emiliano García-Page, alcalde socialista de Toledo, y delante de ambos había una multitud de cámaras de televisión, aunque seguramente serían regionales.
Volví al monte con mis amigos, pensando en lo amigos que se habían vuelto la Iglesia y los socialistas en todos los lugares donde yo les había visto coincidir, cuando vi a un grupo de miembros de la Cruz Roja cargando un cuerpo en una camilla. En la camilla se hallaba la chica que había visto antes ir dando tumbos por la Peña del Rey Moro. Seguramente sufriría un coma etílico, y al lado iban una multitud de curiosos mirando lo que pasaba. A lo largo de la tarde de hoy, he visto a los de la Cruz Roja cargar con camillas otras 3 veces más.
Ahí estaba la obra del partido y el sistema defendido por Barreda y García-Page. ¿Cómo pueden los políticos acudir a la Iglesia fingiendo falsa devoción mientras favorecen la intoxicación de la juventud española, que serán los que realmente tendrán que arreglar la situación que ellos mismos están provocando?. Pues eso es algo que las cámaras nunca sacaran, una joven de 13 o 14 años con intoxicación etílica a pocos metros del lugar donde Barreda y García-Page acuden a cumplir sus compromisos políticos.
Ambos señores, importantes cargos del PSOE, reciben la protección de multitud de efectivos de la policía local y nacional de Toledo. Pero ¿quién protege a los ciudadanos y, en especial, a los menores de las acciones de los políticos?.

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