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domingo, 23 de enero de 2011

Un fallo defensivo condena al Atlético de Madrid.

Semana horrible para el Atlético de Madrid: fuera de la Copa y derrota ante el Sporting , proyectando en ambos partidos una imagen preocupante. Sin fútbol, sin alternativas, sin mordiente, sin ritmo, sin revulsivos y con graves e insalvables fallos defensivos. Hoy, el Atlético echó de menos a Reyes y Agüero; Elías y Juanfran no están preparados para asumir responsabilidad; Raúl García y Assunçao ni construyen ni destruyen; y Forlán y Diego Costa acusan su falta de ritmo. Y para colmo, la defensa la lía. El Sporting se llevó, con poco, los tres puntos y sigue con su progresión en la tabla. De paso, Manolo Preciado recupera crédito y acalla los rumores de despido.

En la primera parte, el balance de lanzamientos a puerta fue: tres del Sporting, y uno del Atlético. Y ninguno de ellos entre los tres palos. Nunca una estadística fue tan reveladora: aburrimiento total en una primera parte que no merece ni siquiera comentario. Barral vio una tarjeta por una entrada a Ujfalusi y el Atlético reclamó la segunda en el 45', por un pisotón a Juanfran. Se libró, al igual que Valera y Elías, que debieron ser amonestados. Esto, y el posible penalti no pitado de Antonio López sobre el propio Barral, fue lo más interesante que ocurrió en 45 minutos de fútbol desperdiciados.

Más análisis que el meramente futbolístico requiere Quique Sánchez Flores y la alineación del Atlético. El técnico rojiblanco ha diseñado este domingo la vigésima alineación de la temporada. Veinte partidos de Liga y veinte onces diferentes. Curioso pero no extraño, ya que el año pasado tampoco repitió equipo en ningún partido liguero. Sin Reyes, ni Kun, lesionados, Quique también decidió prescindir de inicio de Domínguez, Godín, Felipe Luis y Fran Mérida. El portugués Tiago, titular en los últimos partidos, se cayó a última hora por lesión. Assunçao, Raúl García, Elías y Juanfran eran los encargados de la creación, en el centro y por las bandas. Suena a poco. Hace añorar con más nostalgia de la esperada a Jurado y Simao. El Atlético ha perdido creatividad, movilidad, calidad y todo lo que termine en ad y sea positivo. Es pronto para valorar al desconocido Elías y al inadaptado Juanfran, pero quizás era demasiado pretencioso creer que estos dos jugadores iban a mejorar lo que ya había y se vendió. Y menos, a mitad de temporada.

Sin juego en el centro del campo, Forlán y Diego Costa, ambos faltos de ritmo, apenas tocaron balón. Porque además no lo tenía el Atlético, sino Eguren, Nacho Cases y sobre todo Rivera. Ese genial pequeñito que siempre está ahí para apoyar, para habilitar, para cortar y para hacerlo todo bien. Pasado su bache, el de Puertollano debe ser el líder natural del equipo de Preciado, que ha vuelto a confiar en él para lograr el objetivo de la permanencia.

Analizado el inoperante centro del campo del Atlético, le toca el turno a la defensa: Valera, Perea, Ujfalusi, y Antonio López. Cumplieron en la primera parte, porque no hubo ocasiones, y la liaron al inicio de la segunda. En la jugada cómica y desgraciada para los de Quique se decidió el partido. De las Cuevas, extremo diestro criado en el Cerro del Espino, percutió por banda pero la pelota se le fue larga. Perea y Raúl García, con todo a su favor, chocaron en su tímido intento de despeje y apareció Barral para cruzársela a De Gea, que no se creía lo que veía. Y a todo esto, Domínguez, Godín y Filipe calentando en la banda de vez en cuando. Así es el fútbol.

Quique reaccionó quitando al desaparecido Elías y buscó más fútbol con Fran Mérida, mientras Raúl García continuaba con su recital de errores, ninguno tan decisivo como el que posibilitó el gol local. Se percató Quique y a los pocos minutos le relevó por Koke. Preciado también estiró sus recursos y quitó a Miguel de la Cuevas para dar a entrada a Nacho Novo. Entre cambio y cambio, llegó la primera ocasión del Atlético, tras un saque lejanísimo de falta del propio Mérida que Diego Costa no acertó a rematar cuando ya estaba delante de Cuéllar.

Murió el Atlético a la desesperada, con tres defensas y dos carrileros, buscando una jugada aislada, una bola muerta en el área, un penalti raro o un error del rival, que aliviara su angustia, pero no lo encontró porque el 'Pichu' Cuéllar, otro ex, sacó en el descuento una gran mano a remate de Valera. Poco antes de esta jugada, Fran Mérida había personificado la impotencia atlética realizando una brutal entrada sobre Jorge, que acaba de entrar y que tuvo que ser sustituido por el debutante André Castro. La entrada sólo fue amarilla, pero los colchoneros ya tenían su castigo: una nueva derrota. Al final del partido, la conclusión que queda es que el Atlético no tiene defensa. Su juego y su actitud de hoy tampoco.




Fuente: AS (www.as.com)

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