Si lo que se discutía era la autoridad, el mando en la Liga, el Clásico aclaró que el dominio ahora pertenece de forma incuestionable al Barcelona. Y si lo que se ventilaba era una cuestión de estilo, también ahí se impuso el Barça, que sometió al Real Madrid a un castigo tan duro como sorprendente por lo inesperado. Nadie había tratado así al equipo de Jose Mourinho, sometido por juego y zarandeado de forma inapelable. El Barça golpeó sin piedad, con sutileza y elegancia, de principio a fin. La exhibición fue memorable y marcó una distancia que parece eterna entre los dos equipos. No ha ganado la Liga el Barcelona con esta goleada al Madrid, pero sí fueron esos cinco tantos un alimento de valor incalculable para sus convicciones, su filosofía, su estilo, en definitiva, para su forma de entender este juego. Todo ello quedó justificado. Frente a la indefinición ideológica del Madrid, el Barça puso sus señas de identidad sobre la mesa y con ellas argumentó el manotazo con el que castigó al Madrid.
Y si hablamos de intensidad, también ahí la superioridad del Barcelona resultó desalentadora para los madridistas, que en el día grande de lo que llevamos de Liga vio que su equipo no estuvo a la altura del fabuloso reto que le tocaba asumir. El Barça fue mucho mejor y el Madrid naufragó por completo, en todas sus líneas, desde el banquillo al césped. Sufrió un baile en el Camp Nou, del que se fue Jose Mourinho como en sus dos visitas de la temporada pasada con el Inter, derrotado por Pep Guardiola. La primera derrota del portugués como técnico del Madrid llegó en el peor escenario posible, en el sitio donde sus desgracias encuentran el altavoz que las magnifica, si ya no es suficientemente grande la humillación del 5-0. Nunca antes un conjunto entrenado por Mourinho había recibido cinco tantos.
No conviene enfadar a los buenos y el Barcelona no es que tenga buenos jugadores, es que cuenta con algunos de los mejores futbolistas del mundo, con la base de la selección española. Cristiano les lanzó un reto semanas atrás. "A nosotros no nos meterán 8" , dijo el portugués después de la goleada del Barça al Almería. No se llevó 8, pero sí 5. Suficiente.
Cristiano y Mourinho pusieron cara al naufragio del Madrid, que se entregó a ellos para terminar con el dominio del Barcelona en la Liga y en su primer cruce de caminos recibió una bofetada en toda regla. Las consecuencias de semejante revolcón las conoceremos en las próximas semanas. Fue una cornada con varias trayectorias, con cinco exactamente, y una expulsión, la de Sergio Ramos, que ejemplificó la impotencia del Madrid con una entrada sin sentido al final a Messi, ya con el 5-0. Ramos no supo perder y Piqué no tuvo la elegancia de saber ganar, al pasearse con la mano extendida junto a los futbolistas del Madrid.
El inicio del Barcelona fue espectacular, con una primera media hora soberbia. Dueño absoluto de la situación y del balón, Iniesta y Xavi se movieron a su antojo, como perfectos directores de orquesta. El Madrid salió encogido, como si estuviera asustado, con el miedo metido en el cuerpo. Fue un conjunto desconocido, que al apabullante juego del Barça sólo era capaz de responder a la contra, pero con sus jugadores lejísimos de Valdés, lo que convirtió cada ataque en una aventura en el desierto, con el fracaso como final anunciado.
No existió el centro del campo del Madrid, siempre en inferioridad y sometido por Busquets, Iniesta y Xavi, que devoraron a Xabi Alonso, Khedira, Özil, Di María y Cristiano Ronaldo, cuyo juego volvió a pasar inadvertido en un encuentro de altos vuelos. El portugués sólo apareció en dos ocasiones, una para empujar a Guardiola y otra para reclamar con justicia un claro penalti de Valdés que Iturralde no señaló. Para entonces, el marcador ya señalaba 2-0, aunque lo peor para el Madrid era la distancia sideral que se observaba en el campo.
Apenas necesitó diez minutos el Barcelona para poner tierra de por medio. Fue Xavi quien batió a Casillas después de que Marcelo cerrara tarde un pase de Iniesta. El lateral brasileño se vio señalado por Mourinho en la segunda parte, cuando le mandó al banquillo para dar entrada a Arbeloa. Marcelo estuvo nefasto, pero no goleó el Barcelona por su culpa. También le vino demasiado grande el choque a Carvalho, Khedira, Özil, Di María o Benzema, futbolistas con los que el Madrid inició hace apenas unos meses su reconstrucción.
Lanzó una tímida respuesta el Madrid en un contragolpe iniciado por Benzema y llevado por Cristiano y Özil, que culminó Di María. Despejó Valdés y ahí se acabaron todas las opciones ofensivas del Madrid, no sólo en el primer tiempo, sino en todo el encuentro. Desalentador.
Más contundente fue la respuesta del Barcelona. Villa se fue de Ramos, falló Casillas en el despeje y Pedro marcó a puerta vacía. Cuando todo se hunde, el Madrid acostumbra a entregarse a los milagros de Casillas. Esta vez no lo quedó ni eso.
Se desconectó el Barcelona y se activó el Madrid con una acción ajena al juego, con un empujón de Cristiano a Guardiola, que hizo un juego de manos con el balón para no entregárselo al portugués. Se formó un tumulto importante con la mayoría de los jugadores, que solucionó Iturralde con una tarjeta para Cristiano, el que originó todo, y otra para Valdés, que se fue a por el portugués sin que nadie se lo mandara.
Llegó después la acción más polémica de la noche, el penalti de Valdés a Cristiano después de un buen pase de Benzema, en una de las escasas ocasiones en la que se encontraron el portugués y el francés. Y para cerrar la primera parte, Iturralde perdonó al menos la amarilla a Carvalho por golpear con un hombro a Messi, que se llevó la tarjeta que correspondía al portugués.
Intentó rehacer el equipo Mourinho en el descanso, reforzando el centro del campo con Lass en lugar del desaparecido Özil. Nada cambió y el primer aviso lo mandó Messi, que abusó en exceso de su regate y no cedió a Villa, que esperaba en solitario y con el fusil en la mano para firmar el tercer gol. Acarició también Xavi un nuevo tanto, después de una combinación eterna del Barcelona, con los jugadores del Madrid mirando como sus rivales movían y mimaban la pelota.
Sí sacó provecho del festival David Villa, que consiguió un doblete en apenas dos minutos después de dos grandes pases de Messi. En el primero, y tercero del Barça, Villa arrancó en fuera de juego por apenas una pierna antes de batir a Casillas, que nada pudo hacer cuando el '7' del Barça lo volvió a encarar para marcar el cuarto.
La fiesta del Barcelona la completó Jeffren, que puso la firma definitiva a la derrota más humillante en la carrera de Mourinho.
Fuente: AS (www.as.com)
lunes, 29 de noviembre de 2010
El Barcelona planta una manita al Real Madrid.
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