Carlismo vs nacionalsindicalismo. - La Nación Digital

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jueves, 21 de enero de 2010

Carlismo vs nacionalsindicalismo.

Hace unas semanas, tras una nueva critica por mi parte hacia la monarquía española, intercambié algunos comentarios con mi camarada carlista Jorge de la Compasión. Ambos sabemos que somos muy diferentes pese a defender lo mismo: hispanidad y catolicismo. ¿Cuál es la causa?. ¿Cómo se puede defender lo mismo pero de diferente manera?.
La explicación a todo esto está en los orígenes de nuestras respectivas doctrinas políticas.
El carlismo surgió en el XIX, tras la muerte de Fernando VII. Sus orígenes están en los guerrilleros españoles absolutistas que lucharon contra los franceses tras la invasión napoleónica y que querían conservar el Antiguo Régimen y la monarquía absoluta frente al liberalismo político y económico.
Los principales apoyos carlistas fueron el clero, la nobleza y el campesinado del norte. Es una época en la que surgen las primeras diferencias entre españoles en el sentido económico, ya que si bien en los territorios vasconavarros existían campesinos que cultivaban pequeñas propiedades, en Castilla y Andalucía había masas de jornaleros que vivían en la miseria. Eso explica como no hubo apoyos carlistas en el resto de la Península. El hecho de que vasco navarros y catalanes apoyaran el carlismo explica la reivindicación de los fueros eliminados por Felipe V, el primer Borbón Rey de España.
Los carlistas apoyaban al hermano de Fernando VII, Carlos María Isidro en su lucha por el trono, debido a que a Isabel, la hija del rey, la apoyaban los liberales.
Los carlistas consideraban legitimo para el trono a Carlos, sin embargo, fue Isabel quien ascendió al trono con el nombre de Isabel II.
España vivió una época de tensión y guerras civiles, las llamadas guerras carlistas.
Los carlistas se oponían a la política antirreligiosa de los liberales de turno, mientras que estos utilizaban a las masas que no tenían nada para hacerles ver que todo seguiría igual si los carlistas conseguían el poder.
Hubo un momento en que los carlistas pudieron conseguir su objetivo, tras la huida de Isabel II después de la Gloriosa en 1868, pero hartos de Borbones, los políticos de turno decidieron elegir a un rey extranjero. Amadeo de Saboya fue el elegido debido a que su familia había tenido roces con el Vaticano, algo que gustaba (y mucho) a los progresistas.
A finales del XIX, se produjo una escisión en el carlismo que provocó el nacimiento del separatismo vasco. Sabino Arana, al que he mencionado en este blog varias veces, era un carlista descontento que inventó una bandera para la provincia vizcaína, continuó la reivindicación foral y se inventó una teoría sobre la raza vasca que nada tiene que ver con el carlismo. El fruto de todo esto, el PNV, tenia en común la defensa de los fueros y el catolicismo.
Aunque con el paso de los años el PNV ha sufrido el mismo cambio que la CEDA. En su día, tanto PNV como CEDA eran defensores a ultranza del catolicismo. Hoy, los descendientes de la CEDA (el PP) y el PNV actual se han liberalizado política y económicamente llegando ambos a aceptar el aborto, algo impensable hace un siglo.
A comienzos del XX, el carlismo se organizó en partidos políticos, llegando a obtener diputados, y durante la Guerra Civil sirvió en el bando nacional luchando por la defensa de Dios y España.
A los carlistas les debemos los colores de la actual bandera española, ya que convencieron al general Mola de que quitara la tricolor republicana.
Hay que decir que también ellos salieron muy perjudicados de la unificación con Falange. Falange perdió la posibilidad de alcanzar sus objetivos con su nombre, pero los carlistas perdieron poder político y miembros, quedando hasta el día de hoy en una situación incluso peor que la de los falangistas (que tampoco es para tirar cohetes).
El momento del nacimiento del nacionalsindicalismo lo he mencionado varias veces, así que haré un repaso rápido. El nacionalsindicalismo surge a comienzos de la II Republica y busca acabar con la lucha de clases a través de la unión de todos los elementos económicos de la producción en un sindicato (corporativismo). Al contrario que el carlismo, que venia de la mentalidad tradicional del Antiguo Régimen, el nacionalsindicalismo surge a imitación de movimientos fascistas extranjeros.
El nacionalsindicalismo pudo haber llegado lejos políticamente hablando, pero la dura mollera de los obreros españoles, la Guerra Civil y la derrota alemana en la Segunda Guerra Mundial acabaron con sus posibilidades.
La fusión en el mismo partido (la Falange Tradicionalista) acabó con las aspiraciones de ambos. La causa pudo ser los objetivos distintos de cada uno: el carlismo añoraba la conservación de los valores del Antiguo Régimen y el nacionalsindicalismo buscaba la justicia social.
A día de hoy seguimos (falangistas y carlistas) discrepando en el tema de la doctrina y sistema políticos y la economía. Cierto es que pese a defender lo mismo (Hispanidad y Catolicismo) podemos llegar a ser muy incompatibles. Pero en momentos como los actuales nos necesitamos mutuamente.
No hay que crear otra FET. Lo que seria recomendable es que todos los patriotas españoles, sean del palo que sean, acudiéramos a las convocatorias electorales en coalición. Así podríamos conservar nuestras diferencias sin necesidad de salir dañados.
El problema de una posible unidad es que ni siquiera los propios falangistas estamos unidos. Algunos militan o simpatizan con formaciones que se resisten a abandonar la camisa azul, como FE-JONS o FE-La Falange, otros están en una formación como Falange Autentica que no se como definirla, ya que se proclama nacionalsindicalista y heredera de la Falange original pero sin embargo utiliza las palabras democracia y progreso y luego los hay que, como yo, simpatizan con el Frente Nacional por que ven una formación así mas necesaria y con mas recorrido por delante.

2 comentarios:

Mitra dijo...

yo no se muy bien como esta el tema de las falanges, pero leyendo el texto, no se que inconvenientes tiene usar la palabra progreso. Mientrras no sea progresismo..., no se que inconveniente tiene. Al menos yo si quiero progreso.

Perlimplín dijo...

Está bastante bien, excepto eso de que el Carlismo no tuvo apoyo en el resto de España: las Castillas, Extremadura, Valencia, etc.

Lo tuvo, y mucho.

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