Recordando las viejas gradas...Mundial de Italia 1934.

Esta es la primera de las muchas entradas en las que voy a hablar de la mezcla surgida a partir de futbol y política a lo largo de la Historia.
El gobierno del Partido Nacional Fascista encabezado por Benito Mussolini
acogió la Copa del Mundo de futbol en 1934. No se perdió la oportunidad de exaltar el régimen fascista y prueba de ello es el cartel del torneo, donde una figura vista desde el suelo y vestida con la equipación de la selección italiana realiza el saludo romano.
Eso explica que los jugadores hacían el saludo romano antes del partido y que un estadio tuviera el nombre de Benito Mussolini y otra el de Estadio Nacional del Partido Nacional Fascista.
Si hubo polémica en la anterior edición por la falta de las selecciones europeas importantes, como España e Italia, en esta ocasión falto Uruguay, vigentes campeones y organizadores del anterior Mundial, debido a la molestia existente por la ausencia italiana en el Mundial de 1930.
Italia era una de las principales favoritas junto con Austria, que tenía uno de los mejores equipos de toda su historia futbolística.
España fue con pocas esperanzas, pero volvió a casa con todos los honores.
Se jugaban eliminatorias a partido único y España jugo contra Brasil. En aquel entonces nadie sabia de los brasileños en el tema del futbol tal y como sucede hoy, por lo que a la victoria apenas se le dio importancia. Durante este partido, el público italiano que presenció el encuentro en las gradas apoyó a los brasileños y silbó a los españoles debido a que no simpatizaban para nada con el gobierno español, ya que el sistema demoliberal de la tricolor no resultaba muy agradable a los fascistas italianos.
En la siguiente ronda España se enfrentó a Italia. En un partido muy polémico, con una clarísima ayuda arbitral al equipo anfitrión, España se dejó las piernas en el campo.
Se jugó un partido de desempate. Italia marcó un gol que debió ser anulado por falta sobre un jugador español.
Los jugadores españoles retornaron a su casa, donde fueron homenajeados por el gobierno de la Republica y recibidos como héroes nacionales. Está claro que todo ese numerito fue montado por que España había sido robada ante la Italia de Mussolini. Seguramente si hubiese sucedido lo mismo contra la Unión Soviética no hubiera habido tantas quejas.
Y es que al margen de los temas políticos, esas ayudas descaradas al anfitrión son tan numerosas en todas las competiciones y deportes que me parece lamentable hacer de ello un motivo para la reivindicación política. Por poner un par de ejemplos, el robo sufrido ante los italianos en 1934 es idéntico ante el que sufrimos ante Corea del Sur en 2002 o el que sufrieron los daneses ante la propia España en 1982.
Y los daneses no fueron condecorados en 1982 por su gobierno ni tampoco Aznar y el resto de gobernantes populares homenajearon a la selección española entrenada por Camacho tras el atraco sufrido ante los coreanos. Encima, el egipcio Al Gandour, culpable de todo eso, dijo recientemente que fue el mejor arbitraje de su vida.
El Mundial de 1934 acabó con triunfo italiano en la final por dos goles a uno ante Checoslovaquia. En semifinales habían eliminado a la selección de Austria.
Mussolini cumplió todos los objetivos que su gobierno se había propuesto antes de organizar todo.
Los jugadores italianos recibieron una condecoración especial y un trofeo llamado “Copa del Duce”.