Durante la madrugada del pasado 18 de marzo comuniqué a Antonio Rivera, fundador de “La Nación Digital”, mi dimisión como administrador del portal que ambos echamos a rodar hace ya dos años y medio exactamente. Las razones que justifican mi decisión no son discrepancias personales (de Antonio, aunque no haya sido en persona, he recibido un trato extraordinario, de los mejores que he tenido en mi vida), sino que hace tiempo que dejé de ver un futuro claro al proyecto, además de que cada vez me he ido distanciando más de la línea ideológica que se defendía en las editoriales de LND (editoriales de las que los responsables ya ni teníamos tiempo para preparar y redactar, motivo por el cual hace meses que no se ha publicado ninguna).
A partir de este momento finaliza mi implicación con LND y, de seguir adelante el proyecto, ya sea con la misma línea o con una diferente, éste no tendrá ninguna implicación mía; por lo tanto, me desvinculo completamente de lo que pudiera publicarse en el futuro en LND.
Aprovecho estas escuetas líneas para desear suerte a quienes pudieran hacerse cargo de LND tras mi marcha y dar las gracias a Antonio por su cordial trato de camaradería. Creo que poco menos podría decir con más palabras.
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