El plan había comenzado a ser preparado meses antes. Pero la hora de la verdad tenía nombre…y números: el 17 a las 17. Los jefes militares del ejército del protectorado marroquí sublevaban a las tropas regulares y a la Legión para derrocar al gobierno izquierdista del Frente Popular. Rápidamente, cruzaron el estrecho de Gibraltar con ayuda alemana e italiana en dirección a Sevilla, donde Queipo de Llano les esperaba ejerciendo de puente respecto al resto de la Península. En la semana siguiente, varias provincias cayeron en manos sublevadas y, ante la imposibilidad de hacerse con el poder de manera directa, España tuvo que vivir una Guerra Civil de casi 3 años.
Pero, evidentemente, los militares no se levantaron un día con la intención de dar un golpe de Estado así por qué si. Sus motivos tenían, lo diferente es que algunos no los compartan.
Los orígenes de este suceso se remontan a Octubre de 1934. Derrocados los golpistas del PSOE, que se habían intentado alzar en armas en toda España pero solo lo habían logrado con éxito en Asturias, y los separatistas catalanes que habían proclamado de manera ilegal el “estado catalán” dentro de la República, la izquierda comenzó a organizarse para tomar el poder mediante las urnas.
El Frente Popular surgía tras presentarse en coalición a las elecciones de 1936 los marxistas como el PSOE (Partido Socialista Obrero Español) de Indalecio Prieto y Largo Caballero, el PCE (Partido Comunista de España) de José Díaz y Dolores Ibarruri y el POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) de Andréu Nin, y de los republicanos como la UR (Unión Republicana) de Martínez Barrio (antiguo miembro del Partido Radical de Lerroux) y la IR (Izquierda Republicana) de Manuel Azaña, apoyados con el voto de los sindicatos anarquistas CNT (Confederación Nacional del Trabajo) y FAI (Federación Anarquista Ibérica) y de los separatistas de (ERC) Ezquerra Republicana de Catalunya.
La victoria del Frente Popular es considerada por muchos como un fraude electoral, pero ahí no voy a entrar. Lo denunciable es que se diga que los votantes del Frente Popular lo hicieron para defender la democracia y la libertad. Los miembros de los partidos marxistas estaban muy bien organizados y era cuestión de tiempo que en España corriera la sangre como si de un río se tratara. Ya lo avisaba durante la campaña electoral Largo Caballero, que anunciaba que si había de haber una dictadura en España sería la de la izquierda, que si no ganaban en las urnas irían a la Guerra Civil, y Azaña solía comentar que irían más allá del programa del Frente Popular, que era presentado como reformista.
La realidad de la época era la existencia en dos facciones, izquierda y derecha, que representaban abiertamente la lucha de clases comenzada por unos y continuada por otros. La izquierda era clasista por abajo y se componía de individuos que se autoproclamaban “clase obrera” pero que en realidad era una tropa ignorante a la que sus líderes apenas podían controlar. Por otra parte, la derecha se creía defensora de la unidad de España y la fe católica, pero a costa de continuar las desigualdades sociales, convirtiéndose en clasistas por arriba.
Los únicos que defendían cambios económicos y sociales junto a la unidad de España y el catolicismo eran los falangistas, despreciados tanto por unos como otros. Sin embargo, los falangistas se unieron a la sublevación por ser radicalmente contrarios al marxismo que acabaría dominando el gobierno republicano e incrementaron sus filas a costa de los individuos de los partidos de derecha, que entraron en Falange creyendo que eso era una especie de campamento paramilitar para niños ricos.
Nada más llegar al poder los frentepopulistas, Falange Española fue ilegalizada y sus líderes encarcelados, acusados de provocar desordenes públicos y actos violentos. Mientras tanto, los militantes frentepopulistas iniciaban una cacería contra los afiliados falangistas, que se veían obligados a emplear la violencia para salvar sus vidas. Si primero fueron a por Falange se debe a que no había logrado obtener representación parlamentaria al haberse presentado por separado, fuera de una probable coalición con las fuerzas derechistas. Al ser Falange un grupo pequeño, sin representación, pero antimarxista y minimamente preparado para hacer frente al enemigo en la calle, era una pequeña molestia que el Frente Popular podía presentar como un enemigo y su ilegalización como uno de sus logros políticos en defensa de la “democracia” y la “libertad”. Otra de las cosas que definen el Gobierno del Frente Popular fue la toma del poder sin esperar a terminar el recuento de votos y la liberación de presos políticos de la izquierda, abriendo las puertas de las cárceles de par en par y permitiendo la puesta en libertad de todo tipo de individuos.
Antes de las elecciones, los militares ya habían emprendido contactos para hacerse con el poder en caso de que la izquierda resultara vencedora, por que no había que ser muy listo para saber lo que pretendían tras los discursos pronunciados en la campaña electoral. De la misma manera, la izquierda ya tenía su plan B por si la democracia parlamentaria no les daba la victoria, o al menos de eso presumía Largo Caballero.
Manuel Azaña trasladó a los militares con fama de antirrepublicanos a los puntos más alejados de Madrid: Franco fue destinado a Canarias, Goded a Baleares y Mola a Navarra.
Mola era el principal organizador de la sublevación, bajo el pseudónimo de “El Director”, y al frente debería haberse puesto Sanjurjo, exiliado en Portugal desde 1932 y que murió en un accidente de avión cuando viajaba a España para ponerse al mando. Por otra parte, Franco estaba muy indeciso, y pese a que detestaba al gobierno frentepopulista, no terminaba de aclarar su participación en la sublevación.
La violencia seguía transcurriendo por las calles españolas, entre los grupos falangistas y de la derecha (las JAP, Juventudes de Acción Popular de la CEDA) y los militantes socialistas, comunistas y anarquistas. La sublevación, que se encontraba estancada, se aceleró tras los sucesos del 13 de Julio: José Calvo Sotelo, líder del Bloque Nacional, coalición entre Renovación Española y grupos carlistas, era arrastrado de su casa a la fuerza y asesinado por un militante de Juventudes Socialistas. Le metieron dos tiros en la nuca y le tiraron en la puerta del cementerio de la Almudena.
Este asesinato ha sido justificado como una acción vengadora del asesinato de un importante guardia civil republicano, pero si de verdad eran tan “demócratas” como dicen, esta acción es terrorismo de Estado. Un gobierno democrático no puede enviar a sus matones para asesinar a la oposición.
Este suceso fue lo que motivó la participación de Franco. Aprovechando su traslado a una boda, Franco tomó una avioneta Dragón Rapide que le llevó a Marruecos, donde se puso al mando del Ejército del protectorado el día 17.
Tras cruzar el estrecho de Gibraltar y desembarcar en la Península, Franco y los demás militares se unen a los sublevados que se van encontrando.
Durante el 18 de Julio, la prensa republicana no para de publicar en sus medios de comunicación que la sublevación apenas tiene apoyo, que fracasará o incluso que ha sido reprimida por las fuerzas republicanas. Algo parecido sucederá con los sucesos posteriores del Alcázar de Toledo, en los que la prensa republicana publicará su rendición varias veces, y sin embargo, todos sabemos como acabó la historia.
El día 19 de Julio, los carlistas se alzan en armas en Navarra, apoyados por algunos falangistas y bajo el mando del general Mola. Antes de unirse a la sublevación, Mola había negociado con ellos la bandera que portarían, ya que el general era partidario de la tricolor mientras que los carlistas exigían llevar la bandera tradicional bicolor.
Por toda España hubo levantamientos contra el gobierno del Frente Popular. En Madrid, un grupo de falangistas se atrincheró en el cuartel de la Montaña, donde se produjo una gran masacre, tanto por parte de los falangistas como de los milicianos frentepopulistas.
Los motivos “oficiales” contemporáneos son los temores de las clases altas económicas que temían que un gobierno “democrático” y donde las clases populares tuvieran “libertad”, “derechos” y “educación” les quitaran sus privilegios.
Los motivos políticamente incorrectos son que el Frente Popular era un títere de la Unión Soviética (que fue quien lanzó la idea de los frentes populares de izquierdas) y que la política republicana era contraria a la esencia de España, además de que la República buscaba eliminar todo rastro de cristianismo.
Por mucho que los progresistas actuales defiendan que con ellos todo habría sido mejor y no habría pasado nada…yo sigo insistiendo en que hubiera habido guerra civil de todos modos. En España convivían dos concepciones de ver el mundo totalmente distintas y solo podía quedar una.
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