Adherirse a grupos de Facebook se convierte en una moda absurda pero rentable. - La Nación Digital

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jueves, 28 de julio de 2011

Adherirse a grupos de Facebook se convierte en una moda absurda pero rentable.

Cuando se conectó a su página de Facebook y hubo comprobado que ninguno de sus 178 amigos estaba en ese momento disponible para charlar, Nekane Pis suspiró. Ante sí tenía la mayor red social del mundo y nada que hacer, salvo actualizar su estado de Expectante a Inquieta y revoltosa o subir más fotos de ella junto a sus amigos. Vale, es posible que jamás hubiera pedido permiso a sus amigos para colgar sus fotos en una red social pública, pero ni por un instante la joven Nekane pensó que a Marco o a Leo les pudiera importar que una audiencia potencial de miles de millones de personas (incluido cualquier director de Recursos Humanos) viera esa imagen tan divertida en la que los dos hacían como si se fumaran un porro tirados junto a la orilla del pantano del Burguillo.
Nekane cerró la página, repasó unos cuantos blogs que seguía y cinco minutos después regresó a Facebook.

Las moscas

Tenía un mensaje nuevo. Yoli, una de sus amigas (no tan amiga... en realidad era colega de una choni –Luisa– a la que conoció el verano pasado en Aguamarga), le invitaba a unirse al juego de construcción de granjas conocido como Farmville. Era la invitación número 483, exagerando, que recibía. Nekane la desechó con un golpe de ratón y fue a cerrar la página cuando sus ojos se tropezaron por casualidad con la actividad reciente de Numa, el novio de la Carol. Nekane leyó: Numa se ha unido al grupo de ‘Yo también creo que las moscas traman algo con esa frotada de manos’ y soltó una carcajada argentina (desproporcionada). Pensó en las moscas, bueno, en la mosca prototípica que se para y se frota las patas. Nekane no sabía por qué lo hacían (porque tienen unos sensores en las patas con los que saborean lo que pisan), pero tenía tanto ingenio el nombre de aquel grupo...

A un botón de distancia, Nekane tenía la posibilidad de adherirse a la idea. Desde aquel momento se convirtió en el miembro 178.934 del grupo de Facebook Yo también creo que las moscas traman algo con esa frotada de manos. Si cien mil moscas no pueden estar equivocadas, un grupo que tiene tanta gente como dos estadios del Barça llenos, tampoco.

A los dos minutos, Nekane recibió un mensaje. Su amiga Laura había confirmado ante el mundo entero que la incorporación de Nekane al grupo de los mosqueados con las moscas le gustaba.

Disfrazado de jamón

A la derecha de la página, un programador anónimo había colocado una aplicación que leía los gustos del usuario con un algoritmo refinado basado en la edad, en la pertenencia a otros grupos, en los gustos manifestados y en los amigos. Le ofrecía otras asociaciones virtuales que quizá pudieran ser de su agrado, como por ejemplo gente a la que le gusta Correr por una mezquita disfrazado de jamón o aquellos que, como Nekane y otros millones de personas, cada día hacen un alto para Arriesgar la vida lamiendo el cuchillo lleno de nocilla. Nekane marcó los dos grupos y se adhirió sin ambages a las causas. Aquello era una declaración de intenciones vitales. Lo del jamón era un poco como demasiao, pero en su imaginación se veía una escena tan graciosa y tan cargada de significado...

Media hora después, y como resultado de una furiosa reacción en cadena, ocho de sus amigos (y conocidos, y amigos de conocidos) se habían unido al grupo Ver una abeja o una avispa y echar a correr como si no hubiera mañana. El mundo estaba lleno de cobardes divertidos que se iban retratando, como Nekane.

En una hora más, cinco personas a las que no conocía de nada habían solicitado la amistad de Nekane (porque compartían membresía en los grupos En ocasiones veo velocirraptores, Tal vez Tom hubiera alcanzado a Jerry si hubiera corrido a cuatro patas como un gato normal y Tarde o temprano conquistaré el mundo y entonces os vais a cagar). Nekane ya llevaba hora y media seguida en Facebook y aquello no había hecho más que empezar.

Entonces fue cuando se abrió el chat. Era Virginia, alias la Mala, la novia de Eduardo, el ex de Yamira, que le remitía al grupo Odio ser bipolar. Es la cosa más fantástica del mundo. Nekane dudó unos segundos antes de reírse y de pulsar el botón de Me gusta. Aquello sí que eran risas. La Mala Virginia le mandó otro enlace: Señoras que ya sabían que Ricky Martin era gay. Nekane dio un salto al recordar cuando le dio el notición a su madre. Aquel grupo estaba hecho para ella y por eso, sólo por eso, Nekane se unió y, de paso, a los de Yo tampoco sabía qué hacer con el color blanco del Plastidecor, La culpa es de los padres, que las visten como a Guti y Siempre quise lanzar una bomba de humo y desaparecer con una risa malévola.

Sólo un minuto después, Moli (otro de sus amigos) le alertó del grupo Señoras que preguntan ‘¿Te has quedado con hambre? ¿Te frío un huevo?’. Nekane gritó alborozada y estalló en carcajadas. Así era como su madre le hablaba a su primo Andrés cuando venía a comer después de machacarse en el ginasio (Señoras que dicen ginasio en vez de gimnasio). Se unió a todos los grupos y se fue a su muro de Facebook. Su actividad reciente había sido adherirse a 14 sociedades, responder a cinco solicitudes de amistad y escribir en el muro de Martiny “feliz cumpleaños”. Nekane leyó el muro de Martiny y, entre una pila de felicitaciones, vio que su actividad reciente había sido la de unirse al grupo El tipo que descubrió la leche, ¿qué trataba de hacer en ese momento con la vaca?.
A partir de ahí, Nekane llegó a un punto muerto y vagó por páginas sin gracia de Facebook, buscando una salida. Desesperada, Nekane recurrió al buscador de la Red y tecleó Señoras que...
La primera búsqueda dio una cosecha magnífica: Señoras que dicen en las noticias que su vecino asesino parecía buena persona. Es tan, o sea, de verdad. Todos los días sale en los telediarios de Antena 3 una mujer que mueve la cabeza y dice lo buena persona que parecía el criminal que mató a su novia y a cinco personas más con una espingarda y una ballesta.

Nekane estaba atrapada, pero ella no lo sabía. Dos horas y media después de comenzar a unirse a grupos de señoras, apretó el botón derecho del ratón para adherirse sin disimulo al grupo Yo solía tener una vida… y luego pusieron Internet en casa.


Fuente: La Gaceta (www.intereconomia.com)

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