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viernes, 8 de enero de 2010

Conciencia europea.

El ser humano como tal surgió en el continente africano, pero esto no quiere decir que todos fuéramos negros o que seamos africanos. La evolución posterior de los diferentes grupos humanos en que se dividieron nuestros antepasados es lo que vemos reflejado hoy en nuestro color de piel, nuestra cultura y la respectiva civilización de la que cada cual formamos parte.
Europa, en especial, recibió oleadas migratorias que se establecieron en diferentes lugares del continente.
Los primeros en destacar fueron los griegos, que crearon el Estado y la base cultural de la actual Europa. El esplendor máximo de Grecia llegó con Alejandro Magno, quien conquistó casi todo el mundo conocido en aquellos tiempos e impuso la cultura griega para tratar de helenizar el mundo. Quizá a este sueño de Alejandro Magno se le podría considerar el primer intento globalizador de la Historia, ya que pretendía imponer un único sistema de vida a todo cuanto hallara.
A la caída y decadencia de Grecia le siguió el auge de Roma. El pueblo etrusco unifico la Península Itálica, conquistando Grecia y apoderándose de su cultura. Su mayor enemigo fue Cartago, que también podía haber marcado la Historia igual que Roma, pero su derrota ante los romanos lo impidió. Roma conquistó gran parte de Europa, llegando hasta la actual Gran Bretaña. Además, controló Egipto y su frontera oriental llegaba hasta la actual Turquía. El momento de mayor esplendor sucedió durante el reinado del emperador hispano Adriano.
El imperio romano se vino abajo por vivir por encima de sus posibilidades, el exceso de corrupción, la ruralización (la gente abandonó las ciudades por el exceso de impuestos) y la invasión de los pueblos germanos nómadas, aliados de Roma que tras su caída se quedaron con sus territorios. En España dominaron los visigodos, aunque en el resto del continente fueron muy temidos los hunos de Atila.
Una nueva amenaza surgió siglos después de la caída de Roma, una amenaza que se convirtió en un enemigo de Europa hasta el día de hoy. Surgió en la Península Arábiga y responde al nombre de islam. Entraron por el estrecho de Gibraltar y conquistaron casi toda la Península Ibérica, siendo frenados por Carlos Martel en la batalla de Poitiers en el 732.
El islam permaneció en España hasta que los cristianos refugiados en el norte recuperaron el territorio que legítimamente les pertenecía de forma lenta pero implacable. En 1492 termino la reconquista territorial y en 1616 la espiritual, cuando terminaron de ser expulsados todos los moriscos que había en España.
Hasta la caída del islam y la unificación de la monarquía española que posibilito la unión territorial de la actual España y creó el Estado moderno, en Europa el poder estaba muy repartido, entre Francia, el Sacro Imperio Romano Germánico y el Vaticano.
Con la llegada al trono de Carlos I de España, y su posterior proclamación como emperador alemán como Carlos V, España tomo las riendas de Europa y su cultura.
Durante todo el XVI, la monarquía española extendió la fe católica por los territorios americanos y la defendió frente al cisma religioso promulgado por Lutero, quedando Europa divida entre católicos y protestantes, división existente hasta el día de hoy.
También hay que destacar la batalla de Lepanto contra los turcos en 1572, en la que la coalición formada por España, Venecia y el Vaticano derrotó a los islámicos permitiendo a España poseer lugares estratégicos en el Mediterráneo y mejorar su política comercial.
Tras la muerte de Felipe II, España siguió siendo una potencia, pero perdiendo cada vez mas influencia debido a la dejadez de los Austrias menores, mas preocupados de cazar y seducir actrices de teatro que de la política y el futuro español y europeo.
En este cambio de ciclo, el papel de potencia mundial dejado por España lo ocupó Inglaterra gracias a sus actos de piratería contra los barcos españoles.
El inicio del XVIII marca la llegada de los Borbones a España. Con el paso del tiempo, España solo será utilizada por el resto de potencias europeas según sus intereses. Inglaterra encuentra un enemigo en Francia.
Precisamente en Francia surgen los movimientos revolucionarios y liberales controlados por la masonería que se extenderán provocando guerras por toda Europa a lo largo del XIX. En este mismo siglo comienza la colonización de África por parte de Inglaterra, Francia y Alemania, y en menor medida de Bélgica, Italia y España.
El clima de rivalidad estalla en 1914, cuando el asesinato del archiduque austriaco Francisco Fernando a mano de los terroristas bosnias provoca la Primera Guerra Mundial, cuyas consecuencias se verán cuando tras la finalización surjan movimientos comunistas y fascistas ante la debilidad de las democracias europeas.
Alemania vive el ascenso del NSDAP con esperanza, que se confirma cuando viven el mejor momento económico y político de su Historia. La tensión internacional provoca la Segunda Guerra Mundial. Alemania, que busca una Europa unida y fuerte, es derrotada ante la alianza de traidores, comunistas y capitalistas.
Y llegamos al día de hoy en que tenemos una especie de Unión Europea que perjudica a uno de sus países miembros en materia de pesca y agricultura y que se plantea la entrada de Turquía, un país musulmán.
Lejos queda ya el espíritu cruzado de aquellos europeos que fueron a reconquistar Jerusalén y la de aquéllos héroes de Lepanto, entre ellos Miguel de Cervantes, el escritor de una de las mejores obras literarias de todos los tiempos.
Hoy solo podemos hacer frente a los enemigos en las urnas. Holanda e Italia parecen estar aprendiendo la lección. A los españoles aun nos queda mucho.
El tener conciencia europea no quiere decir que queramos un Estado Europeo único. La unidad de Europa debe de conseguirse mediante medidas económicas y culturales, no mediante la creación de un Estado.
De la misma manera que las diferentes regiones de España forman un solo Estado, los diferentes pueblos europeos debemos apoyarnos unos a otros. Latinos, germanos, eslavos, anglosajones…todos somos europeos. En Europa conviven católicos, protestantes y ortodoxos, pero formamos parte de la misma conciencia. Para muchos esto es un escollo, para mi no. Sinceramente, prefiero convivir con protestantes que con musulmanes. En Alemania dejaron a un lado las diferencias entre las facciones cristianas y vivieron uno de los mejores momentos de su Historia. Además de que España es un país católico, por mucha constitución laica que haya, así que no estaríamos traicionando la esencia española, ya que a los protestantes solo los tendríamos como vecinos y aliados europeos, ya que el protestantismo en España es testimonial.
Europa es la cuna de la civilización occidental, corrompida hoy por los masones americanos. Y no solo eso, también es la luz del mundo, quien se encargo de evangelizar y llevar el mensaje de Cristo por todos los confines de la Tierra. Debemos ser una resistencia contra la globalización y la dictadura de pensamiento único. Cuantos mas europeos occidentales católicos de origen y no fruto de la inmigración, mejor será la convivencia y mejor podremos afrontar la lucha. Y esa lucha debemos hacerla día a día con nuestra forma de ser y de pensar. Un europeo, y sobre todo un español, deben caracterizarse por su caballerosidad y su saber estar. Dejemos el salvajismo y la alteración del orden publico a nuestros enemigos. Si hay algo que nos diferencia es la educación.
Por eso, no debemos de sentir miedo o reparos en gritar: ¡Arriba Europa!.

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