PP y CiU sientan las bases para futuros pactos a escala nacional.

El fulgurante aumento de representación parlamentaria que obtuvo el Partido Popular en las últimas elecciones catalanas hacía presagiar que la formación liderada por Alicia Sánchez-Camacho se convertiría en la gran aliada del naciente Gobierno de CiU. Más aún teniendo en cuenta el presumible porvenir del Gobierno de la Nación. Los líderes han cambiado y las circunstancias también, pero aquellos Aznar y Pujol, que sellaron el pacto del Majestic, podrían llamarse Rajoy y Mas en la próxima primavera; con Sánchez-Camacho allanando el terreno en lo único que preocupa hoy a ambas formaciones: la economía.

Así, la Generalitat llegó ayer a un acuerdo con el PP catalán para aprobar los presupuestos catalanes para lo que resta de año. Sánchez-Camacho aseguró que fue ella quien evitó la fotografía conjunta con el president Mas, pero quiso dejar claro que ambas formaciones entran en una “nueva etapa de colaboración y trabajo”. Tanto la presidenta de los populares catalanes como Artur Mas se apresuraron a desmentir que se tratara del nacimiento de un Majestic II, pero tampoco tardaron en enfatizar las bondades del otro ni en intercambiar felicitaciones por el ejercicio de responsabilidad llevado a cabo. Tal como alegaba CiU cuando apoyaba los presupuestos generales de Aznar, Sánchez-Camacho insistió ayer en que estos no son sus presupuestos, sino que sólo se trata de “garantizar la estabilidad”.

El portavoz de CiU en el Parlament, Jordi Turull, fue el encargado de agradecer públicamente el “gesto de responsabilidad” del PP para llegar a un acuerdo e invitó a las demás formaciones a seguir el ejemplo de los de Sánchez-Camacho. Sin embargo, el resto de partidos de la oposición lamentaron abiertamente la noticia. Joaquim Nadal, portavoz de los socialistas catalanes, aseguró que el acuerdo ha sido “cocinado, preparado, evaluado, instado y requerido por el PP, y aceptado sistemáticamente por CiU” y denunció un pacto global decidido de antemano. ERC tildó el acuerdo de “barato para CiU, pero muy caro para Cataluña” y los ecosocialistas de ICV lo tacharon de “pacto de la vergüenza”.



Fuente: La Gaceta (www.intereconomia.com)