Ché Guevara S.A. (Deconstruyendo al mito). - La Nación Digital

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miércoles, 22 de junio de 2011

Ché Guevara S.A. (Deconstruyendo al mito).

Nota introductoria: Nuestros "amigos" los marxistas son muy amigos, a su vez, de la deconstrucción siempre y cuando ésta vaya dirigida hacia aquellas instituciones, personas y hechos sociales o históricos que ellos, en el fondo, desprecian. Pero, ¿acaso la deconstrucción es sólo aplicable a los enemigos del marxismo? No lo creo así. Hagamos nuestra la deconstrucción, sólo por un rato, y apliquémosla con rigor a uno de los mitos más queridos, y más rentables, de la ideología marxista, la figura del Ché Guevara, con la que los propagandistas de semejante ideología llevan encandilando a imbéciles de distinto pelaje desde hace al menos cuarenta años. (León Riente)





PATRIA O MUERTE. ¿PUEDES SER PATRIOTA SÓLO SI ERES MARXISTA?






¿PARA CUÁNDO LA CONDENA DEL COMUNISMO SIN TITUBEOS? ¿PARA CUÁNDO UNA HISTORIA SIN MENTIRAS?






LOS HOMOSEXUALES FUERON PERSEGUIDOS DURANTE EL CASTRISMO, ASÍ COMO EN OTROS REGÍMENES COMUNISTAS. SIN EMBARGO EN LA ALEMANIA NAZI CABE DESTACARSE TRES CORRIENTES: "La primera abogaba por la aceptación de la homosexualidad y la eliminación del §175, cuya cabeza visible más conocida era Ernst Röhm, jefe de las SA y él mismo homosexual. La segunda corriente sería la representada por Hitler mismo, que personalmente no parecía tener nada en contra los homosexuales, mientras fueran discretos. Finalmente estaban aquellos que eran profundamente homófobos, entre los que se cuenta Heinrich Himmler, que llegaría a ser jefe de las SS." (Fuente original: AQUÍ)





Röhm era un personaje muy controvertido, de espíritu arrogante e impulsivo y de carácter irascible; conocido entre la sociedad por su relativamente abierta homosexualidad, que llegaba a expresar sin vergüenza. Röhm sirvió como teniente en las filas bávaras durante la Primera Guerra Mundial, donde se destacó por su valentía en combate, siendo gravemente herido en la cara en 1914 en la Lorena, Francia. (Para ampliar la información del adorable, altivo y viril Röhm: AQUÍ)


Si alguien quiere ser totalitario, si alguien quiere venerar a genocidas, si alguien quiere ser dogmático o lo es (y quiere ocultarlo) pero a la vez ser considerado democrático y luchador por las libertades, el sistema democrático actual –y el mercado al que sirve dicho sistema de valores, que presumiblemente vela por nuestras libertades y derechos– pone a su alcance todo un abanico de iconos y líderes, una generosa oferta, entre ellos al engrandecido Comandante Ché Guevara, que para su escarnio se ha convertido en un mero producto de merchandising. Su rostro adorna camisetas, llaveros, paredes con sus posters, me atrevería a afirmar que la guevaramanía ha abarcado casi todo. Es, sin duda, el genocida más políticamente correcto que ha existido y que existe, pues el Ché sigue bien “presente”, como una estrella muerta en la inmensidad del cosmos. ¿Se imaginan tal aceptación en Hitler? ¿Se imaginan a los adolescentes yendo con una camiseta de Hitler? ¿O de Goebbels? ¿O de Mussolini? Sin embargo se puede venerar incluso a Stalin, al “bueno” de Stalin, y tener fantasías utópicas con un Lenin o un Pol Pot.



Por mi parte, no considero condenable moralmente –y voy a ser irónico, que nadie vaya pidiendo cita al abogado para barajar acciones legales contra mí– el hecho de que hayan cometido genocidios. No lo condeno porque Bush nos demostró que moramente (es decir, legalmente) se pueden cometer genocidios, al igual que los sucesivos gobiernos de Israel desde su creación en territorio usurpado. Es la superioridad moral del momento lo que dice qué genocidios son buenos o malos, o mejor dicho, qué genocidios se pueden conocer y cuáles no, incluso sobre quiénes puede inventarse genocidios y arrojar todo tipo de falacias.



Para mí el Ché es sólo un revolucionario que salía muy bien en las fotos. Hay que reconocer que en ellas salía favorecido y he de decir que posiblemente los fotógrafos marxistas sean mejores que los de cualquier ideología (jajajajaja). Tenía su encanto aquel comandante con esa barba y esa humareda que le acompañaba, producto de su vicio con los puros, unos puros que no todo el mundo podía permitirse. Además, los propagandistas marxistas son unos auténticos genios si se trata de ello; porque esas fotos son algo más que el álbum fotográfico familiar del Ché, son auténticas obras de arte propagandística que tienen como objetivo hacer al gran líder de los “adolescente” y trasnochados cercano, bondadoso e incluso atractivo para las mujeres. Esos poderosísimos fondos rojos con que se adornan algunos pósters del Ché, esa sugestiva estrellita de cinco puntas, ese blanco y negro que dibuja la atractiva silueta de la efigie del Ché… seamos sinceros, todo ello contiene un punto sugestivo e hipnótico, un diseño que sabe llegar, que arrebata y que es capaz de apoderarse de tu mente. Me imagino a muchos adolescentes viendo esos posters y esa efigie enigmática, ese icono encumbrado a las bondades: es más que comprensible que todo adolescente ingenuo y bienintencionado se quiera parecer al mito. Pero bien, hablemos de este personaje, ejemplo para muchos de los autodenominados de izquierdas o libertarios ¡que no saben nada del Ché! No voy a hablar de nacimiento y de muerte, no me detendré en cosas que todo el mundo sabe y que todo el mundo puede buscar fácilmente, sino que me ceñiré a lo polémico, a lo que para mí es polémico, lo que sé que puede molestar y acarrearme problemas con muchos fanáticos. Además, para qué mentiros, me gustaría que los rojeras comentaran en mi blog, necesito debate, pugna, dialéctica... y tener mucha mala reputación en esos círculos. (jajajaja)



Comunista de copa, café y puro
Para hablar del Ché voy a empezar por su abuelo. Su abuelo se llamaba Patricio Julián Lynch y Roo, y fue considerado el hombre más rico de Sudamérica. Su padre también fue un hombre de posibles, empresario –biógrafo de su hijo, al que aquí tratamos– y perteneciente a la clase alta argentina. Con esto no pretendo criticar al Ché, las ideas que uno posee son al margen de su propia realidad personal, sino a aquellos que en nombre de la humanidad y los necesitados aclaman como ejemplo a seguir al hijo de papa de un burgués que proclamaba "¡patria o muerte!"; sin duda no dejaba mucha elección a los perroflautas actuales, que no quieren patrias ni morir por nada. Además, sería una torpeza por mi parte intentar atacar al Ché en este sentido (en el de ser hijo de), pues el que muchos vean que el Ché renunciara a una vida más o menos fácil, dentro de los negocios y los sustanciosos beneficios, para luchar por esas causas justas como la humanidad… le engrandece (según mis amigos marxistas).



Sin hacer especial hincapié en ello, he de mencionar la ascendencia judía del Ché. Su madre, Celia de la Serna, fue una judía de origen ruso llamada realmente Sonia Sheinerman -¿Por qué se cambian tanto de nombre los judíos?-. Como sabréis, la ascendencia judía se transmite por línea materna. Y bien, es curiosa la dominancia de los judíos dentro del marxismo. Quien está instruido en lecturas prohibidas como las de David Duke lo saben:

Los documentos también establecían, sin duda, la naturaleza judía de la Revolución (Rusa). En uno de los informes oficiales de Schuyler, desclasificado en 1958, casi cincuenta años después de haber sido escritos y despachados, escribía: "Es probablemente imprudente decirlo muy alto en los Estados Unidos, pero el movimiento bolchevique es y ha sido dirigido y controlado desde el principio por judíos rusos de la mayor significación..."

(…) El 9 de Junio de 1919, Schuyler cita a Wilton como sigue:

Una lista confeccionada en 1918 por Robert Wilton, corresponsal del Times de Londres de Rusia refleja que en aquellos días habían 384 comisarios, incluyendo a 2 negros, 13 rusos, 15 chinos, 22 armenios y más de 300 judíos. De éstos últimos, 264 habían llegado de los Estados Unidos desde la caída del Gobierno Imperial.

No había, por supuesto, razón alguna para impugnar los informes del Times o del capitán Schuyler. No daba crédito a mis ojos mientras observaba aquellos papeles dispersos sobre la mesa del comedor de casa. Me maravillaba de que pudiera ser verdad que la "Revolución Rusa" hubiera tenido tan sólo 13 rusos étnicos entre 384 miembros principales de su estructura gubernamental. La descripción de Churchill sobre "agarrar al pueblo ruso por el pelo de sus cabezas" cobró vida en las páginas que recibí de nuestros Archivos Nacionales.

Una vez que empecé mis comprobaciones, los Archivos Nacionales continuaron enviándome los más increíbles documentos- No sólo nuestro principal agente de Inteligencia escribió al Presidente de los Estados Unidos sobre la naturaleza judía del Comunismo, sino que también lo hizo nuestro embajador en Rusia, David R. Francis. En Enero de 1918 cablegrafió a nuestro gobierno, afirmando:

La mayoría de los líderes bolcheviques, la mayoría de los cuales son judíos, y el 90% de los cuales son exiliados que han regresado, se preocupan muy poco por Rusia o por cualquier otro país; son internacionalistas y están tratando de empezar una revolución social a escala mundial. - David Francis, embajador americano en Rusia en tiempos de la Revolución.”

Supremacismo Judío, de David Duke. Págs. 58-59



Con todo esto no pretendo relacionar al Ché con la Revolución Rusa, sino a la raza judía con la causa marxista; y que nadie me acuse de antisemitismo, pues esto es así y ellos mismos se jactan de ello. Y seamos realistas, objetivos, veamos el fenómeno en su esencia, la impunidad del marxismo en todos los ámbitos de la vida es apabullante, sino no se explicaría cómo en 1939 se les declaró la guerra a los alemanes por invadir Polonia por el oeste, estallando así la Segunda Guerra Mundial, ¡pero no a los rusos, que hicieron lo propio por el este!



Y para no alargar el artículo termino con unas palabras inéditas de León Riente y una reflexión personal. Las palabras de León Riente dicen:



El Che Guevara era un racista. Un racista en el peor sentido de la palabra, suponiendo que exista alguno bueno, que lo dudo. Quién aún cuestione el racismo del Che Guevara que revise El año que estuvimos en ninguna parte, y algunos artículos al respecto que han ido haciéndose públicos desde hace algunos años. Totalitario, intransigente, este niño de papá comunista aborrecía la supuesta molicie revolucionaria de los negros centroafricanos. Tuvo ocasión de conocerlos en el año en que estuvo en África, tratando de dinamizar las guerrillas comunistas por entonces existentes en El Congo. Y es que los guerrilleros negros tenían otras formas, otras costumbres, otras maneras, otros tiempos, ¡sus tiempos!, que Che Guevara condenaba y castigaba mediante rígida disciplina más que cuartelaria. Ese es el hombre, ese es el mito, un marxista sudamericano azotador de negros. ¿Para cuándo la película sobre el "señorito Guevara" dirigiendo a estos guerrilleros al estilo del terrateniente norteamericano de la plantación de algodón del siglo XIX, o más bien al estilo de la caricatura de esta época pergeñada por tanto film político? ¿Cuándo la verdad sobre este "bwana" marxista?



Eso me pregunto, ¿para cuándo? Los europeos con sangre europea, ¡pues en la sangre está nuestro pueblo!, y con consciencia de lo planteado, estamos más que hartos de soportar la propaganda hollywoodiense en la que se victimiza a los “elegidos” y se demoniza al siempre noble hombre blanco europeo o eurodescendiente, impulsor y capaz de lo peor y de lo mejor, pero motor de desarrollo en todas las ramas del saber.



El Ché aclamaba la patria como una especie de ideal, pero él iba más allá luchando por la humanidad. ¿Qué tipo de humanidad? Como siempre parece que hay quienes son más humanos que otros, incluso parece que los hay inhumanos. El propio Ché se dio cuenta, y lo escribió, si no no se explicaría cómo el luchador por las libertades, venerado por todo tipo de oenegetas y libertarios actuales, además de por buena parte del espectro político de la izquierda, dijera que los negros eran tales porque no se bañaban o que los indios argentinos tienen un olor más repugnante que el de un excremento de vaca. ¿Qué podría esperarse de un comunista? Son ellos los más racistas, los mismos que reduciendo todo a lo mismo quieren simplificar al hombre a una misma cosa, a una misma forma, dirigirlo hacia un mismo pensamiento. Nada es como os lo han contado, nada es lo que parece. Odio, desprecio, checa y fanatismo es lo que encontraréis en todo exaltado seguidor de esta ideología, capaz de cualquier atrocidad para conseguir la máxima irreal de que "todos son iguales", o "iguales pero diferentes", fórmula moderna derivada de la anterior para hipnotizar a desprevenidos. Y si os vienen con buenas palabras, con mestizaje, con multiculturalidad, etc., decirles bien claro que son unos racistas y que su superioridad moral (la que ellos creen tener) no os convence. No dejaros engañar por su verborrea, con ella conseguirán acabar de destruir nuestra cultura, nuestra identidad; con su verborrea nos han convencido de todo lo que ellos son: racistas, homófobos, intolerantes, dogmáticos... Pero todos los comunistas no son así y es porque la mayoría no saben por qué lo son.

En este blog, un blog que condena el racismo, sólo podemos defender la diversidad racial y la diferenciación natural. No somos iguales y a mí, como identitario, no me causa ningún trauma. Hemos, si acaso, de celebrarlo y condenar a la ideología que ha causado más terror en toda nuestra historia. Sin embargo, esto es ignorado por la mayoría, ni siquiera se enseña en las escuelas (o fábricas de marxistas). Es más, se les encumbra, prefiriendo denostar a aquellos que embargados de amor por aquello que era más que ellos y que a la vez les hacía más grandes, a aquellos que, poseídos por grandes valores y convencidos de que su lucha era justa para ellos y para los del futuro, lucharon por su patria, su sangre y su libertad aún a riesgo de sus vidas, una libertad auténtica, aquella libertad paradójica de la que tanto he hablado en este blog, una libertad de los fuertes, la del mandar y la del obedecer, una libertad que pervive a pesar de los pesares y que pasado mañana, quién sabe, erguirá su mano alzada hacia el cielo, pero esta vez para vencer... ¡sin piedad!... a todos nuestros enemigos, a los enemigos de los pueblos, a los enemigos de la sangre, a los enemigos de la vida.



Y este es el Ché, el que nadie os va a contar excepto en lugares como este blog.

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