Todos conocemos el lado visible de los progresistas. Nos hacemos una idea de cómo son a través de sus líderes mediáticos más importantes, como es el caso del actual presidente de Gobierno, a quien no me da la gana de nombrarle por su nombre hoy.
¿Pero como se puede diferenciar a un progresista de otro ser humano?. Tomando a gente que conozco muy de cerca como conejillos de Indias he podido realizar una especie de decálogo progresista:
1º Un buen progresista presume de ser de muy de izquierdas, muy demócrata y muy tolerante. Por supuesto, cuanto más de izquierdas se sea mejor. Lo que hay que tener claro es que todos aquellos que no cumplan estos requisitos para ellos no serán progresistas, sino “fascistas retrógrados”.
2º En materia histórica, el progresista es un gran defensor de la II República, y para él, la Guerra Civil es una lucha entre buenos y malos, pobres y ricos, gente honrada y sinvergüenzas. Su guión estándar es que los militares y los ricos se unieron para impedir que el pueblo llano tuviera derechos como un sueldo digno y la educación. Por supuesto, todos los adjetivos buenos son para ellos, para quienes existen trabajos forzados en el Valle de los Caídos tras el final del conflicto bélico, justicia en los tribunales populares y sentimiento democrático en el Frente Popular.
3º La cuestión religiosa para el progresista es muy simple: el cristianismo es una religión fascista, retrógrada y opresora que debe ser exterminada. Un progresista auténtico defiende la libertad de creencias…para no creer en nada. Sin embargo, el progresista es muy tolerante y defensor de los judíos y musulmanes.
4º Los progresistas suelen dar sorpresas de vez en cuando…y eso les puede llevar a participar en actos religiosos, amparándose en que es tradicional, por mucho que antes de entrar en la procesión hayan dicho que no creen en la religión y si en la ciencia. Otra cosa curiosa es que, a pesar de detestar el cristianismo, a muchos les gusta llevar el mismo aspecto con el que se representa a Jesucristo: pelo largo y barba.
5º El progresista siempre lleva la razón y nunca escucha los argumentos de los demás. Si los argumentos se dirigen hacia un terreno político-histórico, el progresista emplea una frase que anula todo lo expuesto por la otra persona: seis millones. Empleándola varias veces seguidas y con autoridad, el progresista consigue ganar los debates en tiempo record y sin apenas esfuerzo alguno.
6º Un progresista jamás creerá en el matrimonio tradicional, justificándolo con que un papel no es necesario para estar con otra persona. Sin embargo, les parece maravilloso que los colectivos homosexuales puedan optar al matrimonio e incluso a la adopción de hijos. En resumen, al progresista no le gusta la familia tradicional, pero la “familia” moderna si.
7º La unidad de España le resulta algo retrógrado, por lo que un verdadero progresista critica la falta de apoyo existente en el resto de España hacia los movimientos separatistas. Pese a ser apátrida de pro, le resulta muy discriminatorio y contrario a la libertad de expresión el no ayudar a alguien a crear una patria artificial.
8º Los progresistas defienden la igualdad hombre-mujer. Todo aquel que la niegue es un “machista fascista seguidor de Hitler” y que debe de ser encarcelado. Como muestra de su defensa de la igualdad, siempre se está quejando del machismo de la sociedad actual.
9 Para el progresista, tanto la “extrema izquierda” como la “extrema derecha” son iguales, pero luego se les puede ver fumando porros con los ultras de izquierdas y asistiendo a sus conciertos en edificios ocupados como buenos amigos que son.
10º El progresista solo diferencia las tendencias políticas en dos sentidos: izquierda y fascismo. Si acaso, puede diferenciar entre derechas e izquierdas incluyendo “extremos” anteriormente mencionados (su nivel de comprensión no da para más, pese a que les gusta presumir de cultos).
Estas normas las he explicado en sentido irónico. Ahora voy a poner mis críticas hacia su forma de ser:
1º Para un progresista, la democracia se basa únicamente en los que son como él. Considera que la democracia es lo mejor y que los únicos y verdaderos defensores de ese sistema son ellos, los izquierdistas, quienes van de tolerantes pero que a la mínima critican a los que no piensan como ellos. Su formación política favorita es el PSOE, quien actualmente lleva a cabo todos los grandes proyectos progresistas en España.
2º Para el progresista, la II República fue una etapa en la que se iban a producir muchos cambios sociales de cara a mejorar la vida de los más desfavorecidos. Solo les falta decir que Teresa de Calcuta y el Frente Popular eran lo mismo, pero jamás osarían a hacer esa comparación, por que para ellos, Teresa de Calcuta es una monja “fascista” (para odiar tanto la palabra hay que ver lo que les gusta usarla), al igual que todas aquellas a las que tanto les gustaba violar antaño durante la Guerra Civil y de lo que no les oímos hablar nunca.
3º El progresista criticará los crucifijos en los colegios, pero jamás que las muchachas musulmanas lleven pañuelos dentro de las clases, por que esas actitudes las consideran “fascistas” y “xenófobas”, argumentando que “hay que respetar a los demás si son de cultura diferente”.
4º Un progresista puede llegar a entrar en una procesión argumentando que lo hace por tradición. Yo lo he visto. Parece imposible pero es así. Y pienso que si no cree es una falta de respeto que esté ocupando un sitio que correspondería a un verdadero fiel de Cristo. Si un progresista ateo y anticatólico participa en un acto religioso es por quedar bien ante la gente en general. Sin embargo, estos progresistas “fariseos” son una “rara avis” entre sus propios congéneres…pero alguno hay. Los más radicales pueden estar incluso a favor del aborto y de las uniones civiles entre individuos del mismo sexo, y aun así, participar en una procesión para dar buena imagen ante los ancianos y conocidos de la localidad.
5º Con el progresista no se puede discutir de política, y mucho menos de Historia, por que no escucha, se cierra en sus argumentos y de ahí no sale. Como he comentado antes, soluciona esos conflictos muy rápidos, con tan solo dos palabras: seis millones. ¿Qué le dices que Zapatero nos lleva a la ruina?. “Peor fue lo que hizo Hitler, que mató a seis millones de judíos”, responden. ¿Qué le recuerdas los cien millones del comunismo?. “Da igual, una cosa no quita a la otra, lo que hizo estuvo muy mal”. ¿Qué le dices que los sindicatos se llevan un dineral para si y que no defienden los intereses de los trabajadores?. “Y qué, eso no cambia para nada lo de Hitler”.
6º Si a un progresista le argumentas lo inmoral y antinatural que es la nueva forma de matrimonio, te responderá airado que “tú no eres nadie para meterte en la vida de los demás”. Sin embargo, él considera que si que es alguien para decirte si lo que piensas está bien o mal: “eres un intolerante al que han lavado el cerebro y que no tiene ni idea de lo que habla”.
7º Un progresista podrá ser apátrida y no sentirse español, pero defiende a ultranza el derecho de catalanes y vascos, por poner un par de ejemplos, para formar su propia nación artificial. Incluso pueden llegar a mostrar su apoyo a esos movimientos luciendo fundas de móvil con la estelada sin ser catalanes ni tener ascendencia catalana.
8º Si no dices que una mujer es igual al hombre en todos los sentidos, un progresista te comenzará a mirar de mala manera. Aunque yo se muy bien lo que entienden por igualdad: tener novia y llevársela a la cama al cabo de una semana, para poder presumir de que el padre de la chica estuvo a punto de pillarles, presumir de que se acuesta con ella más de una vez por semana o de que creyó haberla dejado embarazada (y todo ello diciendo sin escrúpulo alguno que si así hubiera sido el problema se habría solucionado abortando). Para un progresista, la mujer es solo un instrumento de placer sexual. Todo lo que no sea “igualdad” les parece encarcelar a la mujer en el hogar. Son incapaces de comprender que la mujer puede dedicarse a las labores domésticas y al trabajo fuera a la vez. Y la mujer progresista no es muy diferente respecto al progresista masculino (eso es lo que han conseguido, lograr la igualdad en cosas malas y a la fuerza).
9º “Todos los extremos son malos”. Esto se lo he oído a progresistas varias veces. Sin embargo, luego les ves muy amigos de individuos pro-comunistas y anarquistas, diciendo que esa gente busca libertad y justicia. Entonces, ¿dónde queda eso de que son iguales a los del otro “extremo”?.
10º Un progresista se caracteriza ante todo por su mentalidad cerrada. Pues bien, todo lo que no sea izquierda le parece “fascista”. O si acaso, “de derechas”, pero malo al fin y al cabo. Son individuos incapaces de comprender que existen alternativas políticas a la izquierda y la derecha.
Espero que, con la ayuda de estas diez normas y su explicación, mis compatriotas puedan comprender mejor a los sujetos que tenemos a nuestro alrededor de tendencia progresista aburguesada y zapaterista. He de reconocer que escribir esto me ha recordado al trabajo de Jane Goodall con los chimpancés…aunque “no sé por qué” tengo la sensación de que hasta los simios tienen más recursos argumentativos que muchos miembros de la casta política española y sus secuaces.
viernes, 5 de noviembre de 2010
Análisis del progresista.
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