ETA intenta reorganizar sus comandos en Francia y aumenta el terrorismo callejero.

Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado han detectado movimientos de ETA para intentar reorganizar sus comandos en el sur de Francia. Fuentes de la lucha antiterrorista confirman a LA GACETA que la banda asesina intenta reorganizar su maltrecha estructura pese a haber anunciado el 5 de septiembre el “cese de las acciones armadas ofensivas” y pese a haberse mostrado dispuesta a articular otro proceso de paz.

Las constantes detenciones de etarras han puesto en una situación de gran debilidad a la banda criminal. En los últimos meses, han recibido golpes policiales los sectores más ortodoxos y duros del entramado terrorista (Ekin, Segi y el aparato militar de ETA). Unas detenciones que abonan el camino para que los llamados posibilistas (Batasuna) puedan negociar con el Gobierno su aterrizaje electoral.

Especialmente importantes han sido las detenciones de comandos de la banda terrorista. Los agentes del orden han desarticulado a varios taldes durmientes que incluso estaban desconectados de la dirección de ETA. Sirve como ejemplo de la situación actual de la banda la reciente detención del comando Imanol, formado por Javier Atristain Gorosabel y Juan Carlos Besance Zugasti. Este grupo era el resto del complejo Donosti.

Con su cúpula militar descabezada, ETA anunció su particular tregua y empezó a trabajar en su rearme y reorganización. Y su principal objetivo es crear varios comandos que puedan servir de utilidad en el futuro. Para ello, la banda asesina cuenta con militantes legales (miembros no fichados) dispuestos a cruzar la frontera y con sujetos fugados de la Justicia que viven en Francia, pero carece de infraestructura para armarlos y acomodarlos como en el pasado.

La cúpula de ETA quiere darle la vuelta a esta situación. Para ello, los miembros del aparato logístico trabajan en mejorar las comunicaciones y los sistemas de encriptamiento de mensajes, ya superados por las Fuerzas de Seguridad. La idea de la banda terrorista es armar varios comandos que enviar a España. Serían grupos más pequeños de lo habitual, con tres miembros como máximo.

Estrategia
El análisis de las citadas fuentes es que la banda terrorista sigue “a lo suyo” mientras su brazo político intenta volver a las instituciones a través de los comicios municipales y forales. “Al contrario que en el proceso de paz, ETA no tiene prisa y espera a ver qué pasa para actuar justo antes o después de las elecciones”, aducen.

Al decir de estas fuentes, no es que una parte de ETA discrepe de la estrategia de Batasuna, sino que la dirección de la banda terrorista simplemente deja hacer a los batasunos mientras desarrolla su propia estrategia. Son, en efecto, dos tácticas diferentes, pero no excluyentes.

Los agentes creen que ETA decidirá su siguiente movimiento en función de si Batasuna alcanza o no la vuelta a las urnas. Se trata, por tanto, de una suerte de plazo que los terroristas han concedido a su rama política. Pero el tiempo concreto de ese plazo no está claro.

Para algunas fuentes, la banda terrorista retomará, sin duda, sus actividades asesinas tras las elecciones municipales, consiga o no estar en las urnas. Para otras, con Batasuna en las urnas, ETA dará más pasos hacia su disolución. Y otra tesis que manejan los agentes es que ETA podría atentar, como ya adelantó este diario, en primavera para medir sus apoyos.

Históricamente, ETA jamás ha finiquitado toda su actividad mientras estaba en sus diferentes treguas-trampa. De hecho, la propia banda asesina aclaró, en la entrevista concedida a Gara a mediados de septiembre, que suspendía los atentados, pero no el resto de sus actividades criminales.

En concreto, los encapuchados aseguraron que “ETA se reserva el derecho a defenderse en hipotéticos enfrentamientos, las habituales tareas de abastecimiento y las labores necesarias para mantener su estructura”. Es decir, los etarras no matan, pero continúan con la extorsión a empresarios, el robo de materiales y la reorganización de su maltrecha estructura.

En las últimas semanas, las patronales vasca y navarra han denunciado que los empresarios siguen recibiendo las cartas de extorsión en las que ETA exige el cobro del mal llamado impuesto revolucionario. Algunos empresarios han confirmado estos días a este diario que las misivas con el chantaje etarra han llegado también en octubre.

Los ataques
Pero además de abastecerse de materiales y de seguir con la extorsión a los empresarios vascos y navarros, ETA ha aumentado en los últimos días la intensidad del terrorismo callejero. Fuentes de la lucha antiterrorista sostienen que la banda asesina nunca ordena el cese total de la kale borroka, pero decide sobre la intensidad de la misma. Y lo cierto es que en la última semana se han producido cuatro ataques en diferentes localidades del País Vasco.

La última barbaridad de los cachorros etarras fue la quema de un cajero de Caixa Galicia en Bilbao el pasado martes. En los días precedentes, los terroristas callejeros calcinaron un vehículo de la Diputación de Vizcaya en Bilbao, atacaron un repetidor de Telefónica en Garaio (Álava) y también destrozaron dos máquinas de Renfe en Vitoria.



Fuente: La Gaceta (www.intereconomia.com)