Ocaso del siglo III antes de Cristo. Roma está ahogada, asediada y desgastada por su peor enemigo: Aníbal Barca. Aníbal había iniciado la guerra contra su más visceral enemigo poniendo sitio a nuestra conocida Sagunto en 219 a.C.. Este conflicto más tarde sería conocido como Segunda Guerra Púnica. El caudillo cartaginés había cruzado el Ebro, los Pirineos y los Alpes con un nutrido y experimentado ejército de mercenarios que incluía 37 elefantes norafricanos, aunque la mayoría de éstos murieron durante la travesía alpina. La República de Roma es vencida en Tessino, Trebia y en el lago Trasimeno, donde sus hombres fueron helados literalmente en las aguas congeladas.
En el centro de la Itálica, y más al sur de Roma, los cónsules Varrón y Emilio Paulo fueron aplastantemente derrotados en una de las mayores masacres de la historia en la batalla de Cannas, en verano de 216 a.C., incluso Emilio Paulo murió en batalla. Aníbal tenía casi a su merced la ciudad inmortal. El genio militar africano decidió no marchar sobre Roma al considerar insuficientes sus fuerzas. Afortunadamente para la República de Roma, los refuerzos que Aníbal esperaba ansioso en su retirada a Campania nunca llegaron, y se vio obligado a retirarse paulatinamente, primero a Sicilia y más tarde a su patria, Cartago.
Pero Aníbal no es el centro de nuestra historia. Había un joven patricio, de la saga de los Escipiones que había estado presente en semejate deshonra a su patria. Algunos historiadores creen que en una de estas batallas lideró con tan solo 17 años una carga para liberar a su padre, el comandante de la fuerza romana, para más tarde negarse a aceptar el reconocimiento por su hazaña. Éste joven se llamaba Publio Cornelio Escipión, como su padre, pero sería conocido más tarde por Escipión el Africano, o el único romano capaz de vencer a Aníbal. Tras hacer todo lo que estaba en su mano para conseguir ser nombrado procónsul (no tenía la edad suficiente y el Senado no tenía confianza en él) es finalmente enviado a Hispania, la principal base y fuente de recursos del enemigo para derrotar y expulsar de una vez por todas a los africanos. Con tan solo 25 años Escipión lideró un ejército en Hispania. Marchó sobre Cartago Nova desde su base en Tarraco obteniendo una gran victoria. Al poco tiempo, caían los demás enclaves africanos en la Península. Escipión era el vencedor de Hispania.
Pero Escipión no buscaba controlar Hispania, sino enfrentarse con su rival en África. A su regreso a Roma victorioso de Hispania y tras sofocar revueltas en la provincia recién conquistada, Escipión buscaba obligar a Aníbal a regresar a su patria para trasladar allí la guerra. Aníbal por entonces ya había tenido que retroceder al sur y gran parte de su senado estaba comprado o en su contra. En 205 a.C. Escipión consigue al fin ser nombrado Procónsul y ya en Sicilia se disponía a desembarcar en África. El duelo estaba asegurado...
Fernando Salazar
miércoles, 2 de noviembre de 2011
El Baúl de la Historia: "El Africano. Parte I".
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