El Gobierno cumple una de las exigencias de ETA al acercar y liberar a presos enfermos.

Al mismo tiempo que ETA ha anunciado el “cese definitivo de la actividad armada” y ha exigido negociar sobre sus presos, el Ministerio del Interior cumple con una de las exigencias que la banda criminal puso sobre la mesa durante el mal llamado proceso de paz. Callada y lentamente, el Gobierno ha ido enviando etarras enfermos a sus domicilios en los últimos meses. Y entre ellos se encuentran algunos de los que aparecen en las actas que la banda elaboró sobre la negociación de 2005-2007.

El último recluso etarra trasladado de cárcel es Txus Martín Hernando, que llegó a la prisión de Basauri (Vizcaya) el pasado 4 de noviembre procedente del presidio de Soto del Real (Madrid), donde se hallaba a la espera de juicio. Se trata del primer acercamiento al País Vasco de un terrorista desde que la banda declaró que no volvería a atentar.

Condenado a 12 años de cárcel y con un intento de suicido en su currículum, Martín Hernando es, junto con Josu Uribetxeverría Bolinaga, José Miguel Etxeandía Meabe y Gotzone López de Luzuriaga, uno de los cuatro terroristas para los que las plataformas de apoyo a los presos de la banda reclaman una y otra vez la libertad. Los cuatro suman un total de 375 años de prisión y ocho asesinatos.

Otros casos
El caso de Txus Martín es el último, pero no el único. A mediados de octubre quedó en libertad el terrorista Ibon Iparraguirre, que arrastra varias condenas y que padece sida. El 27 de septiembre le tocó el turno a la etarra María Sagrario Yoldi Múgica, que cumplía condena en la cárcel de Nanclares de Oca (Álava) después de haberse desmarcado de la estrategia de la banda terrorista. En agosto José Ramón Foruria Zubialdea, de 62 años, obtuvo el régimen de prisión atenuada. Así, sigue cumpliendo condena en su domicilio a causa de una enfermad grave. Este individuo fue detenido en Venezuela y entregado a España en 2003. Dos años después la Audiencia Nacional le condenó a 40 años de cárcel por haber proporcionado a ETA información sobre cuatro guardias civiles asesinados.

Meses antes, en marzo, cuando ETA llevaba ya dos meses en “tregua permanente, general y verificable”, Gotzone López de Luzuriaga fue trasladada desde la prisión de Jaén hasta la de Martutene (San Sebastián). Y los proetarras intentan desde entonces que pueda volver a su domicilio para cumplir sus penas. Acumula condenas de más de 100 años por sus actividades dentro de la organización terrorista.

Las actas que elaboró el jefe etarra Javier López Peña, alias Thierry, acerca de la negociación con el Gobierno muestran que uno de los temas que estuvieron sobre la mesa fue qué hacer con los reos etarras que padecían enfermedades graves. En uno de los encuentros celebrados en otoño de 2006 los emisarios de la banda entregaron una lista de siete presos enfermos al Ejecutivo, que, según Thierry, “se comprometió a liberarlos”.

En una reunión posterior, cuando el diálogo había encallado, el Gobierno “ofreció salidas a enfermos graves, incluso a uno de Ortega Lara, Uribetxeverría”. Con esta confusa anotación, el líder terrorista se refería a que entre los reclusos que el Ejecutivo del PSOE quería liberar estaba el antes mencionado Josu Uribetxeverría Bolinaga, condenado por ser uno de los secuestradores del funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara.

El diario Gara publicó que “en los contactos de final de 2006, ETA y el Gobierno abordaron la situación concreta de presos enfermos: Jon Agirre Agiriano, José Ramón Foruria, Juan José Rego, José Miguel Etxeandía, Josu Uribetxeverría…”.



Fuente: La Gaceta (www.intereconomia.com)