Vísperas de la huelga general del 29-S.

Hace ya muchos meses que se hizo la reforma laboral, aquella que obligaría a los españoles a esperar dos años más para una merecida jubilación pese a dedicar casi toda una vida a trabajar para vivir dignamente, por culpa de la avaricia de muchos trabajadores y empresarios y la nefasta gestión de los gobiernos democráticos, el de Aznar por explotar al máximo el capitalismo y la globalización y el de Zapatero por no saber poner freno a la situación. Al final, todo el trabajo para levantar España de nuevo llevado a cabo por la generación de nuestros abuelos no ha servido de nada.
Centrándome en el tema principal, se decía que en España teníamos a unas personas encargadas de defender los derechos de los trabajadores, al menos, de eso presumían muchos individuos izquierdistas al referirse a UGT y Comisiones Obreras, sindicatos amarillos del siglo XXI. Dichos sindicatos convocaron la huelga de este 29 de Septiembre, según ellos, con el objetivo de que el gobierno socialista elimine dichas reformas. En ningún momento hicieron mención de las cuantiosas subvenciones estatales que mantienen su tinglado, únicamente criticaron al gobierno sus “mediadas neoliberales”…y hemos de admitir que tenían razón en parte. El gobierno, por muy izquierdista que presumiera ser, llevaba a cabo políticas económicas liberales…lo que se les olvidó a los sindicatos era que ellos también habían visto una porción de dinero capitalista introduciéndose gracilmente en sus ya de por si abultados bolsillos.
Todos sabemos lo que sucederá este día 29. Los sindicatos, representados en la calle por sus militantes más radicales, impondrán la huelga a golpe de puño o barra (esta puede ser de hierro o madera). Si ven que esto no funciona, recurrirán al plan B: la quema de contenedores. Y si hasta esto falla, siempre podrán optar a la quema de vehículos, sin importar que dentro haya otros seres humanos…¡ya sabemos como se las gastan los sindicatos españoles!. Y el que no se lo crea, que mire también lo que está sucediendo ahora en Asturias, donde los herederos de Carrillo continúan con la violencia sindical de 1934 (lo único que se puede decir en su defensa es que hasta ahora no han intentado dar un golpe de Estado, tal y como quisieron hacer los socialistas por aquel entonces).
Pero no serán los trabajadores los únicos afectados por las acciones de estos individuos. Los estudiantes también somos uno de sus colectivos favoritos, y las universidades españolas ya tienen su propaganda pro-huelga y sus alborotadores…y seguramente también tendrán sus piquetes “informativos” (que si fueran tan “informativos” sabrían que la huelga es un derecho y no una obligación).
¡Quien les iba a decir a los sindicatos marxistas y anarquistas que al final acabarían siendo los fieles perros guardianes del Sistema!...¡ellos y sus filiales universitarios!.
Claro, que esto por otra parte no debe sorprendernos, ya que actualmente los que más presumen de ser de izquierdas o anarquistas son todos aquellos que, los fines de semana y muchos días de diario, se permiten el lujo de gastarse una buena cantidad de dinero. Por si alguien no se ha enterado todavía, los ricos o acomodados de hoy en día son los más progresistas de todos los españoles.
Seguramente, si alguno de esos individuos lee esto, dirá que soy un “ultraderechista al servicio del Sistema”. Pues bien, para información de los izquierdosos (aunque sé que por mucho que me explique jamás podrán comprenderme) un servidor se opone a la actual reforma laboral, el sistema capitalista y los sindicatos. Sin embargo, y pese a que algunos sindicatos del ámbito patriota apoyan la huelga (el derecho de ir a huelga, no la patraña de UGT y Comisiones Obreras para contentar a los ignorantes que aun creen en ellos) yo me muestro totalmente a favor de reventarla, es decir, que cada español acuda a su lugar de trabajos o estudios habitual, no podemos permitir que los sindicatos hipócritas y ultra-subvencionados se cuelguen medallas al cuello y sigan apareciendo a los ojos de muchos como “defensores de los trabajadores”.
Si algo me ha enseñado mi corta vida es que las huelgas únicamente obedecen a motivos políticos, y que el hecho de que vayan a manifestarse o a negarse a trabajar unos cuantos trabajadores solo significa que los sindicatos izquierdistas podrán decir que gracias a ellos pueden hacer eso. Por ejemplo, durante el franquismo, Comisiones Obreras utilizó las huelgas con el objetivo de atraer futuros votantes al Partido Comunista de España, y en Vascongadas salían a la calle siempre y cuando se detenía a presos de ETA.
Recuerdo cuando hace un par de años estuve un par de días sin ir a clase por la huelga convocada para protestar por el plan Bolonia. La única emoción que vi en la gente que me rodeaba era la de ir a tomar algo a un bar o simplemente no acudir a clase, para nada el defender unos derechos, por mucho que pudieran marcar nuestro futuro. Y pese a que los izquierdistas del Sindicato de Estudiantes lo sabían de antemano, el plan Bolonia siguió adelante, iniciándose este curso en toda España (también soy crítico con ciertos apartados del plan Bolonia), y ellos lo único que consiguieron fue acabar a golpes con las fuerzas policiales (especialmente en Cataluña).
Aquel día me quedaron claras dos cosas: mi generación está compuesta por idiotas y las huelgas actuales no sirven para nada.
El único sindicalismo válido es el que une a los medios de producción y a los factores humanos en el mismo lado. El sindicalismo de carácter nacional y corporativo, no el sindicato de clase. El sindicato de clase únicamente busca confrontación e intereses ajenos desde la aparición del marxismo.
Quiero terminar la entrada diciendo estas proclamas: ¡No a la farsa del 29 de Septiembre!. ¡No a los intereses políticos y económicos de UGT y Comisiones Obreras!. ¡Por una tercera vía que construya un nuevo sistema político y económico, España despierta!.