El colmo del igualitarismo. - La Nación Digital

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sábado, 2 de octubre de 2010

El colmo del igualitarismo.

Me ha llamado mucho la atención un artículo de mi amigo Julio Sanz (creador de varios blogs muy interesantes, como Jrania) bajo el título “La belleza al poder” (Y no sólo por las excelentes imágenes, jejeje). En dicho artículo se denuncia una nueva ley con la que nos amenaza el gobierno actual: Ley de Igualdad de Trato. Julio Sanz denuncia que con esta ley se castiga la belleza y la inteligencia. Si el sistema de contratación y de selección actuales son ya de por sí injustos en muchísimas ocasiones, y como si ya no hubieran medidas (como por ejemplo pagar al empresario entre 3000 y 6000 euros por contrato a un inmigrante en la ciudad de Valencia, donde el PP tiene mayoría absoluta) que aboquen a la contratación de inmigrantes, mujeres, etc., discriminando al trabajador nacional masculino heterosexual, esta Ley de Igualdad de Trato viene a ser el colmo de los colmos, una ley que redunda más en la misma estupidez de la imposible realización de la igualdad (pero ojo, ¡es que no persigue esa realización en realidad!, ¡la contradicción es total!): por mucha Ley que se haga la realidad se mostrará clamorosamente. A un puesto de trabajo debe acceder la mejor para ese puesto, es de lógica de párvulos.


Julio Sanz dice lo siguiente:
“Hoy, día 26 de septiembre de 2010, leo en el oficioso y casi-gubernamental “El País” (diario de Madrid) que el gobierno del lamentable ZPsoe, amenaza con una ley que llaman de “Igualdad de Trato”… es decir… que será delito discriminar a favor de la calidad humana, de la belleza, de la inteligencia… Es decir, que desaparece la libertad de un empresario para contratar a un obrero… pues si no elige “al inmigrante”, al de “piel oscura”, al “gordo” ó al “feo”, estos se podrán querellar por haber sido “excluidos”… Quienes hacen las leyes en España prosiguen con su trabajo de demolición y subversión… pues en la práctica, si una mujer bella y aria no fuera elegida para un empleo, ella nunca podría argumentar que ha sido “discriminada” por ser fea… pues como hemos visto esa ley está hecha para favorecer a los más desfavorecidos por la naturaleza… es decir, a la mayoría de los “ciudadanos” y “ciudadanas”…, como dicen los “progres”…. Puede ocurrir que si el encargado de un bar o cafetería elige a una camarera bien dotada físicamente, con conocimiento de idiomas… necesariamente puede haber descartado a otras candidatas… y si entre estas últimas hubiera un “adefesio”, fea como el demonio pero con superiores conocimientos idiomáticos o de contabilidad… el “adefesio” podría recurrir a los tribunales de “justicia” y éstos podrían determinar que la “adefesio” bien fuera indemnizada ó elegida para el puesto de trabajo, mientras que la bella fuera despedida…”

Sinceramente esta ley me parece absurda y provoca la risotada, si tuviera que contratar lo haría según los méritos de la persona y su buen trato –además de por ser español(a), pero español(a) de verdad–, siempre dependiendo según qué cargo, al margen de si es gordo o gorda o si es feo o fea: que te discriminen por alguna tara física o por la edad es una putada –obesidad, extrema delgadez, granos en la cara, canas, tienes más de cuarenta años…–, pero que te discriminen por no tener esas taras no es menos putada. Estamos, sin duda, ante una nueva entrega de “discriminación positiva” y de igualación forzosa de la sociedad por Ley donde para conseguir un trabajo el mérito residirá en ser feo, o gordo, o ser inmigrante, o formar parte de algún club de los oprimidos… Nadie tiene la culpa de los complejos de mucha gente ni de la crueldad de los no acomplejados: si en esta sociedad no hay civismo ni unos valores sólidos, ni siquiera un mínimo de respeto, es causado por el sistema de valores pernicioso actual promovido por los marxistas culturales y que impone igualmente el capital con toda su arma propagandística (la publicidad) y el consumismo, todo ello bajo el auspicio de los estados (ocupados), que crean a su vez leyes de “igualdad” para fomentar la confusión y la destruccuón de las naciones europeas. Estamos creando una sociedad donde SE PREMIA EL VICTIMISMO, fomentándose la patología social. Y ¿qué es el victimismo? El victimismo surge cuando uno se hace la víctima, cuando uno se cree perseguido cuando no lo es, cuando uno lucha pensando que es discriminado cuando no lo es. El victimismo es una pose teatral que el que la pone en práctica acaba creyéndose; el victimista es el nuevo ídolo, es el nuevo héroe, es el nuevo hombre-tipo a seguir, es el rebelde y gran luchador por la libertad, el que lucha desinteresadamente por todas las víctimas. Y es que los victimistas ven víctimas por todas partes, son monjes de la pena y de la lástima, van de moralistas y falsos sacerdotes. El débil no es un pusilánime, sino una víctima del sistema, el negro que viola a una chica blanca no es un violador, sino víctima de las diferencias sociales, del pasado colonial y un sinfín de trastornos freudianos, la mujer que aborta no es una asesina, sino víctima de una moral retrógrada… El victimista hace a la víctima culpable, el victimista es sin duda el gran creador y arquitecto de la nueva ética: la discriminación positiva.

También han llegado los ecos de esta tropelía a Max Jiménez, creador de El Blog del Oso Solitario, que ha escrito un artículo muy recomendable titulado “Una Nueva Ley Basura” . Max sostiene, y con razón, que esta ley, al igual que la de género y otras de “igualdad”, van a provocar situaciones muy injustas y que, como indica igualmente Julio Sanz, sólo van a beneficiar a los inmigrantes y a los supuestamente discriminados, perjudicando a los españoles de verdad. De esta forma, expone:
“Igualdad de Trato significa que algunos son más Iguales que Otros. Y sabemos quiénes son los Más Iguales: inmigrantes -especialmente extraeuropeos y cuanto más negros mejor-, homosexuales, mujeres, gitanos y cualquier colectivo que presuntamente sufra discriminación y se presente como víctima. Resumiendo, los colectivos de lloricas profesionales, en actitud de lamento permanente y dotados de Certificado de Minoría Oprimida.”
También sostiene que esta ley ataca la normalidad social (lo que es normal), castigando a la mayoría de personas de este país (por ahora), que son de raza banca y de orientación heterosexual. La palabra igualdad se usa de forma sádica y muy gratuitamente, escondiendo dentro de tal la mayor de las injusticias y la promoción de lo más bajo de la sociedad. La igualdad no es posible, la igualdad es una quimera y querer imponerla es privar a la sociedad de la excelencia, del virtuosismo y de la naturalidad, reduciéndola a la mediocridad, a la medianía, a lo vulgar. «A igualdad de cualificaciones, será preferido un inmigrante a un español, una mujer a un hombre, un negro o un moreno a un blanco, porque el primero podrá siempre alegar que ha sido discriminado y el empresario deberá demostrar que no ha sido así. Si es un hombre blanco español y no maricón el que denuncia discriminación, el juez se le reirá en la cara e incluso puede acabar denunciado él mismo por racismo y discriminación», sostiene Max.


Por lo tanto esta Ley no es una ley de no discriminación, no es una ley de igualdad, es al contrario, es una ley de desigualdad, una ley de discriminación hacia los españoles, hacia los heterosexuales, hacia los varones, etc. Con esta Ley, y transcribo palabras de Max, «se deberá contratar a un Minoría Oprimida aunque no sepa hacer la O con un canuto, aunque sea grosero y maleducado; se contratará a alguien sólo por ser mujer, o de piel negra, o maricón. ¿Alarmismo? ¿Paranoia? No es que pueda pasar en el futuro. Ya está pasando, aquí y ahora».

¿Pero a quién beneficia esta Ley? ¿Al empresario? ¿Al judío? ¡Pues claro! No nos dejemos embaucar por el llanto del empresario, que adopta postura de víctima al no poder contratar supuestamente a quien prefiera. Esta ley vendrá a reforzar la política que ha ido siguiendo el capital (en el capital están los bancos, las grandes compañías, los empresarios de tres al cuarto, el que tiene un taller en una calle cualquiera, el gobierno, Zerolo, Ibarra…), una ley que provocará el desmoronamiento de los sueldos, que favorecerá la precariedad laboral y el aumento del paro, además de la entrada de más inmigrantes y desechos del mundo... No nos despistemos, no pequemos de ingenuidad, el empresario se va a ver beneficiado y el que siempre pierde va a ser el español de a pie, el trabajador nacional. Sinceramente, en este país, al que es blanco, heterosexual y español le ha tocado el palo más pequeño. A joderse toca. Por supuesto, beneficiará al judío odiador (no quiero meter en el ajo a los judíos biempensantes) en su vieja táctica de dividir y destruir. No olvidemos que Esteban Ibarra, por ejemplo, es prosionista. En la web Movimiento contra la Intolerancia podemos ver la presencia, abajo del todo, de la ADL, una organización judía fundada por la B'nai B'rith muy poderosa (Recomiendo este texto publicado en Círculo Identitario Nietzsche, Sionistas en el Centro del Nuevo Orden Mundial). Los judíos promoviendo la subversión entre los gentiles, más claro imposible. Pero es que los sionistas están también en el PP, y en Minuto Digital, etc. Los judíos tocan todos los palos y crean división y confusión. Ser antisionista e ir en contra de la judería internacional, que no es ser antisemita, no es una cuestión de sumarse a un frente porque sí, sino es, más que nunca, como diría Qbit, una cuestión de sentido común.

Lo que no saben los legisladores y “utópicos” políticos que nos gobiernan es que la discriminación se manifiesta en el simple hecho de elegir, que la libertad misma es un acto de discriminación; y es algo tan natural que se da hasta en la propia naturaleza. Discriminar es renunciar a lo discriminado a cambio de lo mejor, lo mismo que elegir es libertad en cuanto se opta por algo por voluntad propia, pero a la vez se renuncia a la libertad pues no se podrá optar a lo renunciado, no se podrá dar marchar atrás: somos esclavos de nuestros actos, el tiempo hace imposible la libertad, la libertad hace imposible la propia libertad. Lo que ocurre es que ya no se sabe qué es lo mejor y lo peor, la gente ni siquiera sabe lo que es bueno o malo para ellos mismos; se piensa equivocadamente que los supuestos oprimidos están dotados de grandes cualidades humanas mientras que el seguro de sí mismo, el que se ama a sí mismo, el que es generoso porque se sobra, el que venera la belleza, la estética, la simetría y orden en las cosas, en todas las cosas, es una calamidad de persona, un dictador, un fascista. ¡La inversión de valores llega a extremos inimaginables! Se impone lo deforme, lo grotesco y el mal gusto.


Para concluir, una reflexión y un llamamiento. La reflexión: “las leyes y moralidad actuales discriminan a favor de todo lo que es inferior y mediocre, cuando no infravalorando lo que es realmente importante y grandioso –la mujer reducida a una especie de hombre, a un ser despojado de su función biológica y papel esencial de madre y educadora, es decir, del papel más importante en la sociedad-. El llamamiento: “Hombres superiores, enseñémosles a los mediocres qué es ser superior; no es algo que se elija, ¿verdad?, es algo que se es, algo que uno tiene o no, algo que acaba brotando como las flores mostrando todo su aroma de grandeza. Si alguien dice que es superior o es un farsante o alguien muy consciente de sí mismo, así que cuidado: la grandeza se demuestra en los actos, no en las palabras. Lobos, a lo lejos veo corderitos sonrientes, ¡vamos a darnos un festín!, enseñémosles que aunque se junten millones de ellos nunca podrán hacer nada contra nuestra mordedura. Que la sangre corra, que la sangre corra, que la sangre…

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