La noche de Halloween, día en el que los muertos tienen vía libre para darse un garbeo por el mundo de los vivos, hubiera sido la fecha idónea para ver la resurrección de Forlán. La bruja Cachavacha volvió a compartir ataque con Agüero, no lo hacía desde la tercera jornada, pero sigue seco de cara a puerta y el Atlético echa en falta sus goles. Los rojiblancos dominaron la primera mitad pero no pudieron romper el partido, en gran parte, por la buena actuación de Diego Alves y acababaron asfixiados en el segundo acto por culpa de la velocidad atacante del equipo almeriense. Además, el Atlético pierde por sanción a Perea y Reyes es duda para el derbi ante el Madrid por una contractura.
Quique no escatimó nada, ni hablar todavía del Real Madrid porque los tres puntos ante el Almería eran vitales para las aspiraciones europeas. Por eso arriesgó con Domínguez, recién salido de la enfermería, y Perea y Assunçao, apercibidos de sanción, e intimidó con el ataque demoledor formado por la dupla Kun-Forlán. Ambos juegan de memoria y aunque no se vean las caras en semanas, ninguno olvida las cualidades del otro. Únicamente necesitaron un minuto para tranquilizar a la parroquia rojiblanca con la primera compenetración pero la vaselina de Forlán salió fuera.
Tras unos primeros minutos de agobio atlético, el Almería se asentó en el césped del Vicente Calderón, pero sin generar nunca inquietud en la meta de De Gea. En esos primeros minutos de relativa opresión local, el Almería se salvó gracias a Teixeira, que pitó fuera del área un penalti de Crusat sobre Reyes. En esa jugada asomó la cabeza el utrerano por primera vez y desde entonces un estado de hiperactividad invadió al sevillano. Se le podía ver defendiendo, buscando los desdobles de Ujfalusi, poniendo balones a la olla o dando el último pase al delantero.
Si algun conjunto mostraba más descaro era el Atlético pero el Almería se sentía cómodo con el papel que jugaba. El de chico tímido pero con crueles intenciones. Dejar jugar al Atlético y salir como una flecha en las contras en busca de Piatti, Crusat y Uche. A punto estuvo de pescar el nigeriano a la media hora pero su disparo, desde la izquierda, se estrelló en la base del palo.
Sin dominar, los de Lillo habían dispuesto de la mejor oportunidad hasta entonces, pero ese privilegio sólo duró tres minutos. Hasta la aparición, de nuevo, de Reyes. Un centro de Ujfalusi desde la banda derecha, la más utilizada, encontró la cabeza del andaluz y su esplendido remate lo repelió Alves en la misma línea de gol, pero Agüero, con olfato de felino, metió la puntera para hacer el primero.
El zarpazo del argentino no infectó la herida del Almería. El método era el mismo de antes, los contragolpes, pero con mayor intensidad en la presión. Así, los de Lillo avanzaban posiciones en el campo madrileño y De Gea ya daba uso a los guantes. Uche comandó la primera avanzadilla con dos disparos peligrosos. El primero fue un cabezazo tras centro de Piatti pero el balón buscó las manos del canterano madrileño. El segundo intento, un zapatazo lejano, cortó la respiración de la grada rojiblanca. Ya no hubo más avisos, la siguiente intención tuvo premio. Fue al filo del descanso cuando Piatti aprovechó el bote del balón para cazarlo al vuelo y cruzar hasta donde De Gea no pudiera llegar.
La segunda parte comenzó sin el agitador rojiblanco por culpa de una contractura. Sin Reyes, el Atlético perdió profundidad en el flanco derecho pero Simao, desde el otro, amortiguó la carencia con internadas y buenos centros a unos delanteros que siempre se estrellaban contra Alves. Otra historia era el Atlético sin balón. La rapidez ofensiva del Almería desnudaba a la defensa atlética, que a su vez no recibía ayudas desde el centro del campo. Además de la fractura de líneas y la verticalidad almeriense, el Atlético perdió el descaro de sus laterales. Ujfalusi ya no subía como antes y Filipe Luis tenía bastante trabajo con cerrar a Piatti.
Diego Costa y Ulloa para acabar con el aburrimiento
No andaba mejor su socio Perea con Crusat. De hecho pudo ver la roja a la media hora de juego por secar a su rival con una patada siendo el último jugador. Quique buscó la reacción con la inclusión de Diego Costa en el lugar de Forlán. La bruja Cachavacha desaprovechó la oportunidad de resucitar en la noche de Halloween. Lillo reaccionó al movimiento de Quique rezando a la buena racha de Ulloa.
El Almería quemó sus últimos cartuchos de forma más coherente pero sin llegar a intimidar nunca a De Gea. Peor lo pasó el Atlético que terminó fatigado por la velocidad almeriense y algo mosca de cara al derbi de la semana que viene. Empate insulso que aleja al Atlético de los puestos europeos y deja al Almería con las mismas necesidades, aunque un punto en el Calderón siempre se agradece.
Fuente: AS (www.as.com)
domingo, 31 de octubre de 2010
Atlético de Madrid y Almería empatan a 1 gol en el Vicente Calderón.
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