Editorial 25/10/2010.

“La Nación Digital” condena los actos vandálicos realizados contra las tumbas del cementerio donde reposan Ramiro Ledesma Ramos y el resto de mártires de Aravaca.
Desde este humilde medio, sus administradores expresamos nuestra repulsa por tal vil acto, propio de individuos sin cultura, vergüenza ni moral alguna.
Los mismos que presumen de tolerancia se amparan en el victimismo y la manipulación llevando a cabo estas acciones que jamás saldrán en un medio “de masas”. Son los mismos que nos hablan de “memoria histórica” y de la supuesta “lucha por la justicia social” llevada a cabo por la izquierda y los anarquistas de España durante la II República.
Nuevamente, ha quedado comprobado que la famosa “reconciliación” entre los españoles es una farsa y que la tan laureada Transición no solucionó los problemas que presumía haber resuelto.
Publicamos esta noticia por que sabemos que hay personas en España, buenos españoles, que sentirán la misma rabia que los administradores de “La Nación Digital” al ver estas cosas. Por desgracia, muchas personas seguirán viviendo en la ignorancia, sin saber que un hombre que quería cambiar un sistema al completo por el bien del pueblo español ha sido víctima de un ataque al lugar donde reposan sus huesos tras haber sido asesinados por los luchadores de “la libertad y la democracia”. No les importa el nombre y el pensamiento de Ramiro Ledesma, sino ganar mucho dinero y llevar a cabo la política del consumismo del Sistema.
Somos un país al borde de la ruina moral que ya no respeta ni a sus muertos. Habría que ver que pensarían los sinvergüenzas de los que llevaron a cabo la despreciable acción si hubieran sido sus familiares los profanados.
Desde “La Nación Digital” no olvidamos a los grandes hombres. Pensábamos reservarnos para dentro de unos días, pero no nos va a quedar más remedio que decirlo ahora: ¡Ramiro Ledesma Ramos, PRESENTE!. ¡Ramiro de Maeztu, PRESENTE!. ¡Mártires de Aravaca, PRESENTES!. ¡Caídos por Dios y por España, PRESENTE!.
¡Los héroes nunca mueren!. ¡Como bien hubiera dicho Ramiro: No parar hasta conquistar!.