Últimamente a los de Antena 3 se les ve muy contentos con el éxito de “Hispania. La leyenda”. Ese alarde de seguimiento de una serie no se había visto ni con “Física o Química”, la joya de su corona (al final hasta puede que el embrutecimiento por excelencia de la juventud española no sea tan rentable como siempre han presumido).
He de reconocer que el despliegue de la serie antes de comenzar a emitirse fue muy inteligente, bombardeando con anuncios promocionales cada espacio publicitario y con una banda sonora nada despreciable. Pero los contenidos de la serie y el argumento dejan bastante que desear pese a que tan solo he visto un capítulo, el primero (se me olvidó ver el segundo).
Para empezar, no veo lógico que titulen a la serie como “Hispania. La leyenda”, cuando ese periodo histórico abarcó mucho más que la etapa de colonización llevada a cabo por los romanos en la Península. Hispania primero fue el territorio de la Península Ibérica y después una provincia de Roma que posteriormente fue subdividida a medida que pasaba el tiempo.
Centrándonos en el argumento, es un error grave el hecho de que los lusitanos se denominaran a si mismos como hispanos. El término “hispano” fue creado por Roma para referirse a los habitantes de la Península, por lo que era utilizado por los romanos y no por los pueblos peninsulares. Para entenderlo mejor, es como si los godos se hubiesen denominado a si mismos como “bárbaros” en los años previos a la caída de Roma.
Otro error que podríamos calificar como “tribal” es que el cuñado de Viriato (el caudillo lusitano es el protagonista principal) fabrique falcatas. Las falcatas eran las espadas empleadas por los íberos, no por los lusitanos.
De momento, podríamos pensar que los guionistas se han informado muy poco sobre el contexto histórico de la época, grave error cuando el objetivo es reflejar una circunstancia histórica diferente de la actual. Este tipo de casos luego explican la existencia de guiones como el de “Las 13 rosas” o “Los girasoles ciegos”.
Los romanos están dirigidos por un pretor, Galba. El pretor no era un líder militar, sino lo que hoy entenderíamos como un juez. Sin embargo, en la serie aparece como un jefe militar sádico y cruel, cuya frase más destacada es: “Haremos de Hispania una tierra de huérfanos y viudas de la que renacerá una próspera provincia de Roma”. Aquí sospecho que se intenta hacer ver a los romanos como una especie de salvajes impositores con el posterior objetivo de comparar subliminalmente la conquista de Hispania por los romanos con la de Sudamérica por los españoles (¿otro intento más de obligarnos a arrepentirnos de nuestra Historia?). Por si alguien no se ha enterado todavía, las leyes de esos “salvajes” fueron uno de los pilares de la civilización europea, junto con el cristianismo y la filosofía griega. Roma tuvo una misión universal y la cumplió, como posteriormente lo haría uno de los herederos de su legado cultural, España.
El pretor Galba está acompañado en sus fechorías por el oficial Marco. Este si que es un militar, incluso hasta más cruel. Su personaje es el prototipo estándar del tirano sanguinario montado a caballo que asesina por placer y con actitud prepotente.
Dejando de lado a los romanos, quizá deje más de desear la representación que hacen de los hispanos. Estos salen en una asamblea manifestando su deseo de aliarse con los romanos, e incluso celebran que les vayan a entregar tierras en una hipotética entrega de armas. En primer lugar, la mentalidad de aquellas gentes les hubiera impedido celebrar una oferta de paz, y mucho menos, el entregar las armas al enemigo en un campo abierto y sin nadie que les cubriera las espaldas. Además, en caso de derrota era considerado más honorable suicidarse que ser hecho esclavo.
Y dudo mucho que estuvieran tan enterados de las noticias internacionales como para saber que Aníbal había estado a punto de acabar con Roma. Eso sin olvidar que Viriato difícilmente podría haber lucido una melena recogida en coleta (solo le falta el porro para ser el perfecto pijo-“progre”).
Como suele ser normal en las películas o series de romanos, hay una gran promoción de la sexualidad con el objetivo de atraer espectadores. Ahora mismo recuerdo la serie “Roma”, producida por la BBC, aunque esa tenía calidad y me parecía mucho más real en las interpretaciones y trabajada en el contexto histórico.
Sin embargo, en “Hispania. La leyenda” se ve a la legua que piensan explotar el atractivo de Ana de Armas para llamar la atención de la gente más joven. Ya en el primer capítulo, Ana de Armas interpreta a una joven hispana hecha esclava que es castigada a latigazo limpio mientras se le notan los pechos sobre la vestimenta mojada y dando gritos de dolor. Más gráfica y sugerente no se puede ser una escena cuyo objetivo es provocar la excitación del personal. Y en los próximos episodios piensan sacarla como esclava “personal” de Galba…
El problema de estas series es el nivel de desinformación que puede llegar a producir. Para la gran mayoría de la población española, la Historia es algo aburrido sin interés alguno, motivo por el cual cada pequeño fallo de una serie que trate esos temas es considerado como algo verdadero, solo por que la gente no se va a preocupar de saber cual es la verdad y por qué los hispanos no se llamaban a si mismos “hispanos”, por qué los pretores no eran cargos militares y por qué los pueblos peninsulares prerromanos jamás habrían celebrado un acuerdo de paz como si del mayor éxito de sus vidas se tratara.
sábado, 30 de octubre de 2010
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