Ángela Brito: "Hugo Chávez es el responsable de la muerte de mi padre".

“Él fue ingresado en el Hospital Militar de Caracas contra su voluntad y allí fue torturado. Lo mantenían en un cubículo a una temperatura de ocho grados. Estaba en un área que era utilizada para la terapia intensiva. Los médicos hacían lo que les daba la gana y no nos informaban de nada. Querían hacernos creer que tenía problemas mentales”, dijo a LA GACETA Ángela Brito, la hija de Franklin Brito, el productor agrícola fallecido el lunes de un “shock séptico”, tras sucesivas huelgas de hambre en protesta por tierras que le expropió el Gobierno de Venezuela. La joven no dudó en señalar a jefe de Estado venezolano como el culpable de la muerte Brito: “Hacemos responsable de la muerte de mi padre al presidente Hugo Chávez”.

El disidente cubano Guillermo Fariñas también responsabilizó al líder bolivariano por el “asesinato” –así lo calificó– de Brito. “Estos hechos son propios de un dictador en peligró”, dijo.

“Hacemos responsable de la muerte de mi papá al presidente Hugo Chávez”, dijo a LA GACETA Ángela Brito, mientras aún se desarrollaban los actos fúnebres de Franklin Brito, el productor agrícola en huelga de hambre fallecido en la madrugada del lunes a causa de un “shock séptico”, según confirmó a este periódico su viuda, Elena de Brito. La muerte de este agricultor venezolano de 49 años, suma al Gobierno de Chávez al régimen cubano en el macabro registro de pérdidas humanas por huelga de hambre en reclamo de libertad y justicia. De hecho, la lucha de Brito contra el Estado venezolano evoca el caso del cubano Orlando Zapata Tamayo, quien murió el 23 de febrero, tras 83 días sin probar bocado. Brito mantenía su medida de ayuno de manera interrumpida desde hace más de seis años. Ángela Brito, que no dudó en señalar a Chávez por este lamentable desenlace, destacó que su progenitor “no tenía motivaciones ideológicas” y que “sólo reclamaba justicia” ante la decisión tomada por el Gobierno en 2004 de despojarlo parcialmente de unas tierras que había adquirido en 1999 en el estado de Bolívar (a unos 800 kilómetros del sureste de Caracas), expropiadas en el marco de la llamada revolución campesina impulsada por Chávez. El Gobierno argumentó entonces que sus títulos de propiedad sobre 300 hectáreas no eran legales.

Allí comenzó el calvario de este agricultor por la kafkiana burocracia del país caribeño, que incluyó noches en vela a las puertas de distintos ministerios y que acabó con su vida en el Hospital Militar de Caracas. Brito era licenciado en Biología y padre de cuatro hijos. El lunes pesaba 35 kilos (medía 1,90 metros), su índice de masa muscular estaba por debajo del 10%, no podía respirar por sí sólo y sufría infecciones generalizadas en varios órganos del cuerpo, incluyendo el riñón y el hígado.

“De carne a símbolo y bandera”
La hija de Brito también se quejó del trato que le dispensaron a su padre en el centro castrense, donde estaba ingresado –o “secuestrado” y “torturado”, según ella–, desde diciembre pasado, a solicitud de la Fiscalía (fiel al chavismo), la cual alegó para recluirlo allí supuestos problemas mentales. Tal medida fue cuestionada por organismos internacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), la cual le exigió al Gobierno permitirle recibir atención médica donde él lo deseara. Pero Chávez hizo oído sordos a los reclamos.

“Él era torturado, lo mantenían en un cubículo a una temperatura de ocho grados, porque estaba en un área que era utilizada para la terapia intensiva (…). Los médicos hacían lo que les daba la gana y no nos informaban de nada. Mi papá quiso recibir atención de médicos de su confianza, pero siempre le fue negado, porque querían mantenerlo allí y hacernos creer que tenía problemas mentales”, relató la joven. Y anunció: “Vamos a seguir con la lucha de mi papá, pero no aquí en Venezuela, porque está visto que hay Estado de Derecho ni acceso a la justicia”. Y su madre, Elena, quien también en una ocasión se sumó a la huelga de hambre de su esposo, completó: “Franklin deja de ser carne para convertirse en símbolo y bandera para todos los atropellados por la soberbia del poder”.



Fuente: La Gaceta (www.intereconomia.com)