Más de 400 regulares y legionarios yacen en dos grandes fosas de la Guerra Civil. - La Nación Digital

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domingo, 13 de febrero de 2011

Más de 400 regulares y legionarios yacen en dos grandes fosas de la Guerra Civil.

En San Martín de la Vega, en una zona conocida como El Pingarrón, un equipo de técnicos busca las tumbas de los combatientes de los dos bandos muertos durante la batalla del Jarama.

Es una iniciativa que se produce por primera vez en España, tras cuatro años de Ley de Memoria Histórica. Nunca se había emprendido una búsqueda conjunta de fosas de ambos bandos.

Esta vez ha sido posible gracias a la iniciativa personal de Luis Avial, geofísico y director de la empresa de prospecciones Condor Georadar, quien, tras haber participado en la búsqueda de casi 100 fosas al amparo de la polémica ley, ha conseguido una subvención de 56.000 euros de Presidencia del Gobierno para la Sociedad Cultural Filmasub, con la que colabora. Como él mismo ha señalado a LA GACETA: “Puse la condición de que se buscasen de los dos bandos. Esta prospección es para los dos, por primera vez en España sin sectarismos. Nunca se habían realizado búsquedas simultáneas de los dos contendientes”.

Tras la publicación en diversos medios de comunicación del inicio de los trabajos, este diario ha sido testigo del hallazgo de tres de las cuatro grandes fosas que se estaban buscando.

Dos de ellas son muy llamativas, en concreto las que pertenecen a muertos del bando vencedor de la Guerra Civil, que contienen, aproximadamente, 200 cuerpos cada una. Los restos pertenecen a legionarios y tropas del grupo de regulares. También se han localizado los cadáveres de “los 127 de la Lincoln”. Voluntarios norteamericanos que lucharon a favor del Frente Popular y que murieron durante las maniobras que se desarrollaron a orillas de los ríos Jarama y Manzanares.

Al igual que estos soldados, los del Ejército sublevado, según apuntan los estudios realizados, también serían extranjeros. La unidad de legionarios que podría estar enterrada en la zona del Pingarrón correspondería a los voluntarios irlandeses que lucharon al mando de Eon O’Duffy.

Las tropas encuadradas bajo la bandera de regulares, cuyos cuerpos se han encontrado, corresponden a soldados de tropa indígenas de religión musulmana; por eso su fosa tiene forma de media luna y está orientada hacia La Meca. Ambas distan escasos 100 metros una de otra.

El cuarto grupo de tumbas corresponde a una división de voluntarios británicos que, al igual que los americanos, se encontraba combatiendo integrada en las Brigadas Internacionales, en el denominado bando republicano.

Diversos historiadores de la Guerra Civil han señalado cómo la intención principal de Presidencia del Gobierno, de la que depende la aplicación del desarrollo de la Ley de Memoria Histórica y el empleo de los fondos a ella destinados, es el homenaje que, durante la última semana de febrero, se brindará a los norteamericanos muertos junto al Jarama coincidiendo con el 74 aniversario de la batalla.

A día de hoy, el presupuesto destinado por el Ejecutivo de Rodríguez Zapatero a los proyectos de “recuperación de la memoria” ascienden a 20 millones de euros repartidos entre 650 proyectos diferentes. De estos, la tercera parte, dotados con 5,9 millones de euros, han sido destinados a la exhumación de fosas. El 95% de ellas, del bando derrotado durante la contienda.

Los gastos que ha generado la ley que reabre las heridas cerradas durante la Transición no solamente se dedican a la recuperación de cuerpos y a la localización de víctimas. Más de dos millones y medio de euros han sido dedicados a 95 proyectos de obtención de testimonios orales sobre la represión y a la localización de documentos escritos que permitan llevar a cabo los proyectos. Otros 2,15 millones se han empleado en la búsqueda en archivos y registros censales.

Una parte considerable de los 20 millones se ha destinado a la propaganda: 1,73 millones de euros para la realización de documentales, 1,29 a la organización de congresos, 1,13 a los diferentes tipos de publicaciones que divulgan los logros obtenidos y 1,27 a la organización de exposiciones.
Del resto, poco menos de un millón se ha usado para financiar estudios sobre Memoria Histórica, homenajes a víctimas, realización de monumentos y a proyectos variados.

Del total de actuaciones financiadas, 193 han correspondido a asociaciones, 40 a fundaciones, 21 a agrupaciones de familiares, seis a sindicatos y 13 a universidades.

El cuerpo de voluntarios estadounidenses ha sido uno de los argumentos recurrentes del Ejecutivo y los partidarios de la apertura de fosas. Han sido utilizados para intentar justificar que el bando frentepopulista defendía la legalidad de la democracia republicana y no un fenómeno revolucionario de corte marxista. El mismo juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, participó en un homenaje a la Brigada Lincoln durante su periodo de estudios en Nueva York.

Última tecnología

Para localizar los cuerpos se ha utilizado la tecnología más moderna. En los ríos Jarama y Manzanares se ha empleado un sónar de barrido lateral. Para la realización de la fotografía aérea se ha usado un sistema de termografía y fotografía por infrarrojos, que han sido las que han localizado las zonas en las que podrían estar los cuerpos. Finalmente, se ha completado el estudio a ras de tierra empleando un aparato de georradar y detectores de metales.
Toda esta tecnología ha permitido localizar en un tiempo récord, menos de una semana, tres grandes superficies de terreno que contienen los cuerpos de las víctimas de ese episodio del conflicto.

Mártires de la mina

En diciembre de 2009, LA GACETA era testigo en exclusiva de la exhumación de los cuerpos que yacían en la mina de Camuñas. Un municipio en la retaguardia republicana en Toledo, al que fueron llevadas numerosas víctimas de la represión roja y arrojadas al fondo de la vieja mina, en muchos casos aún con vida. En esa ocasión los trabajos fueron realizados por la Sociedad Científica Aranzadi, apoyada por Condor Georadar. La iniciativa partía de la causa que la diócesis de Toledo tiene abierta para la beatificación de mártires durante la Guerra Civil.

Entre las decenas de cuerpos individualizados se encontraron restos de mujeres de varias edades, de chicos jóvenes, y restos de ropas que podrían ser sotanas.

Ya en aquella ocasión, los hallazgos del horror en Camuñas fueron sistemáticamente silenciados en las decenas de páginas web que editan las diferentes asociaciones relacionadas con la Ley de Memoria Histórica. Los medios de comunicación próximos al Gobierno minimizaron los descubrimientos y las familias de las víctimas llegaron a agruparse para denunciar a cualquier medio que tergiversara las conclusiones a las que llegaron los arqueólogos y forenses de la Sociedad Aranzadi.

En el caso de la batalla del Jarama, como en el de Camuñas, el temor de las personas relacionadas con estos hechos sigue siendo que vuelva a silenciarse la parte de la historia que no gusta al Ejecutivo.

Frente a ello, Luis Avial lo tiene muy claro: “El mismo derecho tienen los caídos de uno y otro bando. Para mí las cosas son muy sencillas: yo los siento a todos como míos”. Así se expresa una de las personas que más ha hecho para que los descendientes de las víctimas recuperen a los suyos.

La batalla que pudo cambiar la guerra

La batalla del Jarama tuvo lugar entre el 6 y el 27 de febrero de 1937. Fue una ofensiva del Ejército al mando del general Franco para cortar la comunicación entre Madrid y Valencia. La intención inicial era atacar desde el oeste para tomar Arganda del Rey, alcanzar Alcalá de Henares y, desde allí, incomunicar las dos capitales de la zona que estaban bajo control del Frente Popular.
El avance de los nacionales fue rápido, pero los republicanos lograron reponerse y frenar la ofensiva. Tras tres semanas el frente se estabilizó permitiendo únicamente el avance de unos pocos kilómetros. Una línea que, con pequeñas escaramuzas, se mantuvo durante toda la guerra. El saldo final de los combates acabaría con casi 30.000 víctimas.

55.000 soldados y más de 30.000 bajas

En la ofensiva participaron dos grandes cuerpos de Ejército. Por el bando republicano intervinieron siete brigadas mixtas y tres de los internacionales. Contaron con 30 carros de combate y aviones Tupolev y Polikarpov, en número indeterminado. Al frente estaban José Miaja, Líster y El Campesino. Sus fuerzas sumaban 30.000 soldados, de los que murieron casi 15.000.
El otro bando contó con cuatro brigadas de la Legión y regulares. Además de 55 tanques Panzer I. La fuerza aérea se compuso de bombarderos Junker 52 y Fiat CR. Al mando del operativo estaba el general Varela, auxiliado por Escámez, Asensio y Barrón. Movilizaron 25.000 soldados y sufrieron 15.000 bajas.



Fuente: La Gaceta (www.intereconomia.com)

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