Escorias y cenizas. Segunda parte. - La Nación Digital

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jueves, 4 de agosto de 2011

Escorias y cenizas. Segunda parte.

El Parasuegras”.
Comienza con una explicación sobre el origen de los diferentes sexos. Las mujeres vendrían de ángeles que descubrieron unos apéndices que tenían introducidos en el cuerpo y el hombre sería creado a partir de dichos apéndices. Dios crearía la Tierra como infierno para los ángeles pecadores; pero al ver como disfrutaban de la sexualidad, decidiría hacer más fuerte al hombre y dejar a la mujer sexualmente sometida a él. También castigaría a la mujer con el dolor del parto.
Al venir el apéndice de la mujer, el hombre tendría que entregarse a ella; y en caso de negarse, tendría que vérselas con la suegra. Sin embargo, dicha consecuencia sería por resentimiento a la decisión tomada por Dios.
El protagonista comienza hablando de su primera novia, Mónica. Al principio el amor le resulta maravilloso; pero pronto conoce a los padres de ella, quienes no le consideran lo suficientemente bueno para su hija. Continúan la relación en secreto, descubriendo que ella no es tan santa como sus padres se piensan (incluso le llegan noticias de sus relaciones con otros chicos). El sentimiento de amor se transforma en odio y el protagonista decide que a partir de ese momento utilizará el sexo para someter a aquellas mujeres que se nieguen a aceptar su condición sumisa sexual ante el hombre.
Con la ayuda de unas esposas y una pistola falsa, ata y oculta a los padres de Mónica en el salón para demostrarles a la llegada de su hija lo santa que es y la opinión equivocada que tienen de ella. Cuando la chica llega, mantiene relaciones sexuales con ella a la vista de los padres, ocultos tras una cortina. Al finalizar descubre el plan y quema la casa con ellos dentro, dejando a Mónica desnuda en la calle.
Con el paso de los años, el protagonista vive sucesos similares una y otra vez, marcando Vitalia un punto de inflexión. Ella era la hija del jefe del protagonista. Comienzan su relación a escondidas de los padres de ella, sobre todo porque es nueve años más joven que él. La chica reconoce no haberse sentido nunca tan mujer y, poco a poco, va tomando conciencia de su feminidad; por lo que el protagonista se ve forzado a dejarle las cosas claras sodomizándola. Todo va bien hasta que son descubiertos por los padres de Vitalia, viendo el protagonista obligado a matar al padre y a atar a la madre junto a la hija. Sin poder controlar sus impulsos, el protagonista acaba teniendo relaciones con las dos y degollándolas a la mañana siguiente, viéndose obligado a huir con el objetivo en mente de enfrentarse a una suegra en el futuro y vencer de una vez (convencerla de que es digno de su hija).

Esta historia es de las que presenta una mayor influencia nietzscheana. La mujer desea someter sexualmente al hombre, pero éste debe impedirlo y establecer el orden natural de las relaciones humanas.
A lo largo de la historia, el protagonista se presenta a si mismo como un cruzado en la lucha del hombre por la defensa de su virilidad frente a los intentos de sumisión a la mujer que recibe y de su arma más letal: la suegra que decide si un individuo es lo suficientemente bueno para su hija o no.


Reflexiones en el tanatorio”.
Un joven que dedica su vida únicamente a salir de fiesta recibe la noticia de la muerte de su abuelo. No la recibe con desagrado, ya que sabe que era lo que su abuelo había buscado. Sin embargo; le parece muy hipócrita la actitud de muchos de sus familiares, que le acusan de ser un mal nieto por no sentirse triste por la muerte de su abuelo pero luego se dedican a charlar de asuntos que no vienen a cuento en la sala de espera del tanatorio.
Meditando sobre la mentalidad de su abuelo, el protagonista llega a la conclusión de que debe cambiar de vida.

Pese a la muerte del abuelo, el nieto no se entristecerá en ningún momento; es más, le tomará como ejemplo a la hora de seguir su vida y verá con una visión muy crítica la actitud de todos aquellos que decían estar muy apenados por el fallecimiento pero que dedicaban aquellas horas de velatorio a criticar a otros familiares o a charlar de sus vidas.


La galleta de Diodoro”.
Diodoro es un loco residente en un psiquiátrico cuya única compañía es la de una galleta que le habla. Antes de acabar allí había sido una persona normal, las causas de su enloquecimiento estaban en que había descubierto a su novia mientras le era infiel después de que él rechazara la posibilidad de engañarla a ella con otra.
Pese a perder su galleta (uno de los trabajadores del psiquiátrico se la come), rápidamente encuentra otra en la que su anterior galleta se ha “reencarnado”.
Tras robar unas ropas de enfermero, Diodoro escapa del psiquiátrico. Al toparse con uno de los trabajadores (el que se había comido su galleta), echa a correr con tan mala fortuna que es atropellado y muere.

Diodoro se volvió loco porque una mujer le había hecho lo que él había rechazado hacerle a ella. ¡Casualidades de la vida! Lo que está claro es que, al igual que sucede en el cristianismo, el protagonista únicamente se ve libre y redimido con la muerte.


Capitalismo y esquizofrenia”.
La historia comienza con el protagonista contando la sensación de hastío que tiene respecto al hecho de vivir. Tras seguir los consejos del psiquiatra, encuentra un trabajo y se echa una novia.
Una tarde, mientras va a comprar un regalo para su novia, el protagonista se siente asqueado al ver en el centro comercial a tantas mujeres acompañadas de hombres cargados de bolsas. Tanto desprecio siente por las tiendas de lujo que termina comprando unos guantes rosas en una tienda barata, aunque pensando en la posibilidad de que dichas prendas formen parte de algún negocio esclavista chino.
Curiosamente; el protagonista trabaja de dependiente en una tienda de ropa, tratando de mostrar siempre una buena imagen porque de ello depende su empleo.
Cuando le entrega el regalo a su novia le dice que no le gustan los guantes, por lo que en el trabajo el protagonista roba dos jerseys con un cangrejo y compra dos guantes amarillos, descosiendo el cangrejo del jersey y colocándolo en cada guante. En esta ocasión, al aparentar ser de marca, si que le gustan.
Pero, de todos los días del año, el que menos soporta el protagonista es el 5 de Enero. Le resulta lamentable, pese a no creer en Dios, que la gente utilice la excusa de una fiesta religiosa para el derroche económico, así como la pérdida de la gente de su propia identidad cultural. No obstante; se ve obligado a comprar regalos para su familia y su novia, gastándose la paga extraordinaria y parte del sueldo (aunque manifiesta haber preferido no regalar nada porque eso no dignifica a ninguna persona ni demuestra quererla más, al igual que el recibir él un reloj de oro).
Tras el descanso del día de Reyes, el protagonista vuelve al trabajo en el inicio de las rebajas de Enero. Tras una descripción de lo que allí se ve, se hace la siguiente pregunta: “¿Vale la pena vivir en una sociedad donde la mayor preocupación consiste en qué comprar y cuándo hacerlo?”.
Después de ese día de trabajo recibe vacaciones. Él quiere ir de excursión a la montaña, pero su novia prefiere ir de compras aprovechando el descuento que le hacen por trabajar allí.
El protagonista tiene en mente deshacerse de toda su vida: familia, novia y empleo; no obstante, decide esperar a que pase el Día de San Valentín. A la espera de un plan para llevar a cabo esa revolución personal se ve obligado a comprar un buen regalo a su novia porque ella se está interesando mucho en un vecino con un coche nuevo.
Decide comprar una pulsera de oro, gastándose la tercera parte de su sueldo, en una joyería regentada por un matrimonio formado por un señor mayor y una chica joven.
A su novia le encanta, regalándole ella una alianza de oro. Como buena consumista, ella disfrutará enseñándole a los demás conocidos sus regalos. Tras el paseo, el protagonista imagina a la sociedad como una gran piara y a los centros comerciales como contenedores de bellotas.
Una mañana, el protagonista se levanta de la cama dispuesto a llevar a cabo su revolución personal. Acude con su novia a un centro comercial, aprovechando para dejarla cuando un guardia de seguridad la confunde con una ladrona cuando le va a coger a él la cartera del bolsillo para pagar un vestido. Después le toca enfrentarse al homosexual de su jefe y a los clientes del centro comercial, apañándoselas para provocar un incendio en el edificio.
Pero a quien verdaderamente tiene ganas es al psiquiatra al que acude regularmente. Después de decirle que no se ha tomado las pastillas que le había mandado, le llena la boca de capsulas y se las mezcla con ron, matándolo. El protagonista se marcha de allí sin sentirse muy feliz, aunque piensa que eso es porque la felicidad no tiene ningún valor ni aporta nada positivo.
La historia termina con la decisión del protagonista de suicidarse al no ver ningún sentido a la vida.

Lo habitual, o más recomendable, en cualquier libro de relatos es dejar la mejor historia para el final.
Yo pienso que cualquiera podría identificarse con ese protagonista angustiado y hastiado del mundo que le rodea. Mire por donde mire, no dejo de ver parejas que no se quieren, gente que se empeña en aparentar lo que no es y personas que se creen que sus congéneres valen lo que está ofrecido en un escaparate.
La idea de llevar a cabo una revolución a nivel personal que acabe con el mundo que uno mismo ha conocido hasta ese momento me ha parecido sumamente interesante y digna de tener en cuenta para el futuro. Y es que, para ser sinceros, ¿quién no ha pensado alguna vez en romper radicalmente con la vida que lleva y marchar a otro lugar donde empezar un nuevo proyecto personal? El problema es que esto es difícilmente realizable porque el que no tenga trabajo, tendrá estudios; el que no tenga ni trabajo ni estudios, tendrá pareja; el que no tenga pareja, tendrá familia y amigos; y el que no tenga nada de eso… podría decirse que es un afortunado y que, en caso de no haber roto con su rutina, es un fracasado que no se atreve a hacerlo pese a no tener nada que se lo impida.
¡Dichosos quienes están solos en el mundo y tienen la posibilidad de romper con todas sus limitaciones por no tener a quien se lo impida!...



Ha sido una sorpresa agradable descubrir que Daniel Aragón y yo compartimos un mismo estilo literario, una especie de narrativa antisistema y disidente (con sus diferentes variantes entre los dos) que apuesta por no ocultar el sexo explícito y por el desprecio hacia los temas comerciales y bien vistos habituales en el mundo de la escritura. No nos interesan ni las ventas ni la fama, sino dar forma a nuestra creatividad y al mal humor constante que sufrimos ante la incomprensión del mundo que nos rodea.
Una vez expuestos los resúmenes y la conclusión que he sacado de los relatos, he de destacar un par de cosas.
En primer lugar; se observa una fuerte implantación de la filosofía de Friedrich Nietzsche en gran parte de la obra (lo cual no me sorprende), especialmente en las ansias vitalistas del personaje del último relato. Esto sorprenderá a algunos porque yo soy católico y practicante, pero he de decir que le veo aspectos muy positivos a Nietzsche y, gracias a páginas en las que he podido conocer su faceta tradicional, antisistema y transgresora, le veo con ojos muy distintos al que me explicaron en clase hace más de un año (entonces escuché que “Nietzsche era un machista porque su hermana y su madre fueron las únicas mujeres que conoció y la primera era tan mala que se casó con un nazi”).
Por último; he observado una gran crudeza en cuanto a las descripciones de rutinas laborales o anécdotas personales, por lo que supongo que una gran parte de las mismas estarán basadas en las propias experiencias personales del autor, técnica que yo suelo utilizar habitualmente tanto en la narrativa como en los artículos de mi bitácora. No es algo raro ni malo, sino que muchas veces la realidad supera con creces a la ficción y la más divertida o espectacular de las anécdotas puede ser mejor argumento narrativo que un par de ideas deducidas tras dos horas de estrujarse los sesos a fondo.
Quizá algunos se escandalicen o vean con desagrado ciertos relatos por su alto y explícito contenido sexual… por mi parte no veo a eso ningún problema. Si se entiende que es lo que quiere decir el autor, sin tergiversaciones interesadas, el relato será visto con otros ojos. Por supuesto, dichos relatos jamás podrán ser comprendidos por mentes “progres” y libertinas, ya que por mucho que se empeñen en demostrar lo “abiertos de mente” que dicen ser, únicamente creerán ver “machismo”.
Quiero terminar recomendando el libro “Escorias y cenizas”, que puede descargarse gratuitamente en “El mundo de Daorino” por cortesía del autor (aviso para “graciosos”, el libro está registrado); y diciendo que, de todos los relatos, los que más me han gustado han sido “La cestita de las voluntades”, “El Parasuegras” y “Capitalismo y esquizofrenia”, todo un ejemplo de crítica social hacia todo aquello que representa el Sistema y sus hipócritas y decadentes “valores” (si es que se les puede reconocer como tal).

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