El síndrome postvacacional se supera en dos semanas como máximo. - La Nación Digital

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miércoles, 31 de agosto de 2011

El síndrome postvacacional se supera en dos semanas como máximo.

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Los expertos recomiendan no "psicopatologizar" a la gente porque, por lo general, la persona consigue adaptarse a su vida rutinaria sin problemas.
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La patología social comúnmente conocida como síndrome postvacacional se supera en una semana o dos por lo que los expertos recomiendan no "psicopatologizar" a la gente porque, por lo general, la persona consigue adaptarse a su vida rutinaria sin problemas.

"Las terapias y los psicólogos están para cuando realmente existe una patología, no hay que psicopatologizar a la gente, hay que esperar unos días a ver si se supera el problema de habituamiento a la rutina laboral, normalmente como mucho dos semanas", ha explicado a Europa Press la psicóloga Vanesa Fernández.

Según Fernández, "una vez superado ese periodo si la persona no se acostumbra a sus rutinas, si se sigue encontrando triste y deprimida, es el momento de consultar al especialista y de aplicar las terapias existentes encaminadas a controlar la ansiedad y la sintomatología de la depresión".

El síndrome postvacacional es un conjunto de alteraciones emocionales y físicas que aparecen a la vuelta al trabajo, tras largos periodos de descanso. Entre los síntomas emocionales destaca la ansiedad, la antipatía, la desgana, la tristeza, "características muy similares a las que puede tener una persona con depresión", explica la experta.

Por su parte, los síntomas físicos más frecuentes son las dificultades para dormir, el cansancio continuo, dolores de cabeza frecuentes, malestar general en forma de tensión muscular o dolores gástricos.

Pese a estar claramente definidos sus elementos característicos la psicóloga insiste en que "el síndrome postvacacional no existe como enfermdad, no está reconocida como tal por la Sociedad Española de Psiquiatría ni está recogida en los manuales de la Sociedad Americana de Psiquiatría o por la Organización Mundial de la Salud (OMS)", pero aclara que "el hecho de que no exista como enfermedad no quiere decir que este tipo de síndrome no exista y reúna una serie de características que se repiten en una serie de personas".

La psicóloga ha explicado que "la aparición de este síndrome se ha empezado a notar en los últimos diez años porque antes no se dedicaba mucha atención a la calidad de vida o al bienestar. En el momento en el que empieza a tener más relevancia el tema de la ansiedad, el estrés o el bienestar emocional, es cuando se empieza a tener en cuenta este tipo de problemas".

La clave está en una incorporación escalonada al trabajo. "La persona tiene que intentar incorporarse de forma progresiva al trabajo para poder ir asimilando el cambio" dice la experta y afirma que "no se puede pretender hacer las tareas al mismo ritmo que se hacían el último día de trabajo previo a las vacaciones, por lo que es aconsejable darse un tiempo para ponerse al día e ir aumentando el rendimiento", detalla Fernández.

Según los responsables de la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles (ARHOE), la última semana de agosto y la primera de septiembre deberían servir como periodo de transición entre las vacaciones y el regreso al trabajo. Sin embargo, la realidad es que a mediados de septiembre, todavía, muchos españoles siguen sin cogerle el pulso a la normalidad.

Durante el resto del año, hasta las próximas vacaciones, "debe intentar que su vida no se limite a ir al trabajo, hay que tener actividades, cosas que le motiven a lo largo del año independientemente del momento en el que se vaya a coger las vacaciones".

Si a pesar de ese período de readaptación el malestar persiste, "es aconsejable acudir a un especialista", pero la psicóloga advierte de que "normalmente, en la mayoría de los casos en los que el síndrome postvaacional dura más de dos semanas es porque la persona ya tenía un problema emocional de base antes de las vacaciones. Es decir, si una persona está bien, cuando vuelve de vacaciones se adaptará en un breve periodo a sus rutinas, pero si no lo estaba previamente, enlazará con la depresión que ya presentaba", concluye Fernández.


Fuente: La Gaceta (www.intereconomia.com)

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