El Sevilla vence al Málaga con un gran Álvaro Negredo.

Si al jeque Al Thani todavía le quedan unos ahorrillos y tiene capricho de un delantero, en Nervión está uno a los que más hambre se le recuerda. Se llama Álvaro Negredo y vale 80 millones de euros. El Huracán no es Irene, es él. Negredo pinchó en 25 minutos el debut del globo del Málaga, que por fenómeno del verano se esperaba con expectación casi mundial y resultó decepcionante. Superado por el nivel competitivo del Sevilla, que venía con un par de banderillas bien puestas por el Hannover pero con fuego en los ojos, se le vio a ratos trote de pretemporada. Nunca compitió con intensidad y sólo se vio en condiciones de empatar cuando Cazorla puso el 2-1 en el único destello que se le vio al finísimo y estético asturiano.

El Málaga todavía estaba en la playa cuando Navas agarró un balón en la banda y lo puso en la cabeza de Negredo, que es un bisonte. Sólo se había jugado minuto y medio. El vallecano lo celebró con la rabia de la eliminación europea. Su gol sonó a reivindicación de vestuario y retrató a los dos centrales del Málaga. Demichelis y Mathijsen, defensas precedidos de una reputación excelente, caciques en su momento en selecciones del peso internacional y la historia de Argentina y Holanda, fueron pan comido para el delantero internacional del Sevilla, que remató las veces que quiso, seguramente el mejor jugador del Málaga bajo el calor asfixiante de Sevilla que terminó por derretir el primer día de esta colección de estrellas a las que Pellegrini debe inyectar lo más rápido que quiera las ganas de ganar. El talento sin esfuerzo, solidaridad y espíritu de superación no tiene ningún valor en el fútbol.
En tierra.

Esta jornada dejó mal al Málaga. No se trata de hacer análisis precipitados. Serían erróneos y seguramente irían mal encaminados porque el bamboleo de caderas y el toque de Cazorla, las fintas de Joaquín, las tablas goleadoras de Van Nistelrooy y Baptista y tantas y tantas cosas anuncian cosas muy buenas en el Málaga. Pero anoche en Nervión pusieron al Málaga en la tierra.

En cambio, el Sevilla resultó exuberante a ratos. Marcelino no tenía anoche a Kanouté pero su equipo jugó a su gusto, con una vitalidad que es el sello de identidad que le quiere dar su entrenador. Eso sí, sólo a ratos. El Sevilla está por hacer, aún tiene dudas y le temblaron las piernas con el 2-1, lo que habla de sus viejas inseguridades, sus antiguos fantasmas coleccionados en los últimos años. Pero de momento ha recuperado al mejor Navas en la banda, tiene un pitbull en Medel y Trochowski es un buen lanzador. Anuncia buenas cosas y es muy feliz cuando la pelota llega al área y aparece el animal, Negredo, uno de los delanteros del momento. Ayer, ante el Málaga de las mil y una noches, el jeque del gol.


Fuente: AS (www.as.com)