La Real Sociedad derrota al Cádiz a domicilio por 3 goles a 1.

Grande Real, grande Bueno. Genial partido, mal Cádiz. Y magnífica exhibición en la grada. Un ambiente de Primera para una final. El epílogo se vivió en un avión que salía de Jerez de la Frontera a las diez y media. Dentro, un río de ilusiones en una plantilla que ya está en Primera. Quizás no matemáticamente, aunque los Txuri Urdin tienen hoy otra posibilidad remota. Pero sí en sensaciones. Los de Víctor Espárrago, empero, no pueden evitar tener que recurrir a la calculadora. Pero no hay otra. Ayer les barrieron en su estadio.

Los de Martín Lasarte fueron ayer una locomotora. Bien plantados en el Carranza, supieron anular a un rival ayer inoperante en ataque, e inútil ante la aparición de una pareja letal. La joya francesa de los donostiarras, Griezmann, conectó como su par con el uruguayo Carlos Bueno. Impresionante de cabeza, no falló. Firmando su primer hat trick como Realista, acabó regalando un precioso día de ascenso que aunque luego el Betis se encargó de anular en Heliópolis, hoy `puede tener su certificación. Para ello, tienen que ganar Real Unión y Cartagena sus partidos, ante Levante y Hércules respectivamente. Aunque quizás, los 1.500 aficionados donostiarras que tomaron el Carranza preferirán celebrar la vuelta a la élite, tres temporadas después, en Anoeta.

Víctor Espárrago no tuvo más remedio que aceptar la derrota por evidente, y aunque el equipo supera esta jornada con un punto por encima del descenso y sigue dependiendo de sí mismo, sí que está obligado a sacar algo positivo de Huesca.

Rodillo. La historia del partido tiene tres nombres propios. Además de los de Griezmann y Bueno, sublimes, también destacó Diego Rivas. Su papel fue determinante para anular a la pareja Ogbeche-Tristán, ayer negada hasta la desesperación. Ambos se pegaron el balón y apenas quisieron soltarlo, todo ello sumado a una tarde horrible, donde las bandas no funcionaron. López Silva desaprovechó su oportunidad para brillar como interior derecho, su sitio natural, y así, entre arreones sin sentido, llegó el primer gol de los donostiarras.

Griezmann la lió por la zurda, y Carlos Bueno no perdonó de cabeza. Corría el 12', y con el marcador en contra, la Real cerró la puerta. Jaume lo intentó, pero no hubo puntería. Y nada más salir de la caseta, ya en la segunda parte, llegaba el fallo de Dani Miguélez. El meta gaditano la pifió al intentar cortar un centro, y ahí apareció bueno, presto en el segundo palo para empujar a gol. El tercero, con el Cádiz muerto, llegaba en otro centro de la perla francesa que Bueno no desaprovechaba. Y ya hundido el Submarino, Ogbeche reducía distancias más por plástica que por convencimiento.




Fuente: AS (www.as.com)