Alemania golea a Inglaterra por 4 goles a 1. - La Nación Digital

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domingo, 27 de junio de 2010

Alemania golea a Inglaterra por 4 goles a 1.

Es una de esas citas recurrentes y manidas que de cuando en cuando se lleva a la boca cualquier aficionado al fútbol. La firmó Lineker y dice que el fútbol es un deporte inventado por los ingleses y en el que siempre ganan los alemanes. Encierra frustración por tantos choques frontales y fatídicos contra un enemigo viejo e indómito y la carga el respeto a una camiseta, la de la mannschaft, que es sinónimo de competitividad en grado supremo. Así sigue siendo esta vieja nueva Alemania. Joven, jugona y multicultural, sí. Pero Alemania: orgullosa y ganadora. Y de esa mezcla sale un equipo que es un trueno y que está en cuartos con vitola de aspirante con todos los honores a convertirse en campeón del Mundo.

Olía a historia y quedará para la historia. Alemania e Inglaterra, más de un siglo de encontronazos estruendosos. Una rivalidad que vive en los huesos del fútbol, calcio para la leyenda de los Mundiales. Una desconfianza atávica en la que anidan guerras, prejuicios, tópicos y recuerdos, una colisión de dos bastiones viejos y orgullosos de fútbol europeo, que también se reencontró en esta salvaje tarde sudafricana. En plena crisis de identidad de la nobleza futbolística del viejo continente, los octavos de final dejaron un duelo resuelto en una primera parte colosal en la que hubo mucho fútbol y una polémica de la que se hablará mañana y de la que se hablará, desde ya, para siempre.

La historia proyectaba su sombra sobre el Free State de Bloemfontain con el sonido de tambores de guerra que reverberaron persistentes desde el pitido inicial. Hubo ritmo y intercambio de miradas amenazantes hasta que el reto dio paso al intercambio real de golpes, y ahí Inglaterra se descubrió terriblemente inferior a una Alemania que tuvo fases arrebatadoras con el fútbol de toque y estética que le da su renovado centro del campo y su clásica y audaz verticalidad. Con eso puso la proa del partido apuntando hacia la portería de David James y con eso derritió a su rival con dos directos a la mandíbula. Por eso y por el viejo orgullo alemán no resultó extraño que los ejecutores fueran dos que siempre rinden más con su selección que con sus equipos: Klose y Podolski. Tampoco fue causal que ambas jugadas descubrieran la fantasía de Ozil o Müller y los problemas de un sistema defensivo inglés oxidado, con unos boquetes impropios de un equipo de Capello y con jugadores como Terry en un cuestionable estado de forma.

Klose marcó tras acomodarse y remachar un saque de puerta de Neuer ante la pasividad de Terry la indefinición de Upson. Una maldición de gol para Capello. Después Podolski remachó un gran pase de Müller, que filtraba un torrente de fútbol por la puerta que siempre dejó abierta Terry, incapaz de defender sus dominios. Ahí, con Inglaterra hecha jirones, el partido vivió minutos maravillosos, un intercambio de alto voltaje en el que Upson marcó tras fallo de Neuer y Friedrich y Lampard tras disparo terrible que reventó el larguero, botó casi un metro dentro y salió despedido. El uruguayo Larrionda no dio el gol e Inglaterra revivió una pesadilla invertida: lo que le lanzó al título en el 66 le robó su penúltimo hálito de vida en 2010. Con esa jugada acabó el partido de fútbol y comenzó una controversia que ya forma parte de las historia de los mundiales.

En esos minutos, antes del descanso, Inglaterra tuvo pulso y pasión porque se desató de todas sus ataduras, lanzó a Gerrard y Lampard hacia el área y jugó con frenesí, aunque sin fútbol. Del descanso salió un partido mucho más domesticado y contrario a los intereses de un equipo inglés que sin embargo percutió mientras la esperanza le llevó donde el juego no lo hacía. Empujó y empujó hasta que Alemania le mató en dos contras definidas por Müller, el mejor jugador de un partido en el que Ozil o Schweinsteiger (sus asistentes en los goles) aparecieron poco y Khedira se limitó a cumplir. El tercer gol partió de una falta a favor de Inglaterra que se convirtió en un contragolpe tres contra dos de Alemania y terminó en fallo de James. Porca miseria, Capello.

Inglaterra tiene coartada y puede lamer sus heridas en el escandaloso error de Larrionda. Pero no debería obviar el hecho de que todo lo que tuvo el partido de fútbol perteneció Alemania. Y no debería perder de vista que su Mundial, vitola de favorito incluida, ha resultado terriblemente decepcionante. Entre mala suerte (ante Estados Unidos), juego esperpéntico (ante Argelia) y finalmente ante la mezcla de perjuicio arbitral, fatalismo histórico y falta de creación y liderazgo, y cito por primera y última vez, significativo, a Barry o Rooney. Inglaterra vuelve a salir de un Mundial por la puerta de atrás y vuelve a ver como Alemania, la vieja y orgullosa Alemania, sigue en pie y devorando pasos hacia la gloria. El equipo de Löw es intenso, joven, creativo y carnívoro y lleva como un guante una camiseta que es símbolo de competitividad y victoria. Alemania mira adelante, Inglaterra se hace a un lado y los historiadores del fútbol, esos profetas que miran hacia atrás, recordarán esta nueva batalla entre dos enemigos íntimos e irreconciliables. Emoción, goles, acciones brillantes, errores garrafales, polémica atronadora y un final terrible para unos y soñado para otros. Vencedores y vencidos, triunfo y fracaso. Puro Mundial, puro fútbol.



Fuente: AS (www.as.com)

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