Hoy no quiero hablar de la relación de Miguel de Unamuno, escritor de la Generación del 98, con la política de su época, sino de novela “Niebla”, encuadrada dentro del estilo existencialista, siendo clave en la evolución de la narrativa española.
Antes de comenzar, Víctor Goti, amigo del protagonista Augusto Pérez, prologa el libro diciendo que Unamuno no dice la verdad acerca de su amigo, siendo respondido en un post prologo por el propio escritor.
La historia comienza cuando Augusto Pérez, un joven burgués madrileño que vive única y exclusivamente para el ocio, se encuentra con una joven por una calle de su barrio de la que se enamora tras una furtiva mirada mientras reflexiona sobre su paraguas y el uso que debe darle. Tras esto, Augusto se acerca a su portal, donde pregunta por su esa joven a la portera del edificio donde vive. La portera le dice que se llama Eugenia y que vive con unos tíos. Augusto acuerda con ella que le mantenga informado acerca de la situación de la joven y se encamina al casino, donde le espera su amigo Víctor Goti para echar la diaria partida de ajedrez.
Augusto le confiesa a Víctor haberse enamorado, pero cuando su amigo le pregunta como es, solo le dice que recuerda haber visto dos ojos de fuego muy hermosos, pero no su aspecto, y que se llama Eugenia. Víctor le dice que la conoce de vista y que es pianista.
Al día siguiente, Augusto va decidido a llevar una carta para que la portera se le entregue a Eugenia, yendo tan distraído que se cruza con ella y no se da cuenta, cosa que ella si que hace. Cuando Augusto entrega la carta a la portera, le dice de que suele recibir muchas cartas de enamorados para Eugenia, por lo que Augusto se marcha pensando en si es otro más o el principal hombre de la vida de la joven.
Augusto vive con sus criados Domingo y Liduvina, un matrimonio que ya servía en su casa cuando vivían sus padres. Después de comer le dice a Liduvina que anda detrás de Eugenia, y Liduvina le dice lo mismo que Víctor, que conoce a la pianista.
Augusto se da cuenta de que todo el mundo la conocía excepto él, que había estado como dormido y envuelto en una niebla desde la muerte de su madre.
El padre de Augusto había muerto cuando él era un niño, y aun quedaba en el cenicero las cenizas del último puro que se fumó. Desde aquel día, su madre había estado muy pendiente de él, preocupándose de sus estudios y incluso quedándose despierta hasta que no estuviera él dormido, por lo que nunca había podido pasar una noche fuera de su casa.
Después de comer, Augusto se encuentra a un cachorro de perro abandonado en el parque al poco de nacer, y decide llevárselo a su casa para tratar de conquistar el corazón de Eugenia con esa obra de caridad hacia el pobre animal además de tener a alguien con quien compartir sus reflexiones, dándole el nombre de Orfeo.
Augusto no encuentra la manera de entrar en su entorno, pero la situación cambia cuando de la casa donde vive Eugenia se cae una jaula con un canario. Augusto recoge la jaula y la sube al piso, donde una señora le da las gracias y le comenta que es una casualidad que Augusto estuviera allí, a lo que él responde que estaba en ese lugar por quiere conocer a su sobrina. A la tía de Eugenia la idea le gusta, por que sabe que Augusto es un joven bastante acomodado y conoció a su madre. Augusto descubre que Eugenia trabaja dando clases de piano para pagar una hipoteca que le impide tener en propiedad la casa de sus padres.
En este episodio, Augusto también conoce al tío de Eugenia, un hombre que afirma ser anarquista desde un punto de vista místico y que defiende el uso del esperanto, una lengua universal para acabar con la falta de entendimiento entre los hombres.
A Eugenia no le agrada la idea de conocer a Augusto, por que está enamorada de Mauricio, un holgazán sobrino de su portera que no quiere buscar trabajo pero tampoco que le mantenga una mujer. Eugenia no para de amenazarle con dejarle si no se busca la vida para que puedan casarse. Mauricio no tiene intención alguna de casarse con ella por que dice que la mujer conquista al hombre, no al revés, y que él solo es una victima de eso.
Por fin llega el día en que Augusto conoce a Eugenia. Ella le trata de una manera muy distante y un tanto seca, y le dice que pronto le contestará la carta que le envió. Su tía se disculpa ante Augusto, pero él dice que le gusta su carácter.
Esa misma tarde a Augusto le llega una carta de Eugenia, donde le dice que tiene novio y que deje de insistir.
Augusto no piensa rendirse y sale a dar un paseo. Pero se da cuenta que enseguida se le van los ojos detrás de cada joven que ve. Al final, llega un rato tarde a la partida de ajedrez con su amigo Víctor, quien le dice que al descubrir a Eugenia a descubierto a las mujeres en general y lo que le pasa es que está enamorado de todas. Tan distraído está Augusto que Víctor le gana la partida.
De camino a su casa, Augusto entra en una iglesia donde se sienta para dar rienda suelta a sus reflexiones. A la salida, cuando está mojando los dedos en el agua bendita, se encuentra con don Avito, un antiguo conocido suyo que era científico, quien le cuenta que allí se reúnen para rezar un montón de personas que han dedicado su vida a la ciencia y que necesitan creer en algo.
Mientras tanto, Eugenia discute con su tía por rechazar a Augusto, diciendo que todos los hombres son unos brutos y que ella no se va a casar con un hombre al que no quiere.
Cuando Augusto llega a su casa, Liduvina le dice que Rosario, la chica del planchado, está esperando que le pague la cuenta. Sin saber por que, Augusto se siente atraído por ella y acaban tonteando. Cuando Rosario se marcha y llega la hora de cenar, Augusto pregunta a sus criados como saben si una persona se enamora, a lo que le responden que la clave es que hace tonterías.
Un día, Augusto nota a Víctor muy distante en la partida. Salen a dar un paseo y Víctor le cuenta que su mujer está embarazada. Cuando Augusto le da la enhorabuena, su amigo le dice que a él no le agrada la situación, que se casaron hace muchos años, cuando eran mas jóvenes, por si Elena, su mujer, se había quedado embarazada, pero que al final no había sido así. Durante años había intentado de tener hijos, culpándose el uno al otro de que no sucediera. Habían comprado un perro para sustituir en parte la carencia de hijos, pero un día se les había muerto atragantado con un hueso, y no habían querido volver a tener animales por que les daba miedo que se les volvieran a morir mientras les miraban de forma lastimosa. Al final, se habían acostumbrado a vivir solos, y ahora que pasaba eso, Víctor y su mujer habían vuelto a culparse de quien era el culpable. Incluso Víctor le llega a decir que su hijo será un intruso en su casa.
Augusto se pone a dar vueltas sobre como es la vida, centrándose en el hecho de que Víctor vaya a ser padre al cabo de tantos años y don Avito haya vuelto a creer en la religión de sus abuelos.
Cuando Augusto llega a casa y es recibido por Orfeo, le dice que tenga cuidado con los huesos, que no quiere que se le muera mirándole suplicar por su vida.
La historia sigue trascurriendo, Augusto sigue detrás de Eugenia, ella le rechaza, después elige a Rosario…Ante el lío que tiene en su cabeza, decide acudir a ver a Antolín Paparrigopulos, un intelectual científico amigo de Víctor que realiza estudios sobre mujeres. Este le recomienda que elija para su estudio a una o a tres, nunca a dos.
Entre tanto, Víctor le dice a su amigo que ha comenzado a escribir una “nivola”, relato con mucho dialogo y que surge solo, “una novela vivípara” en la que escribe lo que se le ocurre.
En un determinado momento, Augusto decide pagar la hipoteca de la casa de Eugenia, lo que ella entiende como un intento de comprarla, dejándole de hablar. Tiempo después se disculpara con él diciendo que acepta su regalo, pero que no quiere nada con él.
Cuando nace el hijo de Víctor, Augusto descubre que este está muy emocionado con el nacimiento, al igual que su mujer, pese a que se siguieron culpando incluso en el momento del parto. Augusto le dice que habrá dejado de escribir, pero Víctor asegura que está de tan buen humor que le sirve para su relato.
Augusto decide realizar el experimento. Toma como modelos a Eugenia, Rosario y Liduvina. Al final, acaban experimentando con él, sobre todo Eugenia, que cuando abandona a su novio, acaba acordando casarse con Augusto, para gran alegría de sus tíos.
Eugenia le dice a Augusto que Mauricio la sigue molestando, por lo que Augusto decide hablar con un conocido suyo para que le de trabajo y les deje en paz.
Al día siguiente, Mauricio se presenta en casa de Augusto para agradecerle el trabajo y decirle que se marcha con Rosario.
Cuando Augusto comienza a descubrir el trato que Eugenia le da pese a que vaya a ser su esposa (incluso le dice que debe deshacerse de Orfeo) y se arrepiente de no haber elegido a Rosario, pensando que se estará riendo de él junto a Mauricio por haberle colado a Eugenia.
Días antes de la boda, Eugenia le pregunta por Rosario. Él dice que no sabe nada, preguntándose si ella sabrá algo.
Al día siguiente, la tía de Eugenia se presenta en su casa diciéndole que se ha fugado con Mauricio y que lo lamenta mucho.
Augusto recibe una carta donde Eugenia le explica que no le quería y que lo siente mucho, pero que a partir de ese momento vivirá con Mauricio en el lugar donde tendrá el trabajo. Augusto corre a abrazar a Orfeo diciéndole que ya no se tiene que ir, que sabe que él le será fiel pese a que veces se escape por una perra.
Augusto recibe el consuelo de Víctor, planteando una reflexión sobre si existen de verdad o no, ya que Augusto asegura que él no es real. Después de esto, interviene el propio escritor, Miguel de Unamuno, diciendo que son entes nivolescos que están bajo su poder.
Como hace tiempo que tiene pensado hacer un viaje, Augusto decide ir a Salamanca a conocer a Miguel de Unamuno. Allí es recibido por este, donde le dice que está harto de vivir y quiere suicidarse. A esto Unamuno le responde que como es su creador, producto de su fantasía, no se va a suicidar, sino que va a hacer que muera.
Augusto estalla y le dice que quiere vivir, que no es lo mismo acabar él con su vida a que lo haga otro, y que el propio Unamuno también dejará de existir cuando dejen de soñarle. Abatido tras la conversación, en la que Unamuno deja constancia de su orgullo por ser español, llegando a decir que su Dios es un Dios español en todos los sentidos, Augusto regresa a su casa.
En su hogar le abre Liduvina, quien le sirve la cena y le dice que si que existe cuando Augusto se lo pregunta. Augusto comienza a comer mientras medita. De pronto, piensa que si no existe no puede morir, por lo que es inmortal. Comienza a pedir más y mas comida, cuando le entra sueño. Como apenas puede levantarse, Domingo le acompaña hasta su cama, donde Augusto le escribe un telegrama y le dice que se lo envíe a Unamuno si se muere esa noche.
Esa misma noche, Augusto se despierta y muere. El medico diagnostica que la muerte se debe a haber ingerido gran cantidad de comida antes de acostarse.
A Unamuno le llega el telegrama y se arrepiente de haberlo hecho. Piensa resucitarlo, pero Augusto se le aparece en sueños y le dice que no lo haga, volviendo a decirle que él también dejará de existir cuando Dios deje de soñarle.
La novela termina con el monologo de Orfeo, que medita sobre la existencia y lo sucedido a su amo antes de morir a sus pies.
La originalidad de la novela no solo está en la constante reflexión sobre la existencia humana del propio autor, sino también en el hecho de que hable en el prologo uno de los personajes y que el autor aparezca como un Dios creador al que acude el personaje.
Esto ultimo me recuerda a una escena de la película “Blade Runner”.
Además, aprovecha el relato para explicar las características de la “nivola”, término acuñado por Unamuno para sus obras cuando le criticaron que no cumplía con el canon de la novela tradicional. Unamuno define la nivola a través de Víctor Goti, diciendo que tiene mucho dialogo y surge sola, sin argumento establecido.
“Niebla” es uno de los grandes clásicos de la literatura española, pero es un libro que hay que saber entender a la hora de leer, el que lo haga pensando en divertirse o en encontrar algo diferente a las dudas sobre la existencia se decepcionará mucho.
domingo, 20 de junio de 2010
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