Sin el brillo esperado, Holanda se ha convertido en la tercera selección del grupo de las llamadas 'favoritas' que consigue solventar sus encuentros con victorias en este extraño Mundial.Y eso es mucho viendo cómo esta discurriendo esta Copa del Mundo. La Naranja por el momento no es Mecánica, pero camina con paso firme y tiene visos e ingredientes para convertirse en el equipazo que debe ser.
Tiene toque, paciencia y futbolistas que le tratan bien el balón y hablan el mismo idioma, futbolístico, se entiende. Pero le falta algo, un elemento diferencial que ayude a otra dimensión al juego de su equipo, que no sea previsible y que decante la balanza. Ese algo se llama Robben, que no pudo estar por segundo partido consecutivo, y que sólo cuando reaparezca nos permitirá medir la potencia real de este buen equipo que por el momento se limita a cumplir con solvencia, que no es poco.
Como era de esperar, Holanda agarró el control del juego desde el minuto uno y ya no lo soltó hasta el final. Pero como hemos visto tantas y tantas veces, en fútbol eso no es garantía de nada. El equipo europeo repitió los mismos pecados que en el choque ante Dinamarca.
Se empecinaron en atacar por el centro, más que nada porque es a lo que te lleva no tener auténticas bandas sobre el césped (Elia o Afellay repetían en el banquillo). Prácticamente los tulipanes se vieron obligados a la oscuridad del carril central, y claro, no florecieron. No desistió Holanda en ningún momento, pero hizo siempre lo que Japón le permitió, llegó hasta donde ellos quisieron y, al menos dio la impresión, de que los asiáticos se reservaban para intentar metas mayores que el empate en la segunda mitad.
Por haber no hubo ni ocasiones claras para ninguno de los equipos. El tiro con más peligro de Holanda llegó con el tiempo cumplido en un zapatazo de Van der Vaart que Kawashima atajó sin problemas, pero que al menos iba dirigido entre los tres palos. Japón por su parte sólo se acercó a la meta de Stekelenburg en dos ocasiones, y en ninguna de ellas logró inquietar al portero del Ajax.
Sneijder y la inestimable colaboración de Kawashima
Y si decíamos que la primera parte de Holanda había sido demasiado parecida a la del partido ante Dinamarca, la segunda se pareció aún más. Los 'oranje' lograron ponerse por delante en el marcador antes de que hubieran transcurrido diez minutos, y de nuevo con error garrafal del rival de por medio. Los tulipanes lograron un premio que ninguno había merecido merced a un disparo de Sneijder desde la frontal que incomprensiblemente el portero japonés no supo ni atajar ni depejar. Cierto es que el lanzamiento del jugador del Inter era potente, pero Kawashima había reaccionado con la suficiente antelación como para, al menos, alejar el peligro. Para más inri, la legalidad del tanto es dudosa, ya que Van Persie pudo llevarse el cuero con la mano en la jugada previa.
Japón trató de reaccionar con la raza propia de los samurais, sobre todo de la mano de Okubo, ex Mallorca, pero el arreón duró lo justo para recordar a los holandeses que si se dormían podían protagonizar una nueva sorpresa en este Mundial. Cuando la ofensiva nipona comenzó a diluirse Takeshi Okada dio entrada a Nakamura en lugar de Matsui.
Los asiáticos se tomaron unos instantes de respiro. Volvieron a replegarse y Holanda lo aprovechó para volver a mirar hacia el marco contrario. El juego se trasladó al campo japonés, pero de nuevo faltó fluidez, velocidad y precisión en las combinaciones holandesas. El cansancio parecía además comenzar a hacer mella en los hombres de arriba, sobretodo Van Persie y Van der Vaart.
Con tanta pasividad Holanda terminó por hacer despertar de nuevo al contrario y el choque se abrió. Aunque Japón parecía más entero físicamente los repliegues no eran tan rápidos ni organizados, ya no era tan sencillo mantener las marcas y Marwijk escogió el momento para dar entrada a Elia, una de las mejores noticias del Mundial habiendo jugado apenas 25 minutos.
Quedaban 18 minutos por delante, y sobraron al menos 14. En ese tiempo ambos equipos se dedicaron a cuidarse del fallo propio más que a buscar el ajeno. Pero el encuentro se animó de forma inesperada en los últimos instantes, en el que llegaron las ocasiones más claras para ambos y Holanda, tras perdonar repetidamente, pudo encajar el empate en el descuento.
La entrada de Afellay terminó por dar la velocidad que le faltaba al ataque holandés, y con la reserva de energía de los japoneses ya bajo mínimos, dos contras en las que el jugador del PSV se plantó ante Kawashima pudieron sentenciar el choque, pero el guardameta le ganó la partida en ambas. Cuando nadie esperaba ya más sobresaltos, una buena combinación japonesa termina con Okazaki, que había entrado minutos antes, con un balón franco prácticamente en el área pequeña. El delantero, en carrera y bajo la presión de un zaguero, empalma limpiamente con la zurda y el esférico se marcha elevado, ahogando el grito que estaba preparado para salir de la garganta de los hinchas japoneses. No quedaba tiempo para más. Holanda, con el miedo en el cuerpo, casi certifica su pase a octavos.
Fuente: AS (www.as.com)
sábado, 19 de junio de 2010
Sneijder saca de un lío a una Holanda sólo promete.
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