España termina la fase de clasificación invicta al vencer a Escocia con una gran actuación de Silva. - La Nación Digital

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martes, 11 de octubre de 2011

España termina la fase de clasificación invicta al vencer a Escocia con una gran actuación de Silva.

España, que ya andaba en la cima del mundo, pisa desde ayer también la cima de la historia, junto a Holanda y Francia, únicas selecciones que se han colgado una cadena de catorce triunfos oficiales consecutivos. Ellos pararon ahí. A nosotros nos queda una Eurocopa para estirar la plusmarca mundial.

Fue un triunfo sencillo, sin perder ese porte distinguido e invencible que nos acompaña, a remolque de un Silva en figura mundial y ante una selección sin solvencia. En realidad, cualquier rival parece poca cosa frente a esta descomunal Selección. Escocia, que anda en recesión, cayó en el desánimo antes de calzarse las botas y se despidió por enésima vez de una Eurocopa sin oponer resistencia ni poner un punto de emoción.

Sin ariete

El partido confirmó la sospecha de que España se siente cómoda sin un nueve. Esta vez Del Bosque se olvidó del qué dirán, se ahorró a Torres y Llorente y regresó al primer capítulo de esta extraordinaria aventura: un solo mediocentro y cinco pequeños genios por delante, la cuadrilla del arte. El fútbol llegó tan masticado al corazón de área que sobró un rematador de referencia. Aparecieron todos y el más certero fue Silva, ariete mentiroso, itinerante, en el papel que Guardiola le tiene reservado a Messi. Anoche pesó lo que el argentino en el Barça. Lo bordó. Resultó una inyección de capital para la Selección. Anda finísimo, preciso y con moral. Sus quejas a Del Bosque fueron preludio de una espectacular erupción. Marcó un gol de nueve, el primero, y otro de diez, el segundo, para demostrar que toca varios instrumentos y todos de forma soberbia.

También el acompañamiento resultó excelente. Jordi Alba, en periodo de prueba, cayó de pie en la Selección. A los cinco minutos le había dado un gol a Silva. Ofreció soltura impropia de un principiante y valentía para ayudar de verdad en ataque sin descuidarse en su papel principal. Xavi y Cazorla resultaron estupendos en todas las maniobras de aproximación y Pedro tuvo efectos beneficiosos por fuera y por dentro. Levantó, con Silva, la pared del 2-0. Villa sacó del choque su gol 50 con La Roja y Busquets, en su soltería, se sobró para hacer de coche escoba. España funcionó con el piloto automático pese a que Del Bosque cambió seis futbolistas de Praga a Alicante y alcanzó la perfección: todos los puntos ante todos los rivales.

El penalti

Escocia no tuvo recorrido. Llegó al partido dependiendo de sí misma y comprendió muy pronto que en realidad dependía de un milagro. Atravesó el partido como alma en pena y se consoló con el gol de Goodwillie, producto de un penalti en el que Valdés y Mackail-Smith pusieron el mismo empeño, y con una embestida final a batalla perdida.

A cambio, España adornó su obra de arte mayor con más llegadas que en Praga. Con la yema de los dedos salvó McGregor dos goles en la primera mitad, con las palmas frenó un latigazo de Llorente. Cazorla y Pedro dejaron pasar su oportunidad y Silva anduvo cerca del hat-trick dos veces antes de marcharse por la puerta grande. La misma que minutos después cruzó Xavi. Con ellos se fueron el orden (en el final España fue muy a menos) y la magia. No encontrarán nada mejor de lo uno ni de lo otro en el fútbol mundial.



Fuente: AS (www.as.com)

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