Los recortes sociales llevados a cabo por el gobierno de Artur Mas en la Comunidad Autónoma de Cataluña son toda una declaración de principios. Para el nacionalismo catalán la prioridad absoluta es la construcción identitaria. Si, ante la falta de recursos, deben sacrificarse los servicios sociales y, con ello, los ciudadanos, hágase; pero la farsa identitaria no va a sacrificarse.
En los últimos meses hemos visto cómo Cataluña pierde miles de camas hospitalarias, cómo se anuncia una rebaja en el sueldo a los médicos, cómo se detraen recursos para las residencias de ancianos, etc. Y vemos, simultáneamente, cómo se aprueban partidas millonarias para subvencionar organizaciones independentistas como Omnium Cultural o para insuflar fantasía a la paranoia identitaria. Cuatro ejemplos a bote pronto:
-1,4 millones de euros anuales destinados al doblaje y la promoción de las películas en catalán
-160 millones de euros destinados a la inmersión lingüística
- 25 millones de euros destinados a mantener las 46 embajadas en el extranjero
-1,2 millones de euros destinados a la selección catalana de dardos
Ciertamente sería para tomarse a pitorreo tanta suma de idioteces de no ser porque la ensoñación tribal de unos pocos, beneficiarios de un sistema electoral injusto, está haciendo retroceder varias décadas al conjunto de los sufridos y seguramente demasiado pasivos ciudadanos catalanes. Quizá tenga algo que ver en esa pasividad el hecho de que catalanes de origen queden pocos y que al resto, hijos de una emigración en buena medida andaluza, se les haya obligado a perder su autoestima a fuerza de decírseles “que no se les entiende”, como dijo ayer Mas en el Parlament. Un suponer.
Para los falangistas lo primero son las personas
FE-JONS reclama la devolución de competencias a la Generalitat nacionalista:
-por deslealtad con la patria
-por nepotismo en la gestión de la administración
-por vulnerar el derecho de los catalanes a educarse en una de sus lenguas cooficiales, como es el castellano.
-por despilfarrar el dinero de los impuestos de los catalanes en mamarrachadas y en fuegos de artificio, que en la práctica son una falta de respeto a la Historia de Cataluña y sobre todo una ofensa a nuestros compatriotas catalanes más necesitados.
Por una Cataluña social y española
¡Basta de nacionalismo!
Fuente: Web de FE-JONS (www.falange.es)
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