Una sequía desesperante azota al Atlético de Madrid, que cae frente al Udinese. - La Nación Digital

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jueves, 20 de octubre de 2011

Una sequía desesperante azota al Atlético de Madrid, que cae frente al Udinese.

La sequía goleadora ya tiene consecuencias graves en el Atlético de Madrid. No es que no se vea puerta, es que tampoco hay atisbos de verla en breve. Y si no se arregla de inmediato el equipo rojiblanco se puede quedar descolgado de Liga y Europa League antes de lo deseado. Los rojiblancos fueron superiores al Udinese en todas las fases del encuentro pero su juego no consigue conectar con la última línea y Falcao se ve siempre más solo que Judas el día del amigo. Justo lo contrario que el Udinese, que sin proponer fútbol, sin poner trabas al dominio atlético, se llevó el encuentro y el liderato del grupo con dos bofetadas oportunas. A falta de tres minutos para el final Benatia se encontró con un balón muerto en el área y Floro Flores certificó un contragolpe magistral.

El Atlético de Madrid viajó a Italia en busca del gol perdido. Un acto de temeridad conociendo la 'tacañería' de los marcadores en el país transalpino. Como aperitivo el equipo rojiblanco se encontró con una muralla de cinco defensores. Encontrar un resquicio entre la zaga iba a ser cosa de Diego, Falcao y...Pizzi. Sí, esa fue la novedad de Manzano en el equipo titular, además de la de Juanfran. La sorpresa en el banquillo fue Reyes. Toque de atención o descanso, lo cierto es que el utrerano no termina de sentirse cómodo en el dibujo de Manzano.

Guidolin se sumó al juego de las rotaciones y dejó a su artillero Di Natale en el banco. Arriba sí estuvo Flores y suya fue la primera oportunidad del encuentro con un testarazo alto. El paso de los minutos corrió a favor del Atlético de Madrid, que aterrizó futbolísticamente en Frilui cuando el medio del campo se puso a tocar. De forma horizontal, pero por algo se empieza. A falta de goles, el Atlético siguió avanzando posiciones hasta conseguir embotellar a un Udinese reacio a la circulación pero voluntarioso a la hora de contraatacar. Ante la falta de trabajo en la retaguardia, Perea se soltó la melena en ataque y consiguió la primera oportunidad seria tras una buena pared con Falcao. A la hora de disparar se le notó que pisaba terreno desconocido y no inquietó a Handanovic.

La horizontalidad del centro del campo atlético hacía más fácil el repliegue italiano, que formaba filas a una velocidad supersónica. Diego era el único que daba un aire más vertical con movimientos entre líneas para buscar los desmarques de Falcao, siempre de espaldas al arco, o pausando el juego cuando la defensa transalpina bloqueaba todos los accesos. Otros, como Pizzi o Gabi, son más impulsivos y buscaron el camino más corto con lanzamientos lejanos, pero ni de esa forma encontraron el premio antes del descanso.

Tras el descanso los de Manzano gozaron de otra oportunidad clara pero Godín sufrió, al igual que Perea en la primera mitad, el síndrome de pánico cuando sólo debía empujar un balón muerto en el área chica. En el lado opuesto del campo Courtois desafiaba al frío alpino como podía porque su presencia pasó inadvertida hasta que Armero botó una falta a la cabeza de Benatia y el belga confirmó su presencia con una gran palomita.

Penalti no pitado y las bofetadas del Udinese

Las sensaciones de Gregorio Manzano parecían positivas y se fue con todo su poderío de ataque a por el partido. Metió a Reyes (Juanfran) a falta de media hora del final y poco después se incorporó Adrián (Gabi). Entre cambio y cambio el colegiado Alon Yefet obvió un penalti sobre Falcao. Una de esas jugadas en las que el defensa se olvida que lo primordial del juego es el balón y decide placar al rival.

Quizás se infravaloró al Udinese, agazapado como un felino que a la mínima oportunidad salta sobre su presa. Oportunidad que vio en el momento oportuno, a falta de tres minutos para el final cuando Benatia cazó un disparo de Fabbrini para batir a Courtois. Perea lo puso en bandeja por quedarse atrás mientras el resto de la zaga salía en bloque. Si la zaga del Udinese se mostró hermética hasta entonces, sobrepasarla en tres minutos iba a ser algo improbable. Aun así el Atlético apretó los dientes pero los de Udine aprovecharon a la perfección un contragolpe en el descuento para poner la banderilla a un Atlético en sequía y en caída libre.


Fuente: AS (www.as.com)

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