El gobierno de Néstor Kirchner es una marioneta del Nuevo Orden Mundial. Disfrazado de “setentoso”, deja huellas muy evidentes para que el observador avisado no le tome el tiempo. Recordemos que el Nuevo Orden es el proyecto estratégico de los grandes centros del establishment mundial ubicados fundamentalmente en EEUU y Europa que buscan imponer en el Tercer Mundo o en las “naciones emergentes” como denominan ahora al hemisferio sur del planeta. Dicho proyecto estratégico requiere de una serie de requisitos para ser llevado a la práctica. Podemos mencionar: 1) Control demográfico2) Desmantelamiento de las FFAA. 3) Economía basada en la producción de productos primarios. 4) Reformulación de la familia. 5) Financiamiento mediante créditos externos y 6) Eliminación de toda influencia de la Iglesia Católica. Con estos paradigmas, el Nuevo Orden de los ricos mundiales se asegura que el hemisferio sur quede lo menos poblado posible, indefenso, desindustrializado, sin posibilidad de resistir moralmente y supeditado a los créditos de los organismos internacionales que domina el G8 o su propia banca financiera. De tal modo queda como “reserva ecológica” de sus necesidades, mano de obra económica y destino final de su producción con valor agregado. De allí que la promoción obsesiva de la anticoncepción, del aborto y del adoctrinamiento en tal sentido mediante la “educación sexual” desde la más tierna edad, es una constante en las exigencias. El Banco Mundial supedita el otorgamiento de créditos destinados al área social a la condición que se avance en tal sentido. Un ejemplo de ello es la cartera de Desarrollo Social que dirige la hermana del presidente, Alicia Kirchner, cuyos fondos son provistos por el Banco Mundial con la condición que se apliquen programas de “salud reproductiva”, es decir, anticoncepció n y aborto. Basta entrar a la página de la agrupación “Barrios de Pié” que lidera Jorge Ceballos, de Patria Libre-actualmente funcionario del ministerio de Alicia Kirchner con rango de Director Nacional- y comprobar su adhesión y promoción a la liberación del aborto en nuestro país. Esta organización con origen en el grupo terrorista ERP de los 70, es una de las que el gobierno envía, con fondos públicos, a los llamados “Encuentros Nacionales de Mujeres” para promover el control demográfico entre los sectores más humildes y atacar a la Iglesia con manifestaciones realizadas al efecto de presentar a la misma como “aislada socialmente” y “alejada de las necesidades populares”.El Nuevo Orden, no sólo actúa por intermedio de organismos financieros internacionales sino que también lo hace mediante una serie de “fundaciones filantrópicas” que alimentan y mantienen todo un elenco estable de panegiristas de sus políticas. Ya hemos descrito y probado en notas anteriores como desde la propia embajada de Gran Bretaña, la de EEUU o desde fundaciones como la Ford , Rockefeller de la familia homónima u Open Society de George Soros, se financia a grupos como el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) de Horacio Verbistky, el Instituto Social y Político de la Mujer (ISPM) de María José Lubertino, la Fundación de Estudios e Investigación de la Mujer (FEIM) de Mabel Bianco, el Centro de Estudios de Estados y Sociedad (CEDES) de Silvina Ramos o las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo de Hebe de Bonafini y Estela de Carlotto respectivamente. Estos grupos “crean opinión” y “dan letra” para hacer las reformas estructurales que el Nuevo Orden necesita y son la cantera de la cual el gobierno de Kirchner nutre su administració n.
Al punto, que se ha dicho y no desde la derecha precisamente, que la Fundación Ford es un ducto de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) para lograr imponer políticas con la cobertura de personajes locales que resulten a los ojos desprevenidos “insospechables”. ¿Quién podía en los 70 imaginar al abogado de Roberto Santucho, Eduardo Luis Duhalde, pidiendo por los “derechos” de los travestis unos años después? ¿O a los denunciantes del “Plan Cóndor” compartiendo tribuna en el medio anticatólico Clarín con Henry Kissinger o en la masónica La Nación.




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