El Real Madrid ha cambiado. Ya no sólo intimida a los rivales con esa fortaleza mental y física a las que se agarraba en épocas de menos abundancia. Ahora desnuda a los contrarios con un fútbol refinado, en el que mezcla el pase, la pausa y la paciencia con una pegada descomunal. Su última víctima fue el Málaga, al que barrió sin contemplaciones y que se vio intimidado por el juego y la ambición desmedida de un Madrid que nunca tiene bastante y completó un primer tiempo primoroso.
Con un espectacular Di María convertido en asistente de lujo y con Cristiano recuperando su versión de goleador, el Madrid pasó por encima del Málaga, que si quería medir la fiabilidad de su proyecto en este duelo, ya sabe que el camino hacia el éxito será largo, duro y, sobre todo, caro. El equipo de Pellegrini apenas resistió once minutos en pie y lo que vino de ahí al final fue un continuo sufrimiento ante el dominio avasallador del Madrid, que ha decidido crecer desde la posesión del balón y se marcó un baile perfecto en La Rosaleda. Ante una exhibición como la del Madrid, sólo queda aplaudir.
El Madrid, con Ramos muy asentado en el centro de la defensa, demostró jerarquía en todas las líneas, bajo el mando de Xabi Alonso impuso siempre el ritmo que más le interesó y resolvió el encuentro en 27 minutos, los que fueron del 11 al 38 del primer tiempo. Fue una apisonadora que con cada gol alimentaba la ambición que le llevaba a buscar el siguiente. Sólo se permitió un momento de relax en la segunda parte, escenario que el Málaga aprovechó para liberarse. Fue entonces cuando surgió Casillas para dejar todo como estaba.
El festival bien pudo comenzar antes, en el minuto 2, cuando Toulalan derribó a Cristiano dentro del área y Mateu Lahoz decidió no pitar penalti. No conforme con este error, el árbitro también ignoró apenas unos segundos después un derribo de Khedira a Joaquín en el área del Madrid. Lo que vino después dejó en una anécdota este doble y gravísimo fallo.
El Madrid salió dispuesto a llevar la iniciativa y a tener el balón. Tanto quiso la pelota que llevó la presión muy arriba para recuperarla lo más rápido posible y lo más cerca de la portería del Málaga, que de primeras no se arrugó, porque no es este Málaga un equipo que se asuste fácilmente. A cada ataque del Madrid quiso responder de inicio el Málaga con otro, convirtiendo el encuentro en un duelo atractivo entre uno de los dos candidatos al título y un aspirante a entrar en la realeza del fútbol español. Como ya ha quedado apuntado, este equilibrio desapareció a los 11 minutos. Con un pase excepcional, Di María rompió la línea defensiva del Málaga y dejó a Higuaín, que arrancó al límite del fuera de juego pero en posición legal, solo ante Rubén, al que superó sin mayor problema. El golpe recibido fue duro para el Málaga, que trató de responder con un lanzamiento de falta de Apoño que detuvo Casillas.
A continuación, un cuarto de hora en el que Cristiano recuperó el tiempo perdido y puso la firma a tres goles. El primero llegó después de un excelente pase de Di María, el segundo con un disparo potente y preciso desde el borde del área y el tercero con una espuela maravillosa. Di María sacó un córner, Ramos cabeceó en el área y Cristiano se lució con ese acrobático remate.
Con todo decidido surgió la figura de Casillas, que se alió con el larguero para acabar con cualquier intento del Málaga de maquillar el marcador. Antes del descanso evitó un gol de Joaquín y en la segunda parte se lució ante Eliseu. Y donde no llegó él apareció el larguero para detener un lanzamiento de falta de Cazorla y un tiro de Seba Fernández.
Con el Madrid despistado y pendiente ya únicamente de la velocidad a la que avanzaba el reloj, Mourinho quiso espabilar a su equipo con la entrada de Özil por el poco participativo Kaká, de Benzema por Higuaín y de Callejón por Di María. Los cambios apenas tuvieron ninguna incidencia, todo estaba ya hecho. Y así lo entendió también Pellegrini, que empleó las sustituciones para dar descanso a Cazorla, Joaquín y Eliseu. Vendrán días mejores y entonces sus fuerzas serán más necesarias.
Con un espectacular Di María convertido en asistente de lujo y con Cristiano recuperando su versión de goleador, el Madrid pasó por encima del Málaga, que si quería medir la fiabilidad de su proyecto en este duelo, ya sabe que el camino hacia el éxito será largo, duro y, sobre todo, caro. El equipo de Pellegrini apenas resistió once minutos en pie y lo que vino de ahí al final fue un continuo sufrimiento ante el dominio avasallador del Madrid, que ha decidido crecer desde la posesión del balón y se marcó un baile perfecto en La Rosaleda. Ante una exhibición como la del Madrid, sólo queda aplaudir.
El Madrid, con Ramos muy asentado en el centro de la defensa, demostró jerarquía en todas las líneas, bajo el mando de Xabi Alonso impuso siempre el ritmo que más le interesó y resolvió el encuentro en 27 minutos, los que fueron del 11 al 38 del primer tiempo. Fue una apisonadora que con cada gol alimentaba la ambición que le llevaba a buscar el siguiente. Sólo se permitió un momento de relax en la segunda parte, escenario que el Málaga aprovechó para liberarse. Fue entonces cuando surgió Casillas para dejar todo como estaba.
El festival bien pudo comenzar antes, en el minuto 2, cuando Toulalan derribó a Cristiano dentro del área y Mateu Lahoz decidió no pitar penalti. No conforme con este error, el árbitro también ignoró apenas unos segundos después un derribo de Khedira a Joaquín en el área del Madrid. Lo que vino después dejó en una anécdota este doble y gravísimo fallo.
El Madrid salió dispuesto a llevar la iniciativa y a tener el balón. Tanto quiso la pelota que llevó la presión muy arriba para recuperarla lo más rápido posible y lo más cerca de la portería del Málaga, que de primeras no se arrugó, porque no es este Málaga un equipo que se asuste fácilmente. A cada ataque del Madrid quiso responder de inicio el Málaga con otro, convirtiendo el encuentro en un duelo atractivo entre uno de los dos candidatos al título y un aspirante a entrar en la realeza del fútbol español. Como ya ha quedado apuntado, este equilibrio desapareció a los 11 minutos. Con un pase excepcional, Di María rompió la línea defensiva del Málaga y dejó a Higuaín, que arrancó al límite del fuera de juego pero en posición legal, solo ante Rubén, al que superó sin mayor problema. El golpe recibido fue duro para el Málaga, que trató de responder con un lanzamiento de falta de Apoño que detuvo Casillas.
A continuación, un cuarto de hora en el que Cristiano recuperó el tiempo perdido y puso la firma a tres goles. El primero llegó después de un excelente pase de Di María, el segundo con un disparo potente y preciso desde el borde del área y el tercero con una espuela maravillosa. Di María sacó un córner, Ramos cabeceó en el área y Cristiano se lució con ese acrobático remate.
Con todo decidido surgió la figura de Casillas, que se alió con el larguero para acabar con cualquier intento del Málaga de maquillar el marcador. Antes del descanso evitó un gol de Joaquín y en la segunda parte se lució ante Eliseu. Y donde no llegó él apareció el larguero para detener un lanzamiento de falta de Cazorla y un tiro de Seba Fernández.
Con el Madrid despistado y pendiente ya únicamente de la velocidad a la que avanzaba el reloj, Mourinho quiso espabilar a su equipo con la entrada de Özil por el poco participativo Kaká, de Benzema por Higuaín y de Callejón por Di María. Los cambios apenas tuvieron ninguna incidencia, todo estaba ya hecho. Y así lo entendió también Pellegrini, que empleó las sustituciones para dar descanso a Cazorla, Joaquín y Eliseu. Vendrán días mejores y entonces sus fuerzas serán más necesarias.
Fuente: AS (www.as.com)
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