Se cumplieron los pronósticos: la herencia de "Física o Química" es una realidad definitiva. - La Nación Digital

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martes, 4 de octubre de 2011

Se cumplieron los pronósticos: la herencia de "Física o Química" es una realidad definitiva.

Hace poco más de dos años publiqué, en esta misma página, una entrada titulada “La herencia de Física o Química”, en la que hablaba del adoctrinamiento al que se veía sometido la juventud española por dicha serie de televisión. Por supuesto, esa serie de no ofrecía nada nuevo a los chavales que no hubiesen visto o hecho antes por otro sitio; sino que, en una cantidad mayor a la habitual, ofrecía un modelo de conducta basado en el materialismo, la sexualidad promiscua y la popularidad social como claves para conseguir una supuesta felicidad en los años de instituto.
Recuerdo que cuando llegué al instituto, con doce años, todas esas cosas que describo ya se veían, pero en un menor grado. Se podría decir que mi generación, la del año olímpico 1992, supuso una especie de etapa transitoria entre el marxismo cultural que se comenzó a implantar en nuestra sociedad durante la década de los 80 y la actual generación egoísta y manejable por la sociedad de consumo.
“Física o Química” se estrenó cuando yo tenía 16 años ya, por lo que estaba claro que sus contenidos iban dirigidos a las edades comprendidas, por aquel entonces, entre los 12, 13 y 14 años. Hoy, con la serie ya desaparecida del panorama televisivo, los marxistas culturales pueden considerar cumplidos, con creces, los objetivos que les llevaron en su momento a la difusión de semejante porquería.

Durante los últimos tres años he observado una preocupante tendencia al libertinaje en la población femenina española comprendida entre los 13 y los 16 años. Creo que a nadie le sorprende, a día de hoy, encontrarse por la calle a una muchacha de 15 años con tacones de casi veinte centímetros, minifalda y escote y que, como si todo eso no fuera bastante, suele ir maquillada como una fulana.
Cualquiera puede comprobar lo que digo si se acerca a un MacDonalds un viernes o un sábado por la noche (no deja de ser “curioso” que los adolescentes “progres” acudan semanalmente a su cita con un establecimiento que es un símbolo de la sociedad del consumo). Dentro del establecimiento, las jovencitas se dedican a “coquetear” (término suave porque el más adecuado sería “zorrear”, que es el que utilizaré a partir de ahora) con todo tipo de niñatos vestidos como si fueran un híbrido entre Farruquito y Eminem (aunque a alguna que otra le gustan los “pijines” que se creen dioses por lucir un polo de Lacoste). Una cosa que añadir: las niñas zorrearán con los individuos que se encuentren siempre que éstos tenga, como mínimo, un par de años más que ellas. Esto es algo que llevo comprobando desde los 13 años: las muchachas de 13 los buscan de 16, las de 16 de 19 y las de 19 de 22; en la misma medida, los varones buscan a las chicas más jóvenes que ellos (la diferencia está en que, mientras los hombres seguirán prefiriendo a las mujeres más jóvenes con el paso de los años, ellas comenzarán a fijarse en los hombres imberbes cuando lleguen a la famosa menopausia).
¿Cuál es el origen de todo esto? ¿Tiene alguna causa? Yo diría que el objetivo de esta promiscuización social se encuentra en la transformación del hombre como objeto de consumo, lo que explicaría el mercado nacido a su alrededor para saciar aspectos de la vida de hoy que, por otra parte, son innecesarios según nuestra naturaleza. Y, como lleva pasando desde antes de que yo naciera, el feminismo ha sido el instrumento principal para llevar el siniestro plan del hombre-objeto a cabo.
Feminismo, “Física o Química”, consumismo… Todo esta conectado.

Imaginémonos a unas chicas de 15 años cualesquiera, pongamos que se llaman Anita, Martita y Jaimita. Las tres se han visto todas las temporadas de “Física o Química”, han asistido a múltiples charlas en el instituto sobre drogas y sexo y son el orgullo de sus padres. Antes de salir de casa un sábado, se pasan tres cuartos de hora maquillándose y otro buen rato eligiendo que minifalda y tacones van a ponerse. Mientras sus padres cenan, les piden dinero para salir y les prometen volver pronto (“sobre las 3 o 4 de la mañana”). Mientras salen por la puerta, sus padres se sienten orgullosísimos de lo buenas que son sus niñas.
Las tres amigas quedan en el McDonals de su ciudad, donde pasan un rato agradable enseñando escote y excitando a los chavales de su edad que allí se reúnen. No obstante, su objetivo son unos chicos mayores con coches retocados y con la música a todo volumen por la calle (preferentemente flamenco o reggaeton). Cada una de ellas terminará siendo novia, concretamente, del Richard (un español de barrio bajo), del Luisalber (un ecuatoriano recién llegado a España) y del Yakubu (un congoleño que lleva dos años en España).
Una noche, cuando ya llevan saliendo un tiempo (que sé yo… dos semanas) las parejas se van a una discoteca. La relación entre los muchachos puede ser de dos tipos: buena (porque al ser igual de chulos se lleven genial) o mala (porque al ser igual de chulos no se aguanten por ver quien tiene el mejor coche o música). El caso es que esa noche van a la discoteca y allí, ante toda la gente, los chavales pasean a sus “niñas” montadas en sus coches con el reggaeton a todo volumen. Pero lo “mejor” sucede al final.
Martita, considerada por sus amigas como la más “anticuada” por salir con un español, se va con el Richard a los lavabos de la discoteca. Allí, mientras el resto de la gente se droga y se pone hasta las cejas de alcohol y, por lo tanto, no se entera de nada, meneará el miembro viril del Richard al ritmo de la música de David Guetta. El escote adolescente de Martita terminará pringoso y hecho un asco, irreconocible la camiseta respecto a aquella prenda que la madre de la chica había lavado aquella mañana.
Por otra parte, Anita se encontrará con el Luisalber en el coche de éste y con un falo moreno entre los dientes. Mientras les acompaña la música de Don Omar y la chica hace sus virguerías, Luisalber no podrá evitar eyacular en la garganta de Anita mientras piensa en la “Leyenda Negra” de España y sus antepasados indígenas.
Ya hemos mencionado a dos niñas. ¿Y qué ha sido de Jaimita? Digamos que Jaimita se encuentra a medio kilómetro de la discoteca, abierta de piernas y tumbada entre unos setos con Yakubu encima. Éste, mientras se dirige a ella con los nombres de las hembras de algunas especies animales, no deja de pensar en la forma tan maravillosa que están teniendo los europeos, y especialmente los españoles, de reparar los “males” causados a los pueblos africanos mediante la prestación de todo tipo de servicios sociales y sexuales gratuitos por parte de la población autóctona.
Al día siguiente, los padres que tanto adoran a sus “niñas” no sabrán nada de camisetas empapadas de semen, felaciones multiculturales y sexo de descampado. Sin embargo, Jaimita habrá cometido el error de no utilizar uno de los muchos preservativos que se regalan en los centros públicos españoles o de comprar la píldora postcoital a tiempo y se quedará preñada. En este caso vuelven a plantearse dos opciones: si los padres son “progres” a secas, se enfadarán y le pagarán el aborto; sin embargo, si son “progres” de pata negra, dirán que su hija no tiene edad para tener un hijo porque le va a arruinar la vida (eso sí, en ningún momento pensarán que su hija no tenga edad para ser fornicada por un congoleño mayor que ella) e irán decididos a la clínica para que su hija de deshaga del mestizo engendrado que no tiene culpa de nada.
Con el paso de los años, las tres amigas crecerán y se convertirán en “chonis” malhabladas o en universitarias feministas. Gracias a su experiencia del instituto, se habrán dado cuenta de por qué deben luchar para que el aborto sea libre y gratuito… no querrán que otras niñas pasen lo que les tocó a ellas. En la universidad habrán cambiado su gusto respecto a los hombres: ya no les gustarán los macarras, sino los hijos de políticos, empresarios o, simplemente, aquellos chavales que conduzcan un coche de buena gama, preferentemente germana (Audi, Mercedes o BMW).
Una vez hayan logrado encontrar un marido que las aguante y coloque en algún trabajo bien remunerado, las tres amigas se convertirán en unas “maduritas” retocadas en el quirófano varias veces y, lo comentarán hasta ellas, podrán decir que han logrado convertirse en la versión real de “Sexo en Nueva York”. Por supuesto, sus maridos les serán infieles, pero a ellas les dará igual, siempre y cuando tengan a su disposición a un solícito moreno sin papeles que esté dispuesto a trabajar unas “horas extra” de más.

A grandes rasgos, lo explicado en las líneas anteriores es el probable futuro (y presente) de la gran parte de las adolescentes españolas, a las que en su momento califiqué como la “Generación Física o Química”. Por fortuna, gracias a Dios no todas son iguales (de ser así, podríamos considerar nuestra estirpe como cadáver). Sin embargo, los padres españoles deben estar muy atentos a los contenidos televisivos que implantan en la mente de sus hijos; y, los demás, tenemos la obligación de advertir sobre la manipulación social que estamos viviendo y no dejarnos influenciar por las tendencias libertinas del Sistema.
Sinceramente, a veces no me entra en la cabeza la excesiva ignorancia de los padres españoles cuando sus hijas se van de casa los sábados. Parece mentira que sabiendo lo que echan y consumen por televisión, además de por cómo se visten, se crean que sus “niñas” son unas santas que salen a tomar unos refrescos con las amigas.
En estos momentos es cuando me alegro de que mis circunstancias vitales fueran las de nacer hombre, porque si ya es complicado encontrar varones con un carácter mínimamente decente en nuestra sociedad, con las féminas pueden llegar a convertirse en una tarea casi imposible. Pero como soy un hombre con fe y principios, no cesaré en mi empeño de pensar en positivo acerca de todo el mundo en la primera impresión… ya se encargará el tiempo de demostrarme mi equivocación.

1 comentario:

Palleter dijo...

Esa es la realidad,como bien dices,solamente hay que salir a la calle y ver lo que hay.Pero en lo tocante a los padres,muchos de ellos,son los que en los 80´s fueron jovenes y disfrutaron de amplia libertad de horarios,movidas y lo que fue el antecedente del botellon, las litronas o los cubalitros, osease mas o menos saben del tercal de hoy en dia,aunque no les gusten ni lo acepten.Un saludo desde Valencia.

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