Y usted tal vez dirá que Allan Kardec, con todo esto, no tiene nada que ver.
¿Quién fue Allan Kardec?
Pues bien más halla de toda biografía que podemos presentar, aun no sabemos si tendría o no que ver con algo de todo lo más arriba mencionado, pudo ser tal vez el mismo captado por una logia, o sea utilizado como un títere para captar a otros títeres, veamos un bosquejo biográfico pequeño sobre este pedagogo francés del siglo XIX.
Allan Kardec, por vero nombre Hyppolytte Léon Denizard Rivail, nació un 3 de octubre del año 1804, en Lyón. Falleció en Paris el 31 de marzo de 1869. Profesión: pedagogo de origen francés.
Comenzó sus primeros estudios en Lyón, y los completó en Suiza, (Yverdon) en el instituto del célebre profesor Pestalozzi, (Johann Heinrich Pestalozzi: 1746-1827, pedagogo suizo, y uno de los pensadores que hoy podríamos denominar como pedagogo, en el sentido moderno que hoy se le da a esta palabra).
Allí el joven Kardec, se entregó de lleno a la lingüística, y aprendió a hablar cuatro idiomas, a saber (el alemán, el inglés, el castellano y el holandés) De regreso a Paris fundo un colegio, o instituto práctico de enseñanza similar al de Yveredon.
Publica en 1824, su primer libro de pedagogía, “Curso Práctico y Teórico de Aritmética, según el Método de Pestalozzi, con modificaciones”
Le siguen otros libros sobre la materia como: “Plan propuesto para el mejoramiento de la instrucción pública”, año 1828. “Gramática francesa clásica”, año 1831. “Manual de los exámenes para los diplomas de capacidad”, año 1846 y “Catecismo gramatical de la lengua francesa,” año 1848.
Recién un 18 de abril del año 1857, publicó su primer libro sobre el espiritismo, “El libro de los espíritus” con el que marcará el inicio del estudio del mismo fenómeno.
Es entonces, dónde cambia su nombre, por el seudónimo de Allan Kardec, en razón de que recordaba en una vida pasada llevar este último nombre, según le informó un espíritu al mismo Hypppolite.
Publico mucho más, como ser: “La Génesis según el espiritismo,” “El evangelio según el espiritismo””El libro de los médiums” “El cielo el infierno y la justicia divina” “Que es el Espiritismo” etc.
Para 1824, habría sido también miembro de la “Real Academia de Ciencias Naturales de Francia” en dónde se había dedicado a la enseñanza.
Para 1854, fue (iniciado) en un pasatiempo, que era popular en el siglo XIX: El intentar la comunicación con los muertos.
Dijo ser testigo ocular de fenómenos paranormales, como las mesas giratorias, y también la psicográfías, o escrituras psicográficas.*7
Quedo convencido de que existía un mundo espiritual, y su comunicación con el mismo, y según se comenta entre el ambiente de los espiritistas, este mundo espiritual de fuerzas ocultas no tardo en utilizarlo como instrumento o como medio, o sea médium.
Su espíritu familiar o “guía” le informó que en su previa existencia, había sido un druida en tiempos antiguos de la Galia, y que se llamaba Allan Kardec. Y también los espíritus le informaron que: “Habían llegado los tiempos fijados por la providencia para una manifestación universal y que, como ministros de Dios, y agentes de su voluntad, ellos tenían la responsabilidad de instruir e iluminar a los hombres, dando comienzo a una nueva era para la regeneración de la humanidad”
Según se sostiene, quedo profundamente emocionado con todo ello, ordenando así una gran cantidad de estudios psicográficos, que le proporcionaron sus amistades, y comenzó a frecuentar con regularidad secciones espiritas.
A lo largo de sus escritos psicográficos, habla de espíritus superiores e inferiores, buenos y malos, espíritus malvados y rebeldes, entre otros epítetos, como errantes, vulgares, misteriosos etc.
Y ellos mismos se habían presentado a los médiums como: Sócrates, Julio cesar, Agustín, Carlomagno, George Washington, Mozart y Napoleón.
Rivail admitió que los espíritus pueden ser mentirosos, fraudulentos, hipócritas, malvados y vengativos capaces de utilizar un lenguaje grosero.
Tomando nota de una página que habla sobre el mismo, tal y como los espiritistas y otros sistemas lo definen, veámoslo:
Allan Kardec: En Busca De Los Espíritus |
río y cerebral, así describieron algunos de sus contemporáneos al educador francés Hippolyte Rivail; y, sin embargo, bajo el nombre de Allan Kardec sería el fundador del espiritismo, y millones de personas le seguirían. | |
Convencido de que la intuición es la fuente de todo conocimiento, Pestalozzi estimulaba a sus discípulos para que se desarrollaran como individuos, al tiempo que les sometía a un programa extensísimo que comprendía 10 horas diarias de lecciones sobre todos los aspectos de las artes y de las ciencias. Aquellos que, como Rivail, procedían de familias católicas, recibían también instrucción religiosa. Rivail permaneció seis años en Yverdon y esta estancia influenció profundamente el curso de su vida. Pronto decidió convertirse en profesor, para difundir los trabajos de Pestalozzi en Francia, y abrió su propia escuela en París en 1826. Para entonces ya había publicado el primero de lo que sería un total de 22 libros de texto sobre gramática francesa, matemáticas y reforma educativa. También inició una serie de cursos gratuitos sobre ciencias, que mantuvo durante 10 años. Unos Comienzos Modestos
Pero en 1848, en los Estados Unidos, habían sucedido unos hechos que iban a cambiar toda la filosofía de Rivail y a influenciar la de millones de otras personas. En el hogar de la familia Fox, en Hydesville, Nueva York, las mesas se movían solas y se oían misteriosos golpecitos, que aparentemente provenían de los «espíritus» de los muertos. Esto significó el surgimiento del movimiento espiritualista, que iba a hacer furor en París, así como en otras ciudades europeas. Al cabo de poco tiempo, y en palabras de un periodista de la época, no hubo ninguna mesa entre Montmartre y los Campos Elíseos que no se hubiera puesto patas arriba. Rivail, a pesar de que sentía interés por todos los temas, se mostró al principio muy escéptico. En unos de sus primeros libros había escrito: «Si se han estudiado las ciencias, hay que reírse ante la credulidad supersticiosa de los ignorantes y no es posible creer en fantasmas», y cuando, en 1854, un amigo le dijo que las mesas no sólo saltaban, sino que transmitían mensajes de los muertos, Rivail replicó: «Sólo lo creeré cuando lo vea.» No parece que estuviera ansioso por verlo, porque hasta el año siguiente no asistió a una sesión, donde presenció una demostración de «escritura en cesta», una forma primitiva de escritura automática, en la que las manos de los asistentes se colocaban dentro de una cesta, a través de la cual era conducido un lápiz. «Pude darme cuenta -recordó más adelante-, de que había algo serio tras aquella aparente trivialidad..., como la revelación de una nueva ley, que decidí investigar a fondo.» Lo hizo sin perder tiempo, y pronto observó que, mientras los mensajes recibidos en las sesiones eran a menudo frívolos, invariablemente adquirían un tono serio cuando se dirigían a él personalmente. Su amigo, el autor teatral Victorien Sardou, le pidió que revisase unos libros de notas tomadas por el grupo con el que él había estudiado los fenómenos espiritualistas durante cinco años. Rivail quedó impresionado por «la sabiduría y la caridad que emanaban de las comunicaciones serias», y emprendió una intensa serie de sesiones con una medium llamada Japhet, en las que propuso una serie de preguntas para que los espíritus las contestaran, cosa que hicieron. El año siguiente, publicó más de 500 preguntas, respuestas y comentarios personales bajo el título de Le livre des esprits (El libro de los espíritus), que revisó y aumentó tres años más tarde. Se publicó bajo el nombre de Allan Kardec, un nombre tomado de la ascendencia bretona de Rivail, y que al parecer fue elegido por los propios espíritus. Así, Rivail se convirtió en Kardec, y cuando murió en 1869 había escrito o, como él prefería decir, había «compilado y ordenado», cinco libros y dos monografías, insistiendo en que el contenido principal no provenía de su trabajo, sino del de numerosos espíritus «avanzados» que se comunicaban a través de diferentes médiums. Sus obras principales fueron: El libro de los espíritus (1857 y 1860), El libro de los médiums (1861), El Evangelio según el espiritismo (1864) -publicado en España en 1978-, Cielo e infierno (1865) y Génesis (1867). También fundó, editó y escribió gran parte de la revista Revue Spirite, hasta su muerte en 1869. A pesar de su fe inconmovible en la comunicación con los espíritus de los muertos, la filosofía de Kardec no formaba parte de la corriente espiritualista sino que era, según sus palabras, espiritista. La diferencia era crucial para los seguidores de ambas filosofías, y les condujo por caminos muy distintos. Lo Visible Y Lo Invisible
Mientras que el espiritualismo, tal como lo veía Kardec, simplemente manifestaba una creencia en algo más allá de la materia, el espiritismo trataba de la «relación del mundo material con los espíritus», entidades reales que están siempre en contacto con nosotros. Kardec nunca pretendió que fuese una nueva religión, sino una filosofía racional basada en hechos demostrados repetidamente que recuperaba el sentido original de todas las religiones. No pretendía, como alegaban sus críticos, sustituir al cristianismo. «La moral del espiritismo no es diferente de la de Jesús», escribió, añadiendo que, tal como la enseñanza de Jesús recuperó las de Moisés, el espiritismo era una recuperación de principios cristianos básicos que habían sido abandonados por la mayoría de las iglesias establecidas. « ¿Por qué -preguntaba- se practican tan poco las enseñanzas morales de Cristo? ¿Y por qué aquellos que proclaman la sublimidad de las mismas son los primeros en transgredir la primera de sus leyes, la de la caridad universal?» Los libros de Kardec forman el estudio más claro y extenso del mundo invisible escrito hasta el momento. Es interesante compararlos con los escritos de Emanuel Swedenborg y los de Andrew Jackson Davies «el vidente de Poughkeepsie», cuyo Principios de la naturaleza se publicó en 1847. Aunque los tres profundizaron en un mismo campo, Kardec es el único que no era ni un medium ni un místico, sino un recopilador de escritos salidos de otras manos. Su propia contribución a estos libros se limita a comentarios sobre el material recibido, y en éstos se presenta como un hombre razonable e inteligente. Como él mismo decía: «estudié los hechos con cuidado y perseverancia, los coordiné y deduje de ellos sus consecuencias». Kardec fue uno de los primeros investigadores psíquicos serios, y encontró tiempo además para estudiar fenómenos paranormales de muchos tipos en toda Francia. Veinte años antes de la fundación de la Sociedad para la Investigación Psíquica, publicó relatos detallados, en la Revue Spirite y en El libro de los médiums, de varios casos excelentes que a menudo olvidan los historiadores. Escribió extensamente sobre el medium Jean Hillaire, el curandero Jacob el Zuavo, la posesión masiva de la ciudad de Morzine y varios ejemplos de lo que ahora llamamos actividad poltergeist. Mantuvo correspondencia con D.D. Home, el psíquico inglés, a quien admiraba mucho, y fue testigo de multitud de fenómenos paranormales, llegando a ver una mesa de 100 kg balancearse en un ángulo de 45º sobre una sola pata. Pero le interesaban menos estos fenómenos que sus implicaciones. Causa Y Efecto
Kardec murió mucho antes de la edad de oro de la psicología francesa y de la primera psiquiatría, en la que pioneros como Janet, Charcot y Bernheim proporcionaron un enfoque más clínico para estudiar las anormalidades hasta entonces inexplicadas de la experiencia humana (muchas de las cuales continúan siendo aún hoy un misterio). Se puede creer que, a pesar de su honestidad e inteligencia, fue simplemente engañado por astutos falsos médiums. Pero no parece probable, por dos razones principales. Primera, los fenómenos que explicó y las conclusiones a las que llegó fueron esencialmente las mismas que las de otros investigadores, algunos de ellos grandes científicos, como Robert Hare en los Estados Unidos o Alfred Russell Wallace y más adelante sir William Crookes, en Inglaterra, quienes hubieron de modificar sus creencias a causa de lo que habían presenciado. Segunda, tal como insistía el propio Kardec, lo importante era lo que decían los mensajes mejores de los espíritus, no el fenómeno en sí. El mensaje, de hecho, y no el medium era lo importante. «Pueden reírse de las mesas que se mueven, pero nunca se reirán de la filosofía, la sabiduría y la caridad que emanan de las comunicaciones serias.» Como era de esperar, Kardec no fue muy apreciado por la Iglesia Católica, que incluyó su obra en el Index librorum prohibitorum en 1866, pero aun así él replicaba a menudo con todo detalle a las críticas. Una vez agradeció a un sacerdote haberle atacado «educadamente y en un francés más o menos correcto», y cuando en 1861 quemaron un montón de obras suyas en Barcelona, comentó simplemente, «pueden quemar libros, pero no ideas». Espiritismo Práctico
Brasil posee ahora grandes hospitales que combinan el tratamiento médico y el espiritual, orfelinatos, centros de enseñanza para médiums y curanderos y lugares de reunión públicos donde se imparte gratuitamente consejo y cuidados a todo aquel que lo solicita. En uno de ellos, en el centro de São Paulo, 200 médiums voluntarios atienden cada día a 1000 personas. Se han vendido varios millones de ejemplares de los libros de Kardec y de otros inspirados por éstos, y el retrato de Kardec ha aparecido tres veces en los sellos brasileños. Este honor habría quizá molestado al hombre que escribió, en la «Conclusión» de El libro de los espíritus: ¿En qué consiste el trabajo especial y característico del espiritismo moderno? En hacer un todo coherente de lo que hasta ahora ha estado esparcido; en explicar, en términos claros y precisos, lo que hasta ahora ha estado oscurecido por el lenguaje alegórico: en eliminar los productos de la superstición y de la ignorancia de las creencias humanas, dejando sólo lo que es real y verdadero. Ésta es su misión. Los hechos del espiritismo, concluía, habían dado el golpe final al materialismo y «mostrado los resultados inevitables del mal y, en consecuencia, la necesidad del bien» mientras que en lo que respecta a la vida futura, ya no se trataba de «una vaga imaginación, una simple esperanza, sino de un hecho». |
Bien, ¿que conclusiones podemos sacar de todo esto?
Primero, el mismo Allan Kardec, no es un místico, sino como afirma el artículo que hemos visto es descrito, por Anne Blackwell, su traductora al inglés, como un hombre “enérgico, perseverante, frío, cerebral, incrédulo por naturaleza y formación, y un razonador agudo y lógico”
Esta es la caracterización de una mujer que lo conoció, una caracterización muy curiosa, de una personalidad típicamente evolucionista, positivista, y materialista.
Por otra parte, no se aclaran varias cosas como ser, ¿Qué motivos económicos pudo tener para cerrar su escuela? ¿Porque, después de lo que había pasado en Hydesville, en París ninguna mesa dejó de ponerse patas para arriba? ¿Por qué su filosofía debió separarse de la corriente espiritualista, y pasar a ser espiritista?
Debe ser esto último por un solo motivo, era tan positivista y evolucionista su concepción del mundo que necesitó liberarse de cualquier tipo de creencia o filosofía mística para que encaje bien con lo científico, y ¿Qué nos dice esto? Que era un laico, un científico, y bien ateo como buen francés, y bien positivista. Pero, se las debió ingeniar bien en aquella época para captar sus émulos.
No es más que lo mismo de antes pero, revestido con una nueva y diferente forma.
Además, el mismo habló de una “filosofía racional” la pregunta que ustedes tienen ahora es esta, ¿filosofía racional para desmitificar su visión irracional de las escrituras? Entonces estamos frente a una filosofía evolucionista, positivista y lógico-formal, empirista, estamos ante la filosofía de Kardeck y no de un nuevo mensaje como se pretende el espiritismo. Por otra parte ¿Qué inquietudes filosóficas puede tener un hombre que quiera ver una mesa que se mueva en un ángulo de 45º? ¿Son esas inquietudes filosóficas? La idea de “Causa efecto” no la pudo sino haber tomado de Isaac Newton, ¿Por qué investigador crítico y lógico?
¿Mesas que se mueven? No se movile ma pero se movile, como dijo Galileo, para que no lo condenen a la hoguera.
Comunicaciones serias con médiums muy cultos que se hacen pasar por grandes hombres como Sócrates, hay muchas, (de médiums muy mentirosos) y finalmente ¿los hechos del espiritismo dieron un golpe final al materialismo, realmente?
Adolfo Bezerra, ¿era o no masón?
Todo es un misterio que tiene una explicación (psicológica).
¿Se queman libros pero no ideas?
Se han quemado libros pero nunca las ideas, ahora bien hoy por hoy se queman (de un balazo, tal vez) a los que escriben libros ya no tanto a los libros, y tal vez por eso las ideas tardan un poco más en llegar.
Y es así como los que manejan el PODER, quemarán nuestras ideas, y mucho ojo con esto ultimo.
*7. Psicográfias. También llamada, (“Escritura automática”)
Según sostiene esta doctrina un médium que ha desarrollado ciertas capacidades para ponerse en trance y someterse a control, puede hacer comunicaciones orales “canalizaciones” o por escrito.
Según ello, el sujeto sostiene una lapicera sobre un papel y la mueve a la deriva hasta que se forman palabras coherentes sin que el mismo quiera, pudiendo estar o no en trance.
Se sostiene, también, el hecho de que estos pueden escribir en idiomas desconocidos. El Reverendo y masón Sainton Moses (1839-1892) podía escribir con ambas manos en forma simultánea a fin de producir dos trozos separados, en diferentes idiomas y de diversos temas.
Varios psicoterapeutas han empleado esta técnica para tener acceso a recuerdos, como a temores que la mente consciente olvida, o rehúsa a reconocer, se dice que se ha utilizado como herramienta para el diagnóstico de una enfermedad mental tal como, la esquizofrenia, y que ha habido pacientes con cierta escala de desequilibrios que han manifestado este tipo de escritura, y que en cada mano han expresado una personalidad diferente, siendo que ninguna de las dos ha sido identificable.
También las ideas pueden ser bastante ajenas a él mismo médium.
El caso más famoso de escritura proveniente de una entidad espiritual (a diferencia de la escritura automática ó psicografía) se sostiene que es el relato bíblico del juicio escrito sobre un muro la víspera del asesinato de Baltasar, en el libro de (Daniel 5, 25). En los primeros días del espiritismo era habitual, en obras de Statinton Moses, figuran Psychography, este médium ex pastor anglicano, y masón utilizó el seudónimo “Oxon”
De quien se dice que fue un escritor psicográfico, prolífico y parapsíquico.
Pero, ¿de que se trata el libro de Daniel?, ¿esto lo tenían en cuenta los espiritas?
Otra vez vemos que se cae en el evolucionismo, por querer interpretar la religión a la luz de la ciencia en el concepto moderno, dado que Daniel esta plagado de géneros literarios que se escapan a la era espirita, porque son legendarios y míticos.
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