La guerra contra Irán es un asunto que sale a relucir todos los años. Las amenazas constantes de Israel y EE UU contra el régimen de los ayatolás y las numerosas sanciones económicas contra Teherán han marcado la agenda diplomática de occidente de los últimos años.
Sin embargo, desde el inicio de este 2012 el tono ha aumentado considerablemente y las acciones han pasado a mayores. Israel está impaciente por acabar con las aspiraciones nucleares iraníes y por ello no se anda con ambages. Quiere la guerra y la quiere ya. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, es consciente de que su capacidad militar armamentística es inferior a la de Irán, y por ello ha pedido el respaldo de su principal valedor, Estados Unidos.
El Gobierno israelí teme que los proyectos nucleares iraníes se encuentren en una fase irreversible y apuesta por la vía militar para aplacar dichas aspiraciones. Sin embargo, el presidente Obama a pesar de que siempre recurre a la manida fórmula de “todas las opciones están sobre la mesa” para contentar a Israel, siempre se ha mostrado más partidario de la vía de las sanciones que de la opción militar. Además, teniendo en cuenta el horizonte electoral que se le presenta, el presidente estadounidense es muy reacio a embarcarse en otra guerra a tan sólo ocho meses de las presidenciales.
En una entrevista publicada ayer por la revista The Atlantic, Obama argumentó que en un “momento en que no hay una gran simpatía por Irán y su único aliado real (Siria) está contra las cuerdas, ¿queremos una distracción por la que Irán puede presentarse como una víctima?".
Sin embargo, Israel insiste en que las sanciones económicas no están surtiendo el efecto esperado y advierte que para cuando se decida actuar ya será demasiado tarde. Según el último informe del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) Irán está acelerando el ritmo de producción de uranio enriquecido. Los inspectores del OIEA precisan que Irán ya dispone de unos 110 kilos de uranio enriquecido hasta casi el 20%, lo que supone cerca de la mitad de la cantidad necesaria para fabricar una bomba nuclear. Los expertos señalan que a partir de un enriquecimiento del 20% se trataría de “uranio altamente enriquecido” y consideran que, al dominar este proceso, los técnicos iraníes se acercan mucho a los niveles necesarios para fabricar una bomba (con una pureza por encima del 90%).
Irán insiste en que el enriquecimiento de uranio sólo persigue aplicaciones civiles, pero su negativa a colaborar con los organismos internacionales para someter su programa nuclear a la supervisión de la ONU alimenta los rumores que apuntan a la fabricación del arma atómica.
A la cuestión nuclear hay que añadirle los últimos ataques perpetrados contra varias embajadas israelíes en el extranjero. El Gobierno israelí está convencido de que detrás de sendos atentados está Teherán y su grupo armado Hezbolá. Por su parte, Irán continúa con sus exhibiciones militares y su constantes amenazas de cortar el grifo del petróleo que representa el estrecho de Ormuz.
Ante la visita del primer ministro israelí a Washington este lunes, las presiones para que EE UU respalde el recurso militar como único medida para acabar con el régimen iraní son cada vez más ostensibles. Se espera que en ese encuentro Netanyahu pida una postura más firme a Obama contra Irán y asegure de forma inequívoca que Estados Unidos está preparando una operación militar para el caso de que Irán cruce determinadas "líneas rojas".
De momento, las presiones israelíes parecen estar dando sus frutos. Esta semana se ha conocido que el Pentágono tiene ya definida una ofensiva militar contra Irán. Un informe clasificado revelado por un funcionario consultado por Bloomberg añade que "los oficiales del Pentágono dijeron que las opciones militares barajadas incluirán el rebastecimiento aéreo de aviones israelíes y el ataque de los principales pilares del régimen iraní, como la Guardia Revolucionaria, su cuerpo de elite Fuerza Quds, bases militares iraníes y el Ministerio de Inteligencia y Seguridad".
Además, el pasado miércoles un grupo de 32 senadores norteamericanos, demócratas y republicanos, presentaron una resolución que da de antemano vía libre al presidente Obama para usar la fuerza contra Irán en el caso de que lo considere necesario.
Según reveló ayer The Wall Street Journal, Obama podría decidir este fin de semana una política más dura ante la amenaza de Irán. Hoy comparece ante el Comité de Asuntos Públicos Estodounidense-Israelí (AIPAC), considerado el principal lobby proisraelí de EE UU, por lo que podría aprovechar su comparecencia para definir su postura ante el asunto iraní. Asimismo, la reunión que mantendrá con Netanyahu este lunes también será clave para conocer los próximos movimientos de ambas potencias.
El objetivo es arrancar a Obama una declaración pública más belicosa.
Fuente: La Gaceta (www.intereconomia.com)
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