Kill the boer.

En estos días la noticia internacional mas destacada ha sido el brutal asesinato a machetazos de Eugene Terreblanche a manos de dos trabajadores negros de su granja a los que, según ellos, debía el salario.
Terreblanche fue el fundador del Movimiento de Resistencia Afrikáner, una formación política que llegó a reunir a su alrededor a 70000 miembros en su mejor momento y cuyo objetivo era la creación de un nuevo estado separado de Sudáfrica para la población blanca que vivía en aquellas tierras desde hacia siglos, conocida con el nombre de boer o afrikáner, y que era descendiente de campesinos y demás trabajadores holandeses, alemanes y británicos que habían colonizado las tierras del sur del continente.
La formación tuvo mucha resonancia en el panorama internacional debido a sus parecidos ideológicos y simbólicos con el nacionalsocialismo alemán y a la férrea defensa del apartheid que hicieron sus miembros antes de las elecciones donde Nelson Mandela se proclamó presidente de Gobierno.
Viendo estos antecedentes, ahora muchos se dedicaran a jalear a los ejecutores del asesinato y nadie lo condenará, sino que se limitaran a pronunciar palabras de calma, cosa que está muy bien si luego hay justicia. Pero en este caso no habrá justicia, ya que pese a que la economía está en manos de la población blanca, el poder político lo ostentan los negros, y seguramente los implicados estarán en la calle en muy poco tiempo, y más cuando el líder de las juventudes del partido mayoritario incita a esa violencia con una canción (“Kill the boer”) que llama claramente al genocidio de la población blanca.
En estos momentos y viendo estas cosas me gustaría preguntar a personas como Esteban Ibarra, José Luis Rodríguez Zapatero y a todos los progresistas amigos de la Alianza de Civilizaciones que piensan cuando sus amigos de color llaman al genocidio y al exterminio de la población blanca, ya que eso también sería hace apología del odio racial.
Estamos a dos meses de que Sudáfrica albergue un Mundial de Futbol, donde acudirán políticos y empresarios importantes del panorama global. Se decía que el país era seguro y que la gente estaba civilizada.
Pues un servidor no ve ni seguridad ni civismo cuando la mayor parte de la población canta una canción donde incita al asesinato. Aunque esto ya lo vivimos en España, cuando las Juventudes Socialistas se burlaban del aborto insultando a los que estamos en contra.
La verdad es que se pueden ver muchas similitudes entre el revanchismo de la izquierda española y el de los negros de Sudáfrica.
Me pregunto que habría pasado si el personaje asesinado hubiera sido Nelson Mandela. Seguro que se hubieran decretado días de luto a nivel mundial además de un montón de homenajes y condenas. Como he escrito antes, en este caso solo se han limitado a llamar a la calma.
Sudáfrica puede acabar convirtiéndose en un baño de sangre. Desde estas líneas no se va a hacer ningún llamamiento a la violencia. Pero jamás negaré a nadie el derecho a defenderse. Y si un ciudadano o campesino afrikáner debe emplear la violencia para proteger su vida o la de los suyos le animo a que lo haga.
Antes de que alguien salga con el tema del apartheid, hay que decir que al menos entonces la situación estaba controlada. Sudáfrica era un país mínimamente importante dentro de la economía mundial y no existía la violencia y la inseguridad ciudadana de hoy en día.
Se crítica (y se sigue haciendo) que la economía estuviera en poder de la minoría blanca, pero es que eran ellos quienes habían llevado la civilización y los medios de producción a esas tierras. Antes de que llegaran ellos solo había tribus indígenas muy atrasadas respecto al resto del mundo.
Estas situaciones se han dado durante todo el siglo XX tras las descolonizaciones, con la diferencia de que en el resto de países la población negra se ha dedicado a matarse entre si mientras que en Sudáfrica los blancos seguían en el poder político.
Ahora quien debe de hablar claro y mostrar actitud de intervención es Europa. Lo más normal es que, en caso de lucha armada, nuestro continente entrara apoyando a los afrikáner descendientes de europeos. Pero viendo la capacidad de movilización de los subvencionados Movimientos contra la Intolerancia de todo el mundo sería algo muy utópico.