El Valencia recibió al Real Madrid haciéndole pasillo como reconocimiento a su reciente triunfo en la final de la Copa del Rey. Tanto debió gustarle la figura a los hombres de Emery que mantuvieron la cortesía y la gentileza con su ilustre visitante hasta el final. Entregados a la vida contemplativa, los jugadores del Valencia asistieron a un festival por parte del Madrid, a una lección de su segunda unidad, a la exhibición de unos suplentes muchos de los cuales lo son porque en la alineación del Madrid no caben todos en el once inicial. El pasillo acabó convertido en un paseo de los suplentes del Madrid a los titulares del tercer clasificado de la Liga española. Esta circunstancia debería servir para que reflexionáramos sobre la situación en la que malvive esta competición, absolutamente desequilibrada.
El Madrid tuvo la misma ambición, intensidad, entrega y concentración en cada uno de los minutos del partido. Su voracidad no la calmaron los goles y fue un ejemplo de comportamiento el día que muchos aguardaban con el martillo levantado para golpearle sin piedad por presentarse en Mestalla con una alineación en la que sólo Casillas y Carvalho fueron titulares en la final de Copa. No cabe duda de que hay fondo de armario en este equipo, otra cosa es la utilización que hasta ahora se ha hecho de él.
Rearmado moralmente después de su triunfo en la Copa, liberado de mucha de la presión que le ha acompañado durante el curso, pero sin perder la tensión, el Madrid pasó por encima de su rival con un fútbol directo y eléctrico. Sus rapidísimos contragolpes, algunos de ellos de manual, no encontraron ninguna respuesta en el Valencia, que acabó convertido en un juguete zarandeado sin ninguna piedad. El Madrid no necesitó un juego elaborado, ni largas posesiones del balón. Apabulló a su rival a la carrera y terminó atropellándolo con goles. Con su enorme personalidad devoró a un encogido y timorato Valencia.
El destrozo al Valencia llevó la firma de Higuaín, con un hat-trick y dos asistencias, Benzema y Kaká, que hizo un doblete y galopó con una alegría desconocida. La generosidad del Valencia fue el mejor remedio a los problemas médicos y futbolísticos del brasileño, que nunca desde que viste la camiseta del Real Madrid encontró tantas facilidades para recomponer su vieja figura y recordar al futbolista que una vez fue. Los tantos de Soldado, Jonas y Jordi Alba no pasaron de ser una anécdota, un simple dato para la estadística.
Para hacernos una idea de la magnitud de la humillación a la que sometió el Madrid al Valencia basta con observar la alineación con la que se presentó en Mestalla. Albiol y el canterano debutante Nacho ocuparon los laterales, con Garay y Carvalho formando la pareja de centrales. Por delante de ellos se situó Lass, con Granero a su derecha, Canales a la izquierda y Kaká por delante de todos ellos. Arriba, una pareja demoledora, Higuaín y Benzema.
Las dudas que podría ofrecer esta alineación desaparecieron cuando el balón comenzó a rodar y el Madrid se encontró sin un rival al que medirse. No hubo discusión posible y antes de marcharse a los vestuarios el Madrid ya había solucionado el encuentro. Se fue al descanso con un 0-4 tan contundente como indiscutible. Avisó primero Benzema a los 20 minutos con un disparo al larguero y a partir de ahí se produjo una catarata de goles que ahogó al Valencia.
El primero lo marcó Benzema después de un pase de Higuaín y de que Guaita no midiera bien en la salida. El argentino puso la firma al segundo después de perseguir a Mathieu esperando el fallo del francés. Higuaín encontró su premio cuando el lateral pretendió que Guaita cogiera el balón y lo que hizo fue invitar al argentino a marcar.
Con el Madrid crecidísimo, desbordando confianza y con el Valencia con más dudas que nunca, cayeron otros dos. Una gran combinación entre Benzema, Higuaín y Kaká la culminó el brasileño con el tercero de la tarde. Un contragolpe de manual del Madrid, iniciado con un fenomenal pase de Lass a Kaká, acabó con el cuarto del Madrid, obra de Higuaín a pase del centrocampista brasileño. Entre medias llegó después la única respuesta del Valencia en todo el primer tiempo, un tiro de Banega que despejó Casillas.
No dio respiro el Madrid al Valencia tampoco en el segundo tiempo, que se inició con un pase de Kaká a Higuaín para que el argentino completara su hat-trick. Comenzó a maquillar el resultado Soldado a falta de medida hora, pero la sonrisa al valencianismo apenas tardó tres minutos en borrársela Kaká, que después de un 'caño' a Stankevicius batió a Guaita. Maravillosa la acción individual del brasileño.
Llegó entonces el momento de economizar aún más los esfuerzos en el bando visitante. Xabi Alonso, Cristiano y Pedro León sustituyeron a Canales, Higuaín y Garay y lo que debería haber mejorado la figura del Madrid lo que hizo fue descomponerla. Se desarmó algo el Madrid en el centro y dudó en algunas maniobras defensivas, que aprovechó el Valencia para que Jonas y Jordi Alba marcaran dos nuevos tantos.
Simple maquillaje que esta vez no sirve para disimular las arrugas y mucho menos la tremenda humillación sufrida a manos de un excelente Real Madrid.
Fuente: AS (www.as.com)
sábado, 23 de abril de 2011
El Real Madrid se lleva un vibrante partido ante el Valencia en Mestalla.
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