El Real Madrid cae derrotado ante el Zaragoza y se despide de la Liga. - La Nación Digital

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sábado, 30 de abril de 2011

El Real Madrid cae derrotado ante el Zaragoza y se despide de la Liga.

El Real Madrid empieza a pensar que como fuera de casa no se está en ningún sitio. Ha sido lejos de su estadio donde ha ofrecido su mejor cara en sus últimas citas con la Liga. En el Bernabéu le cuesta cada vez más reconocerse y se mueve en una indefinición peligrosa, que no le hace ningún bien. Esta vez fue una cuestión puramente futbolística, de incapacidad para generar juego. Llevó la iniciativa, dominó y tuvo el balón, al que no vio como ese elemento extraño de otros días. Lo convirtió en el centro de sus movimientos, pero con escasa fortuna.

Como tantas otras tardes, el Madrid despertó cuando lo vio todo perdido, cuando el tímido Zaragoza había cobrado una ventaja de dos goles, excesivo premio para sus méritos. Recompuso entonces su figura el Madrid a base de orgullo, esa receta eterna, y de la entrada de tres titulares habituales, Marcelo, Di María y Özil. Alimentó el milagro de la remontada, porque no podía ser otra cosa que un milagro que el Madrid ganara esta vez, pero el Zaragoza sólo necesitó algo tan viejo como el contragolpe para mandar a la lona a un Madrid aturdido, al que durante la mayor parte del encuentro no hubo por dónde coger. Se fue al descanso sin tirar entre los tres palos, un dato que refleja lo espeso que fue su juego.

La excusa del árbitro volverá a estar presente, con ese penalti de Lanzaro a Kaká no señalado por Ayza Gámez cuando el resultado todavía era 1-2. Una excusa que sólo serviría para justificar las miserias propias, cuando lo que se debería hacer es intentar encontrar soluciones a los problemas. Pelearse contra molinos de viento es una batalla inútil.

En medio de tanta confusión apareció el Zaragoza para llevarse un botín que puede valer tanto como una permanencia. Sobrevivió con un planteamiento timorato, con tres centrales protegiendo a Doblas, recluido en su campo a la espera de hallar un contragolpe inesperado o que la moneda cayera de cara en una acción de estrategia. El Madrid hizo el resto. Esta vez falló hasta Casillas, que facilitó el primer gol de Lafita después de dar una patada al aire, y se equivocó de mala manera Carvalho, al cometer un penalti incomprensible sobre Lafita. En esos errores del Madrid encontró el Zaragoza el camino de un triunfo que por sí mismo quizá nunca hubiera sido capaz hallar.

El Madrid saltó al campo sin su referente futbolístico, Xabi Alonso, y sin el referente mediático, Cristiano Ronaldo, y con una alineación con abundante presencia de los no habituales, lo que no debería ser excusa para nada. Una semana atrás, la segunda unidad barrió al Valencia en un partido espectacular.

No se puede decir que el Madrid no lo intentara o que no le pusiera interés, nada más lejos. Acostumbrado tantas veces a vencer esperando, esta vez perdió cuando fue a buscar a su rival. Pepe, que repitió como mediocentro, Canales, Granero y Kaká no dieron al equipo la soltura que se pensaba y Benzema e Higuaín se fueron al descanso inéditos. Casi como su defensa, en la que repitió Nacho en el lateral izquierdo. Se asomó dos veces el Zaragoza al área de Casillas y en una el portero desvió el tiro de Uche nada más empezar y en la segunda sucedió el ya comentado fallo de Iker. Lafita no tuvo más remedio que marcar.

El Madrid tuvo otro aire en el segundo tiempo, demostró esa ambición que se le pide en el Bernabéu. No tardaron en saltar al campo Marcelo y Di María por Canales y Nacho, consciente Mourinho de que con lo que había sobre el césped no le alcanzaba al equipo para remontar. Pero esa cuesta arriba se hizo aún mayor con la torpeza de Carvalho y ese penalti sobre Lafita. El portugués llegó tarde, midió mal y derribó al zaragocista. Gabi transformó el lanzamiento. Carvalho completó su mala tarde a poco del final, cuando vio su segunda amarilla. No jugará la próxima jornada contra el Sevilla, donde tampoco estará Di María, que cumplirá sanción por acumulación de tarjetas.

La entrada a falta de media hora de Özil por Granero terminó de mejorar la cara del Madrid, que no tardó en ilusionarse con el gol de Ramos, que marcó de cabeza, solo en el punto de penalti, al aprovechar un envío desde el córner del alemán.

Llegó después el penalti no señalado de Lanzaro a Kaká y un disparo de Benzema al larguero, dos acciones determinantes que marcaron el rumbo definitivo de un partido que decidió Lafita, al batir a Casillas después de un contragolpe perfecto. El posterior gol de Benzema no sirvió para completar el milagro que esperaba el Madrid, al que después de esta derrota ya ni los milagros le servirán para impedir que el Barcelona gane la Liga.



Fuente: AS (www.as.com)

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