La resaca de los referéndum catalanes.

Esta entrada se la dedico a un separatista catalán que en mi última entrada, una nueva crítica sobre “Cuéntame como paso”, decía que no iba a atreverme a hablar sobre los referéndums sucedidos en Cataluña.
Pues bien, hoy en las noticias, hasta los izquierdistas radicales del grupo PRISA, a través de su medio televisivo, Cuatro, han dicho que el porcentaje de votación fue del 30 por ciento. Un 70 por ciento directamente no fue a votar por que lo considero una perdida de tiempo o una gilipollez por que se sienten y se saben españoles.
Parece ser que gente como Joan Laporta, los militantes de Ezquerra Republicana o, simplemente, los separatistas catalanes que visitan tan a menudo mi blog, dejando como muestra de su buena educación y cultura sus comentarios, se lo han tomado como un éxito.
No voy a negar que de todos aquellos que votaron en el referéndum, casi el 97 por ciento votó a favor.
Pero si seguimos con la estadística, es más grande el 70 por ciento de todos los catalanes que el 97 por ciento del 30 por ciento del total de la población catalana.
Y hasta alguien como yo, que no es ni muy bueno ni amante de las matemáticas se puede dar cuenta de ello.
Por el contrario, mientras ellos montaban su espectáculo ilegal (todo hay que decirlo) con la permisividad del Gobierno, formaciones políticas como Alternativa Española, Alianza Nacional o Falange Española de las JONS se manifestaban en Barcelona a favor de la unidad de España. Desde aquí les mando todo mi apoyo hacia ese acto.
Si hablamos de la permisividad socialista, podríamos decir que prácticamente han pasado del tema diciendo que es un asunto político. En cuanto a la oposición, los populares han cargado el marrón al Tribunal Constitucional.
Está claro que a los demócratas les importa bien poco la unidad de España mientras ellos se puedan seguir llenando los bolsillos.
Desde los sucesos de Arenys del Munt se han crecido mucho. Ese día asistimos al espectáculo macabro de proclamas a favor del terrorismo y de la descuartización de España.
Meses después, el mismo acto se repite en diferentes puntos de Cataluña. Como era de esperar, solo acudió a votar la masa inculta y fácilmente manejable que es esa pequeña fracción de los habitantes de Cataluña.
Lo peor de todo es que esta gente no se da por derrotada. No son capaces de comprender que son españoles, que gracias a ello viven en un país civilizado y que tiene la mejor Historia de cuantas ha visto la Humanidad.
Deberían de empezar a mirar que sus enemigos no somos el resto de los españoles, sino aquellos que de verdad vienen de fuera y que les están implantando su cultura.
Cada día hay más mezquitas y negocios controlados por extranjeros en toda Cataluña. Y esos ultraizquierdistas de la Ezquerra deberían de saber que sus amigos islamistas no dudarían en acabar con ellos por infieles y comenzar la reconquista de Al Andalus por sus casas.
Solo nos queda esperar que esa gente razone, estudie Historia de España y termine comprendiendo de una vez lo estúpido que es el separatismo, un movimiento político surgido por intereses económicos allá por el XIX y que les maneja igual que un pastor a su rebaño.
Quiero terminar diciendo: ¡Arriba España!. ¡Viva Cataluña Española!.