El 'Submarino' se hunde por las profundidades de Europa y rescatarlo va a ser muy complicado. La derrota cosechada en San Paolo complica muchísimos las opciones de clasificación para los octavos de final de la Liga de Campeones. Al igual que pasara en el debut ante el Bayern de Múnich, la derrota del Villarreal se fraguó en los primeros minutos del partido. Esta vez fueron dos fatídicos minutos, los que necesitó el ataque napolitano para desnudar las carencias defensivas de los castellonenses. Hamsik y Cavani allanaron el camino para un Nápoles eléctrico. Con ventaja en el marcador, los de Mazzarri jugaron sus cartas de la mejor forma. Dejaron jugar al Villarreal y temporizó el partido a la perfección.
Pescar en tierras napolitanas no iba a resultar fácil, pero el cuadro castellonense necesitaba al menos puntuar para seguir con aspiraciones en la máxima categoría continental. El 'Submarino' entraba de nuevo en batalla y lo hacía mermado. A la baja de Borja Valero, pieza que se echó en falta ante el Bayern, se sumó la de Marco Rubén. Sí contó finalmente con la pegada de Rossi. El italiano forzó su rodilla para intentar derribar la muralla de San Paolo, infranqueable por equipos europeos desde el 94.
Y lejos de erosionarse, la fortificación napolitana mantiene intacta la fachada gracias a una defensa férrea, la cordura de Inler y el ataque de moda formado por Lavezzi, Hamsik y la estrella Cavani. Con este tridente los 'Partenopei' pisan fuerte en competición doméstica e incluso levantan la mano para entrar en los octavos de final de la Liga de Campeones después del triunfo del Bayern de Múnich ante el Manchester City.
Parecía que los de Garrido habían tomado nota del desastroso comienzo ante el Bayern de Múnich, pero todo se fue al traste a los diez minutos. Ese fue el tiempo que el Nápoles tuvo engañado al Villarreal. Cedió el balón a los castellonenses, incluso Aronica jugó con la expulsión, y dejó que Zapata probará fortuna con un disparo inocente. Después San Paolo se entonó y arrastró al Nápoles hacia la portería de Diego López. Y siempre al ritmo de Lavezzi. El argentino se aprovechó de la primera conexión con Cavani y Hamsik para avisar primero con un zurdazo y acto seguido puso un centro desde la derecha y Hamsik, con todo el tiempo del mundo por culpa de Bruno que rompió el fuera de juego, cruzó ante Diego López. El esperpento defensivo tuvo su segundo acto un minuto después con un penalti claro de Gonzalo sobre el omnipresente Lavezzi. Cavani no tembló y dejó al Villarreal al borde del suicidio a los quince de juego.
Esa era la mejor noticia, el tiempo que restaba para poder despertar de la pesadilla. Pero el equipo italiano seguía marcando el ritmo del juego y maniataba al 'Submarino' con una fuerte presión y acertados cambios de juegos. Garrido no esperó al descanso y reaccionó rápido dando entrada a Camuñas. Se marchó Gonzalo y Bruno tomo el puesto de central. La variante avivó el ímpetu del equipo y la posesión se equilibró pero aun así los avisos se hacían esperar, únicamente Nilmar inquietó tras una cesión impropia de un jugador como Cavani.
El Nápoles, acostumbrado a dejar jugar, mostró buenos modales al cambio de guión. La defensa de tres recibía apoyo de la medular para buscar el robo y salir en tropel con todos los ojos puestos en los espacios creados por el tridente napolitano.
El Villarreal, obligado a tomar el mando
El penoso episodio defensivo de la primera mitad obligó al Villarreal a dominar todavía más el partido. Por fin se vio una buena conexión con remate de Rossi, pero la defensa napolitana aguantaba estoica las acometidas gracias a la solidaridad de los centrocampistas. El delantero italiano lo volvió a intentar minutos después pero Cannavaro le paró con un codazo en ese territorio donde unos ven penalti y otros falta en el borde del área. De Bleeckere vio lo segundo. El lavado de cara en el ataque del Villarreal no se transmitió a la retaguardia y la lista de errores defensivos seguía engordando por la lentitud de jugadores como Bruno Soriano y el inconformismo del ataque italiano.
La defensa del Nápoles tampoco va sobrada de velocidad, pero su buen posicionamiento cerró a cal y canto todas las puertas a los centrocampistas castellonenses, por lo que la delantera se tuvo que buscar la vida para avistar portería. Cuando lo conseguían, las piernas de los defensores salían por todas partes para taponar los disparos. Si no el colegiado belga se hacía el 'sueco' ante posibles penaltis como el de Zuniga sobre Nilmar. Finalmente no se pudo derribar el muro napolitano y eso deja al Villarreal en estado crítico. Manchester juzgará el destino final del Submarino.
Fuente: AS (www.as.com)
No hay comentarios:
Publicar un comentario