El Valencia vence en Almería (0-3). - La Nación Digital

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domingo, 17 de abril de 2011

El Valencia vence en Almería (0-3).

Cuando uno tiene un ariete en vena anotadora como Roberto Soldado todo es mucho más fácil. El Valencia no estaba cómodo en Almería, a ratos sufría ante la velocidad de Piatti, pero a la primera que tuvo, el ariete ché mató el partido con un cabezazo que huele a descenso de los andaluces. A partir de ahí, a los de Unai todo les encajó ya, fue coser y cantar y sólo era cuestión de esperar para ver cuándo y quién daría la puntilla. Fue Stankevicius, pero realmente el 0-2 se obró en el laboratorio de Emery, que ya tiene a su equipo como el que más partido le saca a la estrategia y plenamente asentado en una tercera plaza que debe suponer la renovación del técnico. Sobran los motivos si repasamos el saco de buenas noticias que se van acumulando en el Valencia: tercera goleada seguida, 12 goles a favor, 11 en las segundas partes, sólo dos en contra... nadie duda de que la medalla de bronce va a lucir en Mestalla a final de campaña.

El equipo blanquinegro funciona de todas las maneras y eso es sinónimo de trabajo, de que detrás del once que salga o del dibujo que formen hay razones tácticas y horas delante del ordenador y sudando sobre el campo de entrenamiento. Un dato, cuando los chés tienen tiempo de currar, es decir, cuando no hay partido entre semana, el rendimiento y la fiabiliad de los de Unai se multiplica. Ayer tocó lidiar con el trivote y, aunque no funcionó de entrada, el Valencia acabó por encajar las piezas, aunque fuera a golpes, para que el rodillo surgiera en la segunda mitad y pasara por encima de un nuevo rival.

Y eso que el Valencia volvió a desperdiciar una primera parte, uno de los males de la temporada, y lo mejor al descanso para los de Unai fue irse con el empate inicial. El Almería llegó más pero Piatti, que gusta mucho en Mestalla pero al que los 11 millones que piden por él lo convierten en inalcanzable, no lo pudo hacer todo. El argentino no logró conectar con su paisano Ulloa y, por el otro costado, su clon rebajado Crusat, tampoco estuvo acertado en la finalización, lo que permitió a los chés llegar vírgenes al descanso. En ese primer acto no funcionó el trivote, no hubo claridad y, en los costados, se echaron en falta las cabalgadas de Mathieu, demasiado preocupado en frenar a Piatti.

Eso sí, rascando sobre la superficie de una mala primera parte, el Valencia encontró la buena noticia de que creaba peligro con poco (Banega se estrelló con el palo). A poco que el rival bajase su despliegue físico, podían llegar fácil al gol. Era lo lógico cuando te mides al colista, pero había que demostrarlo y eso no estaba pasando porque en la sala de máquinas sobraba una pieza: Maduro, que en su regreso parecía desubicado. Parecía o lo estaba, pero no ayudaba a que hubiera una transición fluida.

Gol de oro.
La sensación de que a poco que apretaran los chés liquidaban el envite salió metida en la cabeza de los de Unai y ahí el Almería ya no tuvo argumentos para dar la cara. El paso al frente del Valencia fue a base de buen fútbol, de una acción vistosa que desfiló hacia Pablo y Mathieu y que ejecutó Soldado, quién si no, con un cabezazo de ariete total. Fue el gol clave porque cargó de plomo las piernas de los locales y robó el aire de la esparanza de los pulmones del Almería, que ya no existió.

El monólogo valencianista fue incontestable hasta el final con un Topal imperial que lleva un par de meses espectaculares que apuntan al todocampista que nos vendieron. El turco mandaba pero faltaba atar el triunfo con un gol más. Éste llegó con la firma más personal del equipo, la estrategia. El 0-2 fue el enésimo balón parado que la pizarra de Emery y Carcedo traduce en gol. Trabajo. A modo de justicia poética, los protagonistas fueron Ricardo Costa y Stanke, los centrales, tantas veces apaleados y ayer protagonistas positivos para cerrar un triunfo que aumentó Alba.

Guaita recuperó la titularidad
Tras dos partidos ausente por el fallecimiento de su padre, Vicente Guaita volvió a jugar ayer dejando en el banquillo a César que había estado bajo palos en las dos últimas citas. Cuando el meta ha recuperado el estado de ánimo necesario, el técnico le ha devuelto a la titularidad.



Fuente: AS (www.as.com)

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