Que no cese la consigna: ¡Prioridad nacional para los españoles!. - La Nación Digital

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viernes, 8 de abril de 2011

Que no cese la consigna: ¡Prioridad nacional para los españoles!.



Editorial de “La Nación Digital” del día 6 de Abril de 2011:
“Hace unos meses, la activista saharaui Aminatu Haidar era elogiada por toda la izquierda progresista española debido a la huelga de hambre que estaba llevando a cabo, a consecuencia de su problema con Marruecos para entrar en su país.
Ahora, la huelga de hambre la están haciendo dos españoles, Jesús y Oscar. Sus motivos son muy diferentes: exigen la prioridad nacional para los españoles en materia de empleo.
Jesús y Oscar, como muchos españoles, están hartos de ver como los inmigrantes copan los empleos que deberían ir a parar a manos de los trabajadores nacionales. Si, lo sabemos, el inmigrante también es una víctima del capitalismo. ¿Pero acaso no hay mayores víctimas que aquellos españoles que forman parte del 20 % de la población activa que se encuentra en situación de desempleo, en parte por el hecho de que los inmigrantes han traído a España la bajada de salarios por el aumento de la competencia a la hora de ocupar un puesto?.
Muchos rápidamente han tildado las protestas de estos españoles como “racistas” y “xenófobas”. Seguro que esos “acusadores” no saben lo que es vivir en un hogar donde apenas hay comida y en el que difícilmente se llega a fin de mes.
Desde “La Nación Digital” queremos expresar nuestro apoyo a las reivindicaciones de Jesús y Oscar, deseando que tengan éxito y que sus voces sean escuchadas por una clase política que prometía (y aun sigue haciéndolo, porque mucho se creen el “cuento”) ser la representante del pueblo español.
¡Por la prioridad nacional, los españoles siempre primero!”.

Como miembro de la administración de “La Nación Digital” no podía permanecer impasible ante una situación de este tipo, en la que unos españoles, Jesús y Oscar, han decidido reivindicar sin complejo alguno la prioridad nacional para los trabajadores españoles (por cierto, los sindicatos de izquierdas que presumen de ser defensores de los trabajadores no se han molestado en mover ni un solo dedo en ayudar a Jesús y a Oscar).
Pero es que, a título personal, tampoco podía resultarme indiferente la noticia.
No, yo no seré un trabajador, sino un estudiante. Pero es que los estudiantes somos otro de los colectivos afectados por la inmigración.
Antes de que los defensores del Sistema salgan a la palestra, acusándome de aprovechar una reivindicación que consideran “racista” y “xenófoba” para hacer apología del odio hacia los inmigrantes, he de avisar que siempre he tratado con muy buenos modales al extranjero que conmigo ha actuado de la misma manera (a día de hoy, la educación es algo que ni los marxistas culturales han logrado arrebatarme).
Pero hay cosas que no se pueden permitir. Y el que venga gente de fuera a quedarse con nuestros empleos y nuestras plazas en el sistema educativo es algo que no se puede consentir ni tolerar.

He pasado varios años oyendo a los maestros (colectivo progresista por excelencia) que los alumnos inmigrantes se comportaban mucho mejor que los españoles y que solían sacar mejores notas.
No lo negaré, muchos alumnos inmigrantes sacaron mejor nota que un servidor en gran parte de la enseñanza secundaria. Incluso demostraron tener más capacidad para el estudio de cara al futuro.
Pero lo que esos profesores se han negado a ver, hasta el día de hoy, es que cuando llegó el momento de mostrar la madurez personal que supuestamente se había adquirido con el paso de los años y se dieron las circunstancias en las que un alumno tenía que demostrar hasta donde era capaz de llegar por su esfuerzo y determinación…en esos momentos, sus “queridos” e “inteligentes” alumnos inmigrantes se quedaron por el camino y solo Dios sabe donde estarán.
Digo todo esto porque varias veces he escuchado el deterioro del sistema educativo español como argumento a favor de la prioridad nacional. No caeré en generalizaciones gratuitas y baratas, porque eso es de progresistas. He visto a españoles ser mucho más responsables de altercados en institutos (y fuera de los institutos).
Pero ese no es motivo suficiente para justificar el que nuestras aulas se llenen de extranjeros, provocando así que haya menos plazas disponibles para los alumnos de nacionalidad española. Y sé de lo que hablo, porque en mi localidad se abrió una guardería donde los inmigrantes tenían preferencia.

El problema es que una de las ventajas que se les está dando a los inmigrantes es que los españoles presentamos una natalidad muy baja, como consecuencia de la mentalidad materialista “progre” impuesta desde hace años, donde se elogia el llevar una vida despreocupada y sin responsabilidades familiares y se desprecia el modelo tradicional de familia.
¿Acaso hay alguien que no haya oído el argumento a favor de la inmigración en el que se defiende la llegada de inmigrantes porque vienen con sus hijos?.
No me cansaré de repetirlo: los “progres” son una panda de “señoritos” que solo quieren explotar la sexualidad en búsqueda de su placer personal y no pensando en el futuro de ese país. Son tan “señoritos”, tan burgueses, tan materialistas…son tan “progres” que como mucho quieren tener uno o dos hijos, defendiendo que los inmigrantes tengan cinco o seis para ahorrarles a ellos el trabajo de criar, educar y cuidar a los suyos propios.

Retornando al sistema educativo y a la inmigración, quiero contar un par de anécdotas.
Al comienzo del curso, estaba haciendo cola para adquirir unos libros de texto (tochos infumables de Derecho que, como hijo de trabajadores que soy, me resultaban muy caros). De repente me fijo en que una alumna extranjera, perteneciente a una de esas comunidades que “en teoría” presentarían comportamientos “machistas” hacia la mujer, saca de su cartera un billete verde. Apenas he visto en mi vida billetes verdes, por lo que durante un rato me quedé bastante desconcertado…hasta que caí en la cuenta de que el susodicho billete era de cien euros.
Yo no daba crédito. “¿Cien euros?. ¿Por qué esta gente, que supuestamente viene a España porque en su país no tiene nada, luego anda por la calle con billetes de cien euros en la cartera, y yo tengo miedo de llevarlos de veinte por si me roban?”, pensaba yo sin dar crédito.
Pero eso no es lo único que he visto en la universidad que pueda criticarse de esa gente.
Además de llevar el pañuelo a todas horas en la cabeza (los profesores lo defienden como un derecho de “libertad religiosa”), no se cortan a la hora de quejarse de que los inmigrantes no tengan en España el derecho a voto. Igual que tampoco se cortan a la hora de decir que “en España hay una sociedad multicultural y los españoles tenemos que aceptarlo”.
Y una última cosa en la que quizá nadie haya caído: la presencia de los inmigrantes en las universidades significa que ya no solo van a ser los españoles no cualificados los perjudicados por la inmigración. Dentro de unos años, los graduados en la carrera que sea tendrán (diría “tendremos incluyéndome a mí, pero nunca se sabe que pasará en el futuro) que competir por un puesto de trabajo con otro individuo que, por ser de otra raza y cultura, tendrá la prioridad por la “discriminación positiva”.
¿En que me baso para argumentar esto?. En la última selectividad, a los encargados de organizarla se les ocurrió la “genial” idea de poner exámenes voluntarios para subir nota en caso de desempate a la hora de acceder a carreras con notas de corte altas. Eso provocó una inflación grandísima en las notas.
El “progre” más tonto se preguntará que tiene esto que ver con la inmigración. Pues se lo voy a decir: si hay más demanda de plazas para la universidad, es porque hay más alumnos. Si en los últimos años los españoles han tenido menos hijos y los inmigrantes han establecido en España sus prolíficas descendencias, está claro que muchos inmigrantes están optando a esas plazas. Por lo tanto, sin esos inmigrantes, quedarían más plazas libres para los españoles y las notas de corte de las carreras universitarias podrían cifrarse en función de su complejidad y no de la demanda que presentara a la hora de realizar la matrícula.

Siento haberme apartado tanto del tema inicial, pero es que pretendía demostrar que puedo hacerme una idea de lo que están pasando Jesús y Oscar.
Y digo que “puedo hacerme una idea” porque yo hasta ahora no he pasado hambre ni he tenido que vivir en la calle. Pero sé lo que es ser infravalorado en beneficio de un inmigrante que, en la mayoría de las ocasiones, viene a España a disfrutar de los derechos que legítimamente nos corresponden a los españoles por nacimiento.
Jesús y Oscar están representando no solo a los trabajadores, sino a todos los españoles perjudicados por la llegada de la inmigración masiva y descontrolada a nuestro país.
Su actitud es más que elogiable y justificable, y desde aquí quiero mandarles mi más sincero ánimo para que todo les vaya bien y tengan éxito en sus reivindicaciones.
Dios quiera que, dentro de unos días, el Ministerio de Trabajo haya cedido a sus reivindicaciones, porque eso significará que los españoles hemos ganado una batalla.

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